jueves, 8 de octubre de 2015

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Darles alas para que lleguen a ser lo que quieran

La presentación del informe ‘Por Ser Niña 2015’ de Plan Internacional llega en un año crucial para los derechos de las menores y su empoderamiento real



Niños y niñas en un colegios de Bangladesh. / SCOTT WALLACE (WORLD BANK)


“Ninguno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio será alcanzado sin la igualdad de género”, decía Graça Machel en la introducción del primer informe Por ser niña 2007. El Estado Mundial de las Niñas. Ahora los Objetivos de Desarrollo del Milenio son pasado y no hay un solo país en el mundo que pueda anunciar a los cuatro vientos la igualdad real entre hombres y mujeres. Ahora es tiempo de mirar al futuro e incluir esa igualdad de género de forma transversal en todos y cada uno de los nuevos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); es hora de “poner a las niñas en el centro de los ODS”, como quiso dejar claro la directora general de Plan Internacional, Concha López, ante el Congreso de los Diputados este martes en la presentación de su informe Por Ser Niña 2015. Los Asuntos Pendientes en los Derechos de las Niñas.
Empezaron las campañas Por ser niña en el año 2007 con la intención de que “al menos una vez al año sus problemas estén en el centro de la actualidad”. 2015 es especial porque se cumple el 20º aniversario de la firma de la Convención de Beijing,donde los derechos de las mujeres se convirtieron en una realidad y porque hace menos de dos semanas que nos hemos puesto nuevos objetivos en los que la mujer tiene un papel clave.
Por eso, el informe de este año es más político que nunca. Aunque es necesario visibilizar que ha habido avances, como que se han prevenido cuatro millones de muertes de niños y niñas en los últimos 40 años gracias a la educación o que se ha reducido casi a la mitad la tasa de mortalidad materna desde 1990, hay que seguir actuando porque sigue siendo la primera causa de muerte en mujeres entre 14 y 19 años. Así, el informe se dibuja en torno a cuatro ejes, tal y como ha explicado Concha López en el Congreso: el derecho a la equidad, a tener las mismas oportunidades que los niños; a erradicar las prácticas vulnerables, es decir, el matrimonio forzoso, la mutilación genital femenina o el embarazo adolescente; a ampliar tres años más la educación básica y garantizar el acceso universal a la secundaria —si bien hay que felicitarse porque el acceso a la educación primaria ha llegado al 90%, esos esfuerzos son "fragmentados y no completos"—; y, por último, a abrir espacios políticos y conseguir que las niñas "participen en los procesos que van a decidir su vida".

Girl for president

En el fondo, este informe —y la organización— buscan “dar alas” a las niñas. Una acción que se visibiliza en la campaña #Girl4President que según Pilar González, directora de Comunicación de Plan Internacional, quiere llegar al millón de adhesiones para pedir a los gobiernos locales y a las instituciones internacionales que “las niñas estén en el corazón de las agendas políticas”. En el mundo hay 500 millones de menores que deberían liderar el desarrollo económico y no pueden porque no les dejan, son obligadas a abandonar sus estudios, son casadas o marginadas, según datos del informe.
Han querido presentar delante de todos los grupos parlamentarios —y en la sala donde se firmó la Constitución Española— una campaña que busca visibilizar el empoderamiento de las niñas y de las mujeres para hacer de ellas las nuevas líderes del mundo. Un ejemplo de ello es Elma, una chica de 17 años que es embajadora de la organización y que cuando se le pregunta sobre lo que quiere ser de mayor lo tiene muy claro: quiere ser política, primero en su país, Bangladesh, y luego en el mundo entero. “Como soy una chica, tengo simpatía y empatía por el resto”, dice la joven. “Cuando ellas no tienen la oportunidad de conseguir una educación decente, sufro por ellas”, continúa. Por eso, quiere poder trabajar por todas las que se ven obligadas a casarse y dejar los estudios.

Las niñas, las verdaderas embajadoras

Elma es una de las tres niñas que asistieron al acto. Cada una trabaja por una causa, para acabar con una violación sistemática de los derechos de las niñas. Sohila es egipcia y como muchas otras chicas de 15 años quiere ser actriz. No para pasear por la alfombra roja o posar delante de las cámaras, sino “para enseñar qué sienten las mujeres”. Su otro sueño es ser doctora para garantizar “el acceso igualitario a la salud de hombres y mujeres”, porque como denuncia en muchos países cuando llegan a consulta un chico y una chica, muchos doctores prefieren atender al varón y hacer que ella siga el tratamiento de él sin ni siquiera examinarla.
Amelia también tiene 15 años, pero ella no quiere ser política, actriz o doctora, como sus compañeras, sino trabajadora social. Fue la última que se escuchó tras los portavoces parlamentarios en la sala de Congreso. Era una voz coral, la de las otras dos embajadoras sentadas a su lado, pero también la de miles de niñas “que no pueden alzar la suya”. Su discurso fue tajante para su corta edad: “Somos sujetos de derecho, somos el presente y queremos tener un futuro mejor en donde se nos dé educación de calidad, en donde las leyes nos amparen, en donde las personas que toman decisión sobre nosotras nos ayuden. Pero sobre todo, queremos ocupar el lugar que merecemos: ser niñas”. Un discurso largamente aplaudido por los ponentes, pero también por decenas de adolescentes que asistieron de colegios e institutos de Madrid para ser parte de estas demandas.
La directora de la organización internacional quiso poner en relieve que “la suerte no debe ser la justicia”, es decir, que es necesario poner los mecanismos necesarios para que el azar de nacer en uno u otro sitio no sea la que dictamine la justicia que va a recibir esa persona. Un hecho que también destacó el portavoz del grupo parlamentario vasco Joseba Aguirretxea: “Yo nací chico, en un lugar donde no había hambre, donde no faltaba el agua, donde pude estudiar y con un entorno familiar que me quería”. Cinco factores que le diferencian de 62 millones de niñas que, según datos de Plan Internacional de 2012, no van al colegio o del 30% de niñas entre 15 y 19 años que han experimentado violencia en la pareja. “Esa gran diferencia se da por el primer punto: que yo nací chico” porque aunque nazcas en lugares donde abunda el hambre, no hay agua ni saneamiento, el acceso a la educación es difícil y la violencia familiar está extendida. “Si naces chico tienes una ventaja mucho mayor”.

No hay asuntos de mujeres, hay asuntos de todos

En el informe, por tanto, también están muy presentes los chicos porque sin ellos la igualdad nunca llegará a ser real. Escribe Chernor Bahr, un activista sierraleonés defensor de la educación global que la vida de sus hermanas parecía importar menos: “La sociedad pasó mucho tiempo diciéndoles a ellas y a otras niñas que había expectativas más altas para mí solamente porque era un niño. Las probabilidades estaban y siguen estando en su contra”. En esta misma línea, Carles Campuzano, portavoz CiU, apuntaba: “El asunto de las niñas no es un asunto de niñas o de mujeres. El reto de la igualdad tiene que ver mucho con la asunción por parte de los hombres de nuestras responsabilidades y corresponsabilidades. No hay asuntos que son de mujeres y asuntos que son de hombres; los asuntos son de todos”.
El resto de parlamentarios se quisieron acordar de su niñez y de esas frases que recuerdan de sus madres y que tanto tienen que ver con el hecho de estudiar. “Hija, estudia porque la educación es la herramienta más potente que te hará tener oportunidades de igualdad”, le decía su madre a la portavoz socialista Susana Ros estableciendo esa relación tan importante entre empoderamiento y educación, que también señalaPlan Internacional en el informe de este año. “Leed”, le aconsejaban a Rosa Díez, portavoz de UPyD, y a sus hermanos, junto a esa frase motivante de “podéis ser lo que queráis ser” y que recuerda al mensaje de empoderamiento que no se dejó de escuchar durante toda la jornada. Marta González, del Grupo Popular, se quiso acordar de todas las mujeres que a lo largo de la historia nos han hecho avanzar: de Olympe de Gouges, guillotinada por clamar que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa “no recogía los derechos de las mujeres” o de Clara Campoamor, a la que debemos el voto en España y que trabajó “para que los hombres encuentren a las mujeres en todos lados u no sólo donde vayan a buscarlas”. Carles Campuzano también recordó de sus maestras que le enseñaron a preocuparse por lo que es de todos, a tener sentido crítico, pero sobre todo a ser “corresponsables entre hombres y mujeres y a que todos tenemos que ser tratados iguales y todos teníamos las mismas responsabilidades”.
A lo largo de la historia el “desafío de ser joven y ser mujer”, ha dejado a niñas y adolescentes en un segundo plano, así que es el momento de coger esas alas de las que hablan en Plan y despegar para acabar con la violencia, el abandono escolar, los matrimonios forzosos, los embarazos no deseados, la desigualdad salarial, la precariedad laboral y los techos de cristal. Son mucho los retos a afrontar en la agenda post2015, pero no por ello hay que abandonarlos.

La discriminación, en datos

  •  En casi todos los países de la OCDE las niñas son más ambiciosas que los niños.
  • Hay 7,4 muertes por cada 1.000 niñas nacidas mientras que en caso de niños nacidos, esa misma cifra se reduce a 1,5.
  • La mortalidad materna sigue siendo la primera causa de mortalidad en mujeres entre 14 y 19 años.
  • El salario promedio a nivel mundial de las mujeres es un 24% inferior al de los hombres.
  • El 75% del empleo de mujeres en regiones de desarrollo es informal y carece de protección.
  • En 15 países del mundo los maridos pueden objetar legalmente para que sus esposas no trabajen.
  • En 79 países hay leyes que restringen los tipos de puestos a los que las mujeres pueden acceder.

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