sábado, 15 de octubre de 2016

La Historia de la Semana: Aunque la china se vista de seda…

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¡Buenos días, "el dispreciau"!
Se atribuye a Deng Xiaoping, el principal líder de China tras la muerte de Mao, la famosa frase “no importa que el gato sea blanco o sea negro, lo importante es que cace ratones”. Refleja el pragmatismo que se impuso en el gigante asiático para abrazar algunos aspectos del capitalismo, sin dejar sus raíces comunistas.
Una frase que luego copiaría Felipe González para justificar el carácter elástico del PSOE del relativismo y el todo vale.
El llamado socialismo de mercado convirtió a China en la economía de más rápido crecimiento del mundo, el mayor exportador e importador de bienes y la primera potencia industrial.
Se dieron así curiosas paradojas: un país que cinco minutos antes estaba en vías de desarrollo llegó a ser el primer mercado para bienes de consumo de lujo, y el número de ricos –con fortunas superiores a 1.000 millones de yuanes, unos 110 millones de euros- pasó de 24 en el año 2000 a 1.363 en el 2010.
Pero tras la fachada deslumbrante del skyline de Shanghai, se esconden terribles realidades que nos retrotraen a los peores tiempos del maoísmo.
Por ejemplo, las granjas humanas. Según Jinato Liu, un hombre de 36 años, que sufrió cárcel y torturas "China secuestra a personas, les encierran en granjas y les extirpan los órganos mientras siguen vivos".
Jinato vivió para contarlo y su increíble testimonio ha llegado hasta Occidente.
La realidad de los campos de trabajo chinos es aterradora. Las minorías religiosas y los disidentes políticos son encarcelados sin razón durante años. En ese tiempo son torturados y a algunos les llevan a instalaciones quirúrgicas donde les extirpan sus órganos mientras aún están vivos.
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Pero luego el presidente Xi Jinping alterna con los mandatarios de EEUU y la Unión Europea y los inversores occidentales hacen negocios en el gigante asiático. Y nadie protesta por este ‘Archipiélago Gulag’ de campos de trabajo donde los cuerpos humanos no son sino propiedades del Estado.
Tal vez porque en determinados países de Occidente empieza a ocurrir un fenómeno similar. Aquí no tenemos granjas humanas pero en Holanda ya se ha propuesto que los médicos puedan extraer los órganos de pacientes vivos que hayan solicitado la eutanasia.
Y en EEUU ya se trafica con órganos de bebés, solo que los nuevos negreros ocupan despachos con moqueta. Bien lo saben Cecile Richards, directora de Planned Parenthood, la multinacional del aborto, y también Obama y la actual candidata Hillary Clinton. No en vano la multinacional ha colaborado en las campañas del Partido Demócrata y la Casa Blanca ha devuelto el favor con apoyos económicos.
Pero esto no es la China postmaoista, donde los cuerpos humanos son propiedad del Estado ¿O quizá sí?...
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¡Hasta el sábado que viene!
Alfonso Basallo y la Redacción de Actuall.

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