jueves, 4 de septiembre de 2008

PESCADORES DE ALMAS

Evangelio según San Lucas, capítulo 5, versículos del 1 al 11
4 de Setiembre de 2008

Semana XXII del Tiempo Ordinario

LA PESCA MILAGROSA



1. Y sucedió que la muchedumbre se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús de pie junto al lago de Genesaret.
2. Y viendo dos barcas amarradas a la orilla del lago, cuyos pescadores habían descendido y lavaban sus redes,
3. subió en una de aquéllas, la que era de Simón, y rogó a éste que la apartara un poco de la tierra. Y sentado, enseñaba a la muchedumbre desde la barca.
4. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Guía adelante, hacia lo profundo, y echad las redes para pescar".
5. Respondióle Simón y dijo: "Maestro, toda la noche estuvimos bregando y no pescamos nada, pero, sobre tu palabra, echaré las redes".
6. Lo hicieron, y apresaron una gran cantidad de peces. Pero sus redes se rompían.
7. Entonces hicieron señas a los compañeros, de la otra barca, para que viniesen a ayudarles. Vinieron, y se llenaron ambas barcas, a tal punto que se hundían.
8. Visto lo cual, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús, y le dijo: "¡Apártate de mí, Señor, porque yo soy un pecador!"
9. Es que el estupor se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la pesca que habían hecho juntos;
10. y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Pedro. Y Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora pescarás hombres".
11. Llevaron las barcas a tierra y, dejando todo, se fueron con Él.



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1 ss. Véase Mat. 4, 18 ss.; Marc. 1, 16 ss.

3. Simón es el nombre primitivo de Pedro antes de su vocación. Desde esta escena la barca de Pedro es mirada como símbolo de la Iglesia.

6. Se rompían: Nótese el contraste con la segunda pesca milagrosa (Juan 21, 11), donde se hace constar que las redes no se rompían; por donde parece encerrarse en esto un significado simbólico, que ha sido interpretado de muy diversas maneras, pero que Jesús acentúa en el v. 10. Cf. Mat. 13, 47 y nota.

8. Un día comprenderá Pedro que, precisamente porque somos pecadores, no podemos decirle a Jesús que se aleje, sino que venga como médico. Véase v. 32; Juan 13, 8 y notas.

10. Pescarás hombres: ¡Maravillosa promesa de eficacia en nuestro apostolado! Así como antes no conseguía ningún pez y ahora tiene tantos por haberse apoyado en la palabra de Jesús para echar la red, así también, aun en medio de este mundo malo, podremos pescar hombres sin número, si usamos para ello las palabras del Evangelio y no las nuestras. Cristo oró por nuestro éxito (Juan 17, 20) y sigue orando hasta el fin (Hebr. 7, 25).

11. Pedro y sus compañeros tenían familia y hogar. En un instante lo dejaron todo para seguir a Jesús, y eso que en aquel momento no creían todavía en su divinidad. Es decir que nadie podía resistirse a la suavidad del trato con Jesús, a menos que tuviera doblez en la conciencia. Cf. Juan 3, 19.

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