lunes, 10 de noviembre de 2008

NO IDEALIZAR EL IDEALISMO

Barack significa suerte en árabeObama: Idealismo y realidad
Por Maria Eugenia Estenssoro / 10 de Noviembre de 2008
En un mundo cansado de pragmatismo y candidatos enlatados, la elección del primer presidente negro de Estados Unidos revela la fuerza de los ideales para transformar la realidad.
Hace unos años asistí a una fascinante conferencia del académico y sociólogo Juan Carlos Agulla, en la que explicó que la democracia es un ideal al que lentamente se va aproximando la humanidad. « Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad » dijo, « enunciados en la Declaración de la Independencia de Estados Unidos y en la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa son aspiraciones siempre inconclusas, siempre por perfeccionar, hacia las que caminamos ».

Con la simpleza y profundidad de los sabios, Agulla agregó: « Si miramos a nuestro alrededor (era el trágico 2002), pensamos que estamos muy mal, y es verdad. Pero si imaginamos cómo era esta democracia hace 100 años o más, vemos que hemos avanzado mucho. Los procesos sociales, como todo proceso humano, son trabajosos y sinuosos » concluyó.

Los científicos hoy sostienen que construimos la realidad con nuestros pensamientos. Vemos con la mente. La realidad no es más que un reflejo de nuestras creencias e ideas. De ahí la fuerza de la palabra: « En el principio fue el Verbo », dice el Génesis. Y el verbo es palabra y es acción.

¿Y qué tiene todo esto que ver con Barack Obama ?, dirán ustedes.

Hace unos días, cuando llegué a Washington invitada por el Departamento de Estado para presenciar un hecho histórico, la elección del primer presidente negro de Estados Unidos, instintivamente fui a conocer el Monumento a Thomas Jefferson, el autor de la Declaración de la Independencia de 1776. Nunca antes había entrado. Dos párrafos, grabados en las paredes de mármol, me conmovieron especialmente :

« Sostenemos como evidentes en sí mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…»;

« El comercio entre amo y esclavo es despotismo. Nada está más ciertamente escrito en el libro del destino que este pueblo debe ser libre. »

Los ideales de igualdad, libertad y felicidad (éste último tal vez el menos explorado), así como la abolición de la esclavitud y toda forma de discriminación entre blancos y negros, están inscriptos en el ADN de esta nación, pensé.

Paradójicamente, Jefferson pudo concebir esas maravillosas palabras, pero él mismo fue un esclavista y tuvo siete hijos con su sierva Sally Hemings. La abolición de la esclavitud llegó 150 años después de la Independencia y los negros recién pudieron votar 100 años más tarde.

Otro medio siglo transcurrió hasta el 4 de noviembre de 2008, cuando los norteamericanos finalmente hicieron realidad el mandato fundador: un hombre de piel oscura fue elegido presidente y ocupará la Casa Blanca, la mansión presidencial construida con el sufrimiento de los esclavos.

De joven, Barack Hussein Obama padecía el peso de su extraño nombre. Sin imaginar, tal vez que, al nombrarlo, su padre, un hombre negro de Kenia, y su madre, una mujer blanca de Kansas, inscribieron un mandato en su mente y en su corazón: hacer realidad al pie de la letra los ideales de Thomas Jefferson.

Criado en Hawaii e Indonesia y educado en Harvard, Obama resume en su biografía y formación intelectual, el mestizaje genético y cultural necesarios para liderar la principal potencia en un mundo diverso y global. Por eso creo que su elección ha generado tanta expectativa.

« Barack » en árabe significa suerte, buena estrella. Por su compromiso, tesón y osadía, le deseamos suerte en español; good luck en inglés; barack en árabe; y baruj, bendiciones, en hebreo.
© Perfil - 09-11-2008

10 de Noviembre, 2008 - 13:05
CERASALE VÍCTOR NORBERTO dijo:


Estimada Señora SENADORA María Eugenia Estenssoro: las gentes de todo el mundo, cualquiera sea su condición social, cultural, o religiosa, esperan (esperamos, espero, pretendemos, pretendo) un cambio. Un cambio de actitud cierta desde el ámbito político hacia los estamentos ciudadanos. Una modificación de las conductas desde el poder hacia las personas…
Se percibe como una utopía. Ni siquiera como una posibilidad lejana.
No obstante, las circunstancias suelen confluir hacia nodos inesperados y cuando uno menos lo espera, se producen bisagras que se transforman en hitos históricos. Como alguna vez le he expresado, cuando la cuerda se tensa irracionalmente las consecuencias se dan de manera inversa al resultado pretendido. Este fenómeno lo he verificado en numerosos trabajos propios de investigación de las reacciones sociales ante las carencias básicas en salud, transferibles desde luego a otros ámbitos.
El Presidente Bush se precia justamente por su convicción irreversible de avanzar a cualquier costo. Los resultados de este desprecio en la evaluación de los efectos se ha traducido en una acumulación de calamidades de difícil reversión. No obstante ello, no es el único en dicho proceder ya que el poder político desde la última década del siglo XX y la primera del que cursa, se pueden preciar por su incapacidad para “entender la realidad ajena”… con todos los grises que ello conlleva.
Nosotros, ciudadanos argentinos golpeados hasta el hartazgo por el ejecutivo de turno y sus socios en la/s legislatura/s y la justicia, no escapamos a la regla.
De allí que la “exclusión” sea regla en vez de ser apenas una excepción.
De allí que las víctimas se acumulen no sólo en las estadísticas sino que abarcan a todos los ámbitos de la rutina, la que nos apabulla por sus excesos al tiempo que los discursos hablan de realidades intangibles.
Barack Obama es apenas un hombre.
Un hombre con capacidades indudablemente ciertas, pero hombre al fin.
Solo no puede hacer nada más que aquello que le permitan sus gracias y dones concedidos para su propia vida. Por ende, la tarea necesaria para inducir un cambio amerita tareas consonantes de muchas personas que con sentido de equipo busquen una finalidad común: “dar vuelta esta temible realidad que nos agobia y ahoga cada día”.
En lo personal jamás he creído en las personas como individuos prodigiosos, magos que hacen de la realidad un castillo de cristal donde todos podemos vivir felices. Creo en los equipos de trabajo donde cada uno debe guardar un rol y donde la conducción debe ser ejercida con “sabiduría” antes que con inteligencia. Donde la habilidad consiste en aglutinar y obtener lo mejor de cada quien a favor de todos, no favoreciendo a algunos en desmedro de los muchos.
Desconsidero la obsecuencia como método de sustentabilidad.
Desconsidero el tener que sonreir cuando en realidad es necesario llorar.
Desconsidero el tener que decir que sí para que quien escucha esté conforme…
NO SIRVE.
Este mundo, el suyo y el mío en el tiempo que nos toca transcurrirlo, demanda un regreso a las fuentes con el objeto concreto de establecer un nuevo orden social, económico, y hasta cultural. Indudablemente todas las fuentes son cuestionables por ende sólo son eso: fuentes para una finalidad que debe ser adaptada, ajustada y modificada.
Entiendo que este hombre, Barack Obama, es consciente de su entorno lo cual no es suficiente porque el mundo, plagado de buenas intenciones, está ahogado en actos de barbarie que los medios ajustan a su conveniencia (caso China por ejemplo, donde los que la pasan bien son pocos en relación a los sufrimientos que padece la mayoría, vejada por el propio estado político; no muy diferente a Rusia y sus ex-socios de la Unión Soviética; no muy distinto a…).
Estados Unidos y su conducta política y económica han puesto de rodillas a muchas sociedades y han denigrado a numerosas culturas. La historia ya está escrita y ello no puede ni podrá ser borrado por marketing alguno.
Léase, la avaricia y la angurria de poder no son buenas consejeras. El ejemplo lo tenemos en nuestras propias narices, todos los días, cada minuto ya que como ciudadanos somos víctimas de unos pocos oportunistas que hacen “abuso” de su poder, despreciando las necesidades ciertas y las demandas contenidas.
No obstante, Obama se encuentra ante dilemas que no son fáciles de revertir. América Latina está ocupada por poderes políticos mesiánicos que han derruido las bases sociales y destruido las tradiciones. No aprecio que América Latina esté entre las prioridades del nuevo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Las prioridades son otras:
1. El conflicto en Irak (creado por ellos)
2. El conflicto en Pakistán (creado por ellos)
3. El conflicto en Afganistán (creado por ellos)
4. El quiebre del equilibrio económico mundial (creado por ellos)
5. El incipiente conflicto con Irán (creado por ellos)
6. El incipiente conflicto con Rusia (re-creado por ellos y aventado por las mafias internas del país europeo)
7. Todos los conflictos internos del cercano oriente, manipulados por ellos.
8. La destrucción de las fuentes energéticas y por ende de los entornos ambientales con el sólo objeto de sostener un modelo consumista que se ha “consumido” en sí mismo, dejando la desolación por donde ha pasado.
Esas son sus prioridades, que conforman una madeja embrollada y difícil de desentrañar.
¿Cuántas más víctimas habrá, producidas por las miopías del poder?… Nadie lo sabe. Seguramente serán (seremos) muchas.
Insisto SENADORA, quien quiera buscar un espacio deberá encontrarlo pro-activamente, partiendo de su propia iniciativa y capacidad/es. Si ARGENTINA pretende como sociedad, alguna vez, re-integrarse al mundo deberá hacerlo por vuestra iniciativa.
Aquellos que hemos vivido o ejercido funciones fuera del país, solemos convertirnos en ciudadanos del mundo ya que ARGENTINA jamás a recibe a sus hijos aún cuando haya fabricado las circunstancias para expulsarlos. Los ejemplos son muchos desde la hora cero de nuestra historia y se recrea todos los días. TRADUCIDO: en nuestra amada tierra, reina el desprecio…
El PODER EJECUTIVO de turno declama, pero sus palabras siempre contradicen a sus conductas lo cual hace que los ciudadanos no confiemos más, y no sepamos hacia dónde pretenden ir y llevarnos. La FUNCIÓN PÚBLICA ha sido tergiversada por lo que poco y nada podemos hacer nosotros (los mortales) para modificar dicha realidad.
Como Usted puede apreciar en apenas un año de ejercicio de la Dra. Cristina Fernández, el EJECUTIVO se ha llevado puesto no sólo el campo, las AFJP, Aerolíneas, la pesca, la energía, la educación, la salud, la seguridad pública, el derecho privado, sino las pocas fuentes de trabajo que quedaban y consecuentemente las pocas esperanzas que nos quedaban (permítame la redundancia). Como ciudadano percibo que van por más.
A esta altura de los acontecimientos, lo único que puedo expresar como ciudadano de un país devastado, es que mi alma, mi dignidad, y mi convicción no las entregaré, cual sea el precio que tenga que pagar por ello…
Lo de Obama, como lo de cualquier político, debe ser traducido a hechos concretos. Todavía no comenzó. No es bueno idealizar a las personas. Todos tenemos virtudes y defectos. Las capacidades se deben demostrar cada día en hechos a favor de las gentes. Cuando las palabras dicen una cosa pero los hechos indican lo contrario, las ideas se hacen trizas y hasta ahora… los excluidos quintuplicamos a los incluidos. Lo demás, es apenas lo demás. A mí (en lo íntimo) lo único que me deslumbra es la obra de DIOS.
Un cordial saludo
CERASALE
http://wwweldispreciau.blogspot.com

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