miércoles, 31 de diciembre de 2008

VERBO DIVINO

Evangelio: Juan 1,1-18
"La Palabra se hizo carne"


En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
FUENTE: www.aciprensa.com

NOTA DEL BLOG: en estos tiempos de palabras vacías, carentes de contenidos, prescidentes de certidumbre, vacías, nulas, que esconden intenciones de atropello, dominación, denigración y toma de los espíritus perdidos, más que nunca se hace evidente la necesidad de asistir a la PALABRA DE DIOS, el VERBO DIVINO. Sin él NADA EXISTE ni lo haría. Sin él NINGUNO DE NOSOTROS tendría vida en los tiempos respirables. Sin él NINGUNO DE NOSOTROS tendría acceso a la VIDA ETERNA. De allí el sentido último de la PALABRA. Aquella que debe pronunciarse. Aquella que NUNCA deberá decirse. Las PALABRAS crean corrientes magnéticas que construyen tanto como destruyen según sea el contenido del alma en el momento de su expresión. Es algo semejante a cocinar un alimento mascullando odio... el que coma dicho alimento se llenará del sentimiento de odio y desprecio. De ahí la importancia del AMOR SINCERO entregado como PALABRA o como ALIMENTO. El primero es para el alma. El segundo para las entrañas. Los dos duelen de manera equivalente. Por ello, ante la agresión de palabra no hay nada mejor que el SILENCIO. Por ello, ante la agresión física no se debe omitir que el cuerpo es apenas una cáscara circunstancial para perdurar un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. AMEN. [el dispreciau: harto de ver como se desprecia la creación y se niegan las responsabilidades tanto como se dismulan los compromisos].

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