lunes, 25 de mayo de 2009

Nacionalizaciones... (acordadas estratégicamente)


Primera parte
Chávez estatizó por necesidad, dicen en Caracas
Pdvsa está muy endeudada con una de las empresas de Techint
Noticias de Política: Lunes 25 de mayo de 2009 | Publicado en edición impresa


Hugo Alconada Mon
Enviado especial


CARACAS.- "¡Nacionalícese! ¡No hay nada que discutir!", dijo el presidente venezolano, Hugo Chávez, y así, de sopetón, ordenó expropiar seis empresas de la región minera de Guayana, en el estado de Bolívar. Entre ellas, dos del grupo argentino Techint y una tercera en la que el emporio de Paolo Rocca tiene un paquete accionario minoritario. Chávez, dicen aquí tanto acólitos como rivales, lo hizo por necesidad y no se detuvo a sopesar los coletazos que causaría su orden en la Argentina, tanto en el mundillo empresarial como en sus aliados políticos, los Kirchner.

Sólo después su orden empezó a verse como una movida estratégica destinada a "integrar en un solo conglomerado el sector de producción y transformación del hierro". Pero acá todos están convencidos de que tomó la decisión sobre la marcha, frente a las cámaras de televisión que transmitían en directo el "Taller hacia la transformación socialista de las empresas básicas", el jueves, en la ciudad de Guayana. De hecho, el decreto que dispone la estatización de esas empresas todavía no aparece por ningún lado. La decisión de Chávez reconoce como antecedente la nacionalización de Sidor (Siderúrgica del Orinoco), también del grupo Techint, en abril de 2008.

Una de las tres empresas de las que Chávez acaba de anunciar la expropiación, Tubos de Acero de Venezuela SA (Tabsa), intermediaba entre Sidor -que le daba los "tochos" con los que fabricaba los tubos sin costura- y la petrolera oficial Pdvsa, que compraba esos tubos sin chistar.

El problema es que el barril de petróleo cotiza ahora cerca de los US$ 60, muy lejos de los 150 dólares que alcanzó a mediados de 2008. Con la caída de los ingresos, Pdvsa no sólo recortó 20% el salario de sus ejecutivos y congeló los sueldos de toda su plantilla, sino que comenzó a demorar los pagos a sus proveedores. Sólo a Tabsa, la petrolera llegó a deberle más de US$ 50 millones durante los últimos seis meses, confirmó LA NACION de dos fuentes independientes entre sí.

Tabsa comenzó, a su vez, a demorar sus pagos a Sidor. Llegó a acumular una deuda por algo menos de US$ 10 millones. Pero con la siderúrgica Sidor ya bajo el mando del ministro del Poder Popular para las Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, no hubo comprensión para la firma deudora. Le cortaron la provisión de la materia prima. Poco después, Tabsa paralizó su producción.

Al día siguiente del anuncio de Chávez, el jueves pasado, Pdvsa se lo informó de manera formal a las autoridades del holding Tenaris. Y el segundo del ministro Sanz en Sidor se presentó en Tabsa y en Matesi (Materiales Siderúrgicos), la otra empresa que controla aquel grupo, más Comsigua (Complejo Siderúrgico de Guayana), donde el holding cuenta con un paquete minoritario.

El recién llegado era Miguel Alvarez, director ejecutivo que colocó el Estado venezolano en Sidor. En Tabsa, aprovechó la hora del almuerzo en el comedor para conversar con los trabajadores. Primero les prometió que no padecerán "atropellos". Luego les explicó: "Todavía no hay un decreto de estatización". Y, por lo tanto, dijo, tenían que seguir trabajando "hasta saber en qué términos planteará el decreto la expropiación".


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"Huida hacia adelante"
"Se trató de una huida hacia adelante por parte de Chávez", dijo a LA NACION el analista político Damián Prat, autor de una columna que publica el diario Correo del Caroní en Guayana, y testigo de lo que pasó. "Ese día, Chávez debía anunciar su plan de rescate de la industria del aluminio, que está en una muy crítica situación desde hace cuatro o cinco años. Sólo buscó desviar la atención".

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuenta también con un testigo directo de lo que pasó. Se trata del presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Enrique Martínez, un asiduo interlocutor de Chávez, quien le dedicó un par de bromas en plena transmisión satelital, rodeado de sindicalistas que militan en el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Chávez y Martínez se conocen desde hace años. El venezolano visitó incluso el INTI en su recordado paso por la Argentina de agosto de 2007, cuando Guido Alejandro Antonini Wilson irrumpió como escándalo hemisférico con una valija que aún no se sabe de quién es ni su destino. Firmaron un contrato para la transferencia de tecnología y la construcción de 56 plantas industriales en Venezuela.

Por aquel entonces, la tensión entre Tenaris y el gobierno chavista comenzaba a despuntar. Fue cuando Chávez -que ayer dijo desde Ecuador que "quedó pulverizado el paradigma neoliberal"- comenzó su ofensiva contra la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), que terminó en manos del Estado bolivariano a cambio de US$ 1970 millones de indemnización.

El acuerdo fue muy bueno para Tenaris, a los ojos de los venezolanos, que creen que Chávez pagó más de lo que debía por Sidor, sólo para congraciarse con la Casa Rosada. Pero eso no disipó la tensión con el holding Tenaris. Por el contrario, el arribo de los funcionarios bolivarianos a la siderúrgica la agravó aún más.

Una promesa que ya es historia

Fue uno de esos encuentros diplomáticos en los que sobran las sonrisas y los gestos amables. Hugo Chávez y el entonces presidente argentino Néstor Kirchner salieron sonrientes de un encuentro bilateral que habían mantenido el jueves 18 de enero en Río de Janeiro. Allí, el presidente venezolano prometió públicamente que "nosotros decidimos recuperar las empresas que fueron privatizadas y que no están cumpliendo su función social. Las empresas argentinas no deben preocuparse, siempre y cuando cumplan con las leyes venezolanas", dijo entre sonrisas y el gesto de alivio de Kirchner.

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Pdvsa está muy endeudada con una de las empresas de Techint

lanacion.com | Política | Lunes 25 de mayo de 2009


Segunda Parte
Las quejas contra Chávez esconden el miedo a los planes de Kirchner
Los empresarios argentinos creen que el Gobierno podría avanzar con más estatismo
Noticias de Política: Lunes 25 de mayo de 2009 | Publicado en edición impresa


Carlos Pagni
LA NACION

Es inevitable que el tiroteo de declaraciones que protagonizan en estos días empresarios y ministros termine en un malentendido. Las cámaras corporativas aprovecharon las confiscaciones del presidente de Venezuela para formular una reivindicación abstracta de la iniciativa privada.

El Gobierno respondió con un contundente "no somos Chávez". Una aclaración rápida, hasta creíble, pero insuficiente. Porque, dado el grado de intervencionismo oficial que pesa sobre la actividad privada, el empresariado local necesitaría que Julio De Vido, Florencio Randazzo o Hugo Moyano dijeran "no somos Kirchner". Es el problema de hablar con alegorías: los hombres de negocios que pidieron a la Presidenta que defienda el desarrollo de las empresas argentinas en el exterior querían pedirle, en realidad, que defienda el desarrollo de las empresas argentinas en la Argentina. No se animaron y, por lo tanto, el problema sigue abierto.

Los líderes de las principales compañías creen que, a partir del 28 de junio, podrían quedar ante una combinación endemoniada: que Kirchner ponga una eventual victoria en la provincia de Buenos Aires, por mediocre que fuere, al servicio de una nueva intervención sobre la economía privada. Los problemas que llevaron al Gobierno a modificar el calendario electoral -aumento de la pobreza y del desempleo y un cuadro fiscal asfixiante- están allí, esperando que alguien los resuelva. Dentro y fuera del gabinete se debate qué camino tomará el matrimonio gobernante.

Es verdad que Kirchner no es Chávez. Así como el empresariado argentino no se atreve a exponer una defensa abierta del capitalismo ni la Presidenta ni su esposo han propuesto el programa del estatismo. Al contrario, cada vez que confiscaron activos privados presentaron la decisión como la única salida que les dejó la mala praxis empresarial. Los Kirchner no expropiaron Aguas Argentinas, Aerolíneas ni los ahorros de los jubilados con la euforia tropical del emir bolivariano. Lo hicieron a desgano, como por obligación. Pero en todos los casos el Gobierno se había ocupado de asfixiar a los administradores privados, más incluso que de exigirles un mejor comportamiento.

El intervencionismo pingüino es culposo, ambiguo, por momentos desconfía del Estado. Por eso prefiere la creación de fideicomisos, gracias a los cuales los funcionarios pueden orientar contratos y quedarse con la parte del león de las tarifas, pero asegurándose de que las prestaciones seguirán siendo responsabilidad de los particulares.

Los empresarios argentinos saben que Kirchner jamás va a tomar una empresa manu militari y sin aviso. Pero con sólo incautar los activos que administraban las AFJP convirtió en mixtas a las principales compañías. Desde que se produjo esa operación y el Gobierno puso delegados en los directorios, las cámaras corporativas salieron de su letargo de seis años de conformismo.

Para formular otra advertencia, Kirchner destacó a Guillermo Moreno en la Papelera Massuh, que quedó conectada al gigantesco respirador del Estado. La reanimación consiste en ignorar la deuda y en robarles mercado a sus competidoras, que destruirán los puestos de trabajo que se conserven en Massuh. Pero al Gobierno le basta con hacer del caso una amenaza.

La recuperación
Los líderes empresariales temen la más mínima recuperación de Kirchner. A Paolo Rocca le intervinieron TGN, donde Techint es accionista. A los pocos días, el Gobierno obligó a Siderar a mantener personal contratado a pesar de la fenomenal reducción del mercado del acero. Después le designaron a Aldo Ferrer como director. El jueves, el diputado José María Díaz Bancalari les indicaba a los ejecutivos de la compañía que "recuerden que son una empresa del Estado, por lo menos en un 27%". Cuando ven a Kirchner recorrer el conurbano ufanándose de haber recuperado antiguas empresas públicas, en Techint recuerdan que Somisa es una privatizada.

Ni el "experto en mercados regulados" Sebastián Eskenazi duerme tranquilo. Ingresó en el negocio petrolero gracias a Kirchner, pero YPF ya no le garantiza los dividendos necesarios para saldar la deuda que contrajo con Repsol por las acciones compradas a Repsol (sic). Eskenazi está tentado con salir de YPF. Hay un fantasma que recorre la empresa: la entrada de Enarsa, que podría comprar una participación a Repsol, acaso con fondos venezolanos.

Héctor Magnetto, cabeza del Grupo Clarín, también tiene motivos para inquietarse. No sólo el Gobierno amenaza con una ley intervencionista el negocio de la radiodifusión. También un grupo de empresarios cercanos a Kirchner, cuya cara visible es Gerardo Werthein, se prepara para ingresar en Telecom. No piensan sólo en la telefonía, sino también en la TV por cable, donde Clarín es el principal operador. La guerra por Telecom, en la que compiten también Carlos Slim y un par de enigmáticos fondos de inversión, explica varios detalles de la Argentina actual. Por ejemplo, la predilección de los Kirchner por Telefé -de Telefónica, accionista indirecta de Telecom-a la hora de conceder reportajes.

El miedo también ganó al sistema financiero. Kirchner le pidió a Jorge Brito, el presidente de Adeba, que baje el costo del dinero. ¿Se lo habrá pedido también a Carlos Heller, su candidato-banquero porteño?

La reducción de la tasa es el aguijón con que Moreno ha venido hostigando no sólo a Brito, sino también a Martín Redrado, el presidente del Banco Central. El discurso antibancos tiene hoy tanto éxito que Barack Obama hizo una fiesta para anunciar límites a los intereses de las tarjetas de crédito.

Pero en la City temen que Kirchner traiga un cuchillo bajo el poncho. El Estado está atravesando una angustia fiscal cada vez más exigente y la Argentina carece de financiamiento. Hay funcionarios que prometen que buscarán un acuerdo con Fondo Monetario Internacional. Uno de ellos es Amado Boudou, con la autoridad de quien se imagina ministro de Economía en junio.

Otras cajas
Dado el costo político que supone ese regreso, los banqueros temen que Kirchner se tiente con otras cajas. Por ejemplo, que obligue a los bancos, a cambio de un bono, a ceder sus excedentes de liquidez: unos US$ 13.000 millones, depositados en el Banco Central y contabilizados como reservas.

"Pueden pensar en darle esa plata al Banco Nación para que la preste, demostrando que es mejor que los privados", imagina, espantado, un financista. Y concluye: "Sería un desastre, provocaría una corrida, hasta es mejor darle las reservas al Nación sin tocar a los bancos". Por supuesto, Redrado se opone a esta salida.

Los hombres de negocios saben que sus protestas por Venezuela no alcanzan para ahuyentar sus dramas en la Argentina. Por eso han comenzado a reunirse: el jueves, el grupo de los 7 almorzó en la UIA, donde también hubo contactos con AEA.

Para después de las elecciones, el Gobierno deberá atender un frente más, el empresarial. Aquel Acuerdo del Bicentenario que los Kirchner imaginaron para su segunda administración terminará formándose. Eso sí, contra ellos.

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Los empresarios argentinos creen que el Gobierno podría avanzar con más estatismo

lanacion.com | Política | Lunes 25 de mayo de 2009


el dispreciau dice: Perón falleció en 1974... no había nadie preparado para sucederlo ni tampoco para continuar con su estrategia. Muchos han pretendido emularlo pero en verdad han usado sus sapiencias en favor propio. Perón sabía de estatizaciones pero ellas pertenecían a un tiempo distinto al actual. El mismo en su ocaso declaró que el Estado no era nunca buen administrador (cosa por todo el mundo civilizado, conocida)... ¿Qué pretende Chávez? difícil saberlo aunque no lo que no es difícil es intuir que existe una estrategia acordada con los Kirchner y que la misma se fundamenta en un "aislamiento" dirigido tanto como existe un consenso de acercamiento a cualquier enemigo de Estados Unidos de Norteamérica, declarado o velado. Lamentable. El acercamiento a Irán por parte del venezolano no promete nada bueno, el nexo con los chinos y corea del norte, menos. ¿Qué hay detrás de ello?, ¿qué se esconde tras la barbarie de la soberbia?, indudablemente una estrategia maoista de las peores, esa misma que hizo trizas la China que casi nadie conoce, la que guardaba tradiciones y ciencias ciertas... Las buenas personas del Irán (que las hay y muchas) así como las de China y/o Korea están lejos del poder político, como siempre. Todos los regímenes de aquellos lares se caracterizan por la mezquindad y el sustento sobre millones de pobres y marginados. Nada distinto a lo que vemos por estos pagos, nada diferente a lo que se aprecia en Venezuela. Nada se distribuye, por el contrario, todo sirve para engordar los bolsillos del poder oportunista. Todo ello es tan evidente como el nexo y los guiños que existen entre el PODER EJECUTIVO NACIONAL y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires... unos juegan de buenos mientras otros lo hacen de malos, pero la finalidad es la misma y está concertada. Quien no lo vea así, estará mirando otro canal. A un año del bicentenario, Argentina se está llenando, casi sin que nadie se de cuenta, de hordas de "inteligencias" enviadas desde los poderes asiáticos que prometen renovar los pesares que padece nuestra sociedad. Otros valores. Otras consignas de vida. Otras visiones. Otros intereses. Mucho desprecio. Argentina pagará una vez más el precio de los antojos del poder y del atropello inducido para acaparar dignidades. Una vez más entonces: "el pueblo vencido jamás será unido", juego de palabras que habilita la visión hacia el futuro... políticos ricos, pueblos pobres... Brasil, Chile y Uruguay ya casi son otro continente... lejos, muy lejos de toda esta barbarie (con otras en lo interno)... La brújula está indudablemente rota y es provecho de piratas devenidos en navegantes. Mayo 25, 2009.-

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