lunes, 12 de octubre de 2009

la consciencia golpea a la puerta de tu alma...



Opinión
Una norma carente de consenso
Guillermo Jenefes
Para LA NACION

Noticias de Política: Lunes 12 de octubre de 2009 | Publicado en edición impresa

Ya ha concluido un largo debate, nuestras bancas en el Senado están vacías, el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual ya es una ley sancionada por el Congreso de la Nación y mi pensamiento es que debemos verla con esperanza.
Esperanza de los radiodifusores existentes de tener reglas que espero que se cumplan por todos. Esperanza de quienes aspiren a tener un medio de comunicación y transmitir lo que otros medios no transmiten.
Muchas de las normas contenidas en la ley pudieron haber sido modificadas, ya que, como expresé reiteradamente, no era una ley tan mala como para ser rechazada ni tan buena como para no ser modificada.
Una vez más, no nos escuchamos, sólo debatimos ideologías y oportunismo político. Y así no tenemos una ley con el consenso de todos, que demuestre que aquí no existen buenos o malos según la posición tomada.
Sostuve firmemente y sin presión algunas de mis ideas. Con un poco de esfuerzo hubiéramos obtenido una ley con plena seguridad jurídica, respeto de los derechos adquiridos dentro de la legislación vigente, sin olvidar que no existen derechos absolutos. Y que esos derechos deben ajustarse al fin de esta ley de orden público, que es la promoción, desconcentración y fomento de la competencia.
Aprobamos una ley que teóricamente tiene conceptos ideales. Pero la realidad como única verdad es que los medios, sean públicos, privados, con fines de lucro o sin fines de lucro, sólo se sostendrán económicamente con publicidad o con abonados y dichos ingresos determinarán su viabilidad económica y, por ende, sus posibilidades de supervivencia.
Los medios privados argentinos forjaron 50 años de historia en la radiodifusión, fueron pioneros sacrificados de esta industria, tienen mucha historia, de la que estoy orgulloso.
Deseo que esta ley no acalle ninguna voz; y que en la Argentina, donde existe plena libertad de expresión, la gente continúe expresándose libremente.
Aspiro a que se vea que, además de la ciudad autónoma de Buenos Aires, existe un interior profundo que padece muchas necesidades básicas y que, de no mediar solidaridad, nos seguiremos enfrentando y así seguiremos postergando lo que realmente importa: una Argentina justa, solidaria y en paz.
Finalizado el debate tengo la plena tranquilidad de haber hecho lo que debía, de haber cumplido con mis obligaciones, ya que por sobre cualquier interés personal rigen plenamente mis obligaciones públicas.
El autor es senador nacional por Jujuy del Frente para la Victoria

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OpiniónUna norma carente de consenso

Guillermo Jenefes

lanacion.com | Política | Lunes 12 de octubre de 2009


el dispreciau dice: los argentinos estamos plagados de teléfonos celulares, sí, pero estamos incomunicados... tenemos medios gráficos y televisivos que no hacen autocrítica y entonces estamos llenos de un periodismo que juzga a las personas asumiendo el rol de los jueces ausentes y de las cortes compradas... que existen fusilamientos mediáticos, sí, es verdad... esa sensación no es únicamente patrimonio de la Presidente de la Nación... pertenece a los muchos. Seguimos incomunicados. El CONGRESO NACIONAL es apenas un arrumbamiento de obsecuentes que guiñan el ojo del poder ejecutivo soslayando las necesidades públicas... finalmente, antes o después, nadie, NADIE, escucha ni atiende a NADIE, porque la estrategia consiste en la sordera y el atropello, o mejor dicho la "patoteada" que pretende enseñar al vulgo quién es el que ostenta el poder... Cuando la obsecuencia manda, la dignidad se extingue y la persona pasa a ser algo así como una cáscara que no tiene alma. Pudimos haber sido una gran nación, pero optamos por ser un despojo... Pudimos haber sido ejemplo de pensamiento pro-activo, pero decidimos refugiarnos en el golpe traicionero... no es bueno. Cuando las sociedades no asumen modelos superadores, terminan sucumbiendo a sus propias miserias y este, lamentablemente, es el caso de nuestra Argentina. Octubre 12, 2009.-

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