sábado, 14 de noviembre de 2009

un corso a contramano...


El análisis
La dialéctica del odio
Por Fernando Laborda

LA NACION
Noticias de Política: Sábado 14 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa

Días atrás, en medio de tanta virulencia que se vivía en las calles porteñas, un reconocido actor social como Juan Carr, fundador de la Red Solidaria y desde hace algunos años candidato al Premio Nobel de la Paz, se refería, en curiosos términos, al nivel de enfrentamiento político y social. "Hay cosas insólitas. Vas a dar una conferencia sobre botánica y no falta quien, a la entrada, te pregunte de qué lado estás", dijo a La Nacion, asombrado de que pudiera haber una botánica kirchnerista y otra botánica antikirchnerista o, tal vez, destituyente.

El propio Carr ofreció otro ejemplo del nivel de desconfianza que reina en distintos sectores. "Aparece un empresario que quiere donar un tomógrafo a un hospital y nunca falta el que te susurra que hay que tener cuidado porque puede ser un capitalista arrasador que quiere privatizar todo", narró.

Bastante tiempo atrás, la expresión "la zurda" sólo podía imaginarse en boca de millonarios temerosos del avance del comunismo. En los últimos días, ese término fue empleado por seguidores de Hugo Moyano que observan con inquietud las demandas de descentralización del actual modelo de representación sindical, originado en la Carta del Lavoro de Benito Mussolini.

Un dirigente de esa CGT, el metalúrgico Juan Belén, habló de "la zurda loca manejada desde afuera". Otro dirigente social, enfrentado al kirchnerismo, como Juan Carlos Alderete, advirtió que si los piqueteros son reprimidos, "va a haber muertos de los dos lados". Como colofón, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, en el propio Congreso, sentenció: "No nos van a echar".

Por momentos, todos ellos parecían darle la razón a Elisa Carrió, quien proclamó que hoy existe una disputa en el peronismo similar a la que en 1975 se resolvía a los tiros, sólo que ahora se dirime en la calle.

La presidenta Cristina Kirchner puso algo de sensatez al pedir que se suspendiera el acto que iban a organizar Moyano y Luis D´Elía en la Plaza de Mayo el próximo viernes. Pero no pudo escapar a la dialéctica del odio: justificó, con argumentos increíbles, el bloqueo de los camioneros a las plantas impresoras de Clarín y LA NACION.

Cuando a la primera mandataria se le suelta la cadena, poco, muy poco, puede esperarse del resto de la dirigencia. La negación del diálogo sincero y la pérdida de la ejemplaridad de la palabra conducen a la desmesura y, más tarde, a la violencia.

Fue ése el punto de partida del documento emitido ayer por la Conferencia Episcopal Argentina, titulado "Somos hermanos, queremos ser nación", en el se que aboga por un Bicentenario en justicia y solidaridad, sin pobreza ni exclusión, sin enemistades ni violencia.

"La violencia verbal y física en el trato político y entre los diversos actores sociales, la falta de respeto a las personas e instituciones, el crecimiento de la conflictividad social, la descalificación de quienes piensan distinto, limitando así la libertad de expresión, son actitudes que debilitan fuertemente la paz y el tejido social", señaló la declaración del Episcopado.

Nadie, ni siquiera el gobierno kirchnerista, debería sentirse molesto por este nuevo llamado de la Iglesia. Porque se trata de una advertencia a toda la sociedad, hasta el punto que cuestiona "el consumismo exacerbado de unos pocos". Y porque parte de un dato inocultable: en los últimos días, se percibe un clima social alejado de las aspiraciones de los argentinos de vivir en paz.

Los obispos procuraron exhibir una ecuanimidad no exenta de concesiones al Gobierno, como cuando admitieron avances en la lucha contra la pobreza, en indirecta referencia a la anunciada asignación familiar para hijos de desocupados.

"La democracia no se fortalece en la conflictividad de las calles, sino en la vigencia de las instituciones republicanas", afirmaron. ¿Será eso entendido en una Argentina en la cual el piquete se ha constituido casi en parte de su cultura, incluso a los ojos de los turistas extranjeros, y donde las antinomias empiezan a cobrar rasgos de los años 50? Será difícil que se desande el equivocado camino andado mientras impere la dialéctica por la cual el adversario es transformado en enemigo y la disidencia adquiere la forma de un delito.

Nunca falta quien aporte su cuota de esperanza, mezclada con sana ingenuidad. Es también el caso de Juan Carr, quien recordó que "entre 2003 y 2007, la Argentina vio descender sus niveles de pobreza y logró bajar la tasa de muertes por desnutrición en una cuarta parte, gracias a los esfuerzos del Gobierno y del campo, curiosamente los dos sectores que colisionaron al año siguiente". Después de iniciado aquel conflicto, la pobreza volvió a crecer, con las consecuencias conocidas.


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El análisisLa dialéctica del odio

Por Fernando Laborda

lanacion.com | Política | S?do 14 de noviembre de 2009


el dispreciau dice: hace muchos años que nuestro querido país viene andando como un "corso a contramano"... ¿Cuándo comenzó todo esto?, quizás a medida que se fueron extinguiendo los destacados de la generación del 80 que hicieron de Argentina un país notable, pero la realidad es que en nuestro país siempre confluyeron elementos "raros" que han hecho de esta sociedad un ejemplo de todo aquello que no se debe hacer. Individualmente somos destacados, pero en grupo somos una máquina de impedir y en particular una máquina de elucubrar cómo destruir o descalificar al prójimo. Lamentablemente dicha conducta, mediocre por cierto, caracteriza a nuestra clase política desde los años 50, transformando dicha expresión en un sentimiento social que se acompaña y que ha definido el perfil de nuestra generación. Así las cosas, todo es base y fundamento para sustentar la "duda"... Justamente estas características se han exacerbado desde que los años noventa introdujeron la famosa "revolución productiva" que en la práctica se tradujo como la devastación de la Argentina. Bajo este método, nos fuimos llenando de excluidos de cualquier cosa y la ayuda estratégica propuesta por la crisis del 2001 y sus mentores ocultos y manifiestos, fue producir pobres para sustentar el clientelismo político de intendentes, gobernadores y funcionarios, mayormente corruptos... definidamente pobres de misericordia, y escasos de capacidades sociales... La llegada de nuevos "salvadores de la patria", con aires sureños, fueron implantando el modelo piquetero de choque y hoy, dichas organizaciones guardan más poder que cualquiera de los funcionarios políticos... todos hablan de fines altruistas que nunca se traducen en acciones sociales ciertas ya que al igual que lo ha hecho la Iglesia Católica por más de mil años, la pobreza es el mejor de los negocios de los vivos, los oportunistas, y claro está, los gobiernos. Sucede que la caja es tan grande que ahora muchos son los que se pelean para apoderarse de ella... Lamentablemente, la corrupción menor se transformó en un máquina de producir, plata para pocos, necesidades para muchos. La clase política está toda inmersa en la "mediocridad" y hace culto de ello. Pero finalmente, esa clase política expresa el sentimiento "íntimo" de una sociedad que ha perdido el rumbo y que ya no encuentra sentido genuino a nada... pruebas al canto, el país está encaminándose a un baño de sangre sin que los políticos y sus obsecuentes de turno hagan otra cosa que recitar discursos vacíos y echarse culpas... Argentina ya ha visto esta película, varias veces, con distintos actores. La sociedad argentina, está profundamente herida por las agresiones, vejaciones y atropellos que se orquestan desde el poder político para licuar sus derechos constitucionales... y esto se repite una y otra vez, sin solución de continuidad, sin que se resuelva nada, a efectos que crezca la exclusión y que las personas se vean sometidas a tener que acudir a los punteros políticos amigos de los intendentes para poder conseguir una miserable lata de leche para poder darle a sus hijos. Este país no es "un país en serio" como le gusta expresar al dueño de los destinos de los argentinos, sino una vergüenza que pasará a la historia como el "factor k", un factor matemático que siempre sumaba para sí pero restaba para el conjunto. Sabidurías raras estas que se ven por las pampas... se habla de desestabilización pero las fuerzas de choque se orquestan desde la propia casa de gobierno. Noviembre 14, 2009.-

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