miércoles, 31 de marzo de 2010

LEJOS DEL ESPÍRITU SANTO


"El papa está luchando contra los abusos sexuales", dice Pera
Foto: LA NACION / Elisabetta Piqué

Los intelectuales / Marcello Pera
"El blanco al que le apuntan no es el Papa, sino la Iglesia"
Los casos de abuso, según el pensador liberal

Noticias de Cultura: Miércoles 31 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia


ROMA. "El Papa es el blanco inmediato del actual escándalo mundial por abusos sexuales cometidos contra niños en el seno de la Iglesia Católica, pero hay un blanco mayor: el cristianismo mismo, la Iglesia." Este es el análisis que hace el senador italiano Marcello Pera, prestigioso pensador liberal y académico, amigo personal de Benedicto XVI, que está convencido de que hay en curso una peligrosísima guerra entre laicismo y cristianismo.Pera, que en 2004 escribió el libro Sin raíces con el entonces cardenal Joseph Ratzinger, no piensa que haya un complot contra el Papa, como algunos creen en el Vaticano, sino que lo que mueve esta guerra es una ideología laicista, que considera a la religión un obstáculo para la libertad.Punta de lanza de un movimiento neoconservador, Pera, de 67 años, fuepresidente del Senado en el anterior gobierno de Silvio Berlusconi (2001-2006). Profesor de Filosofía Moral en la Universidad Lateranense, el año último escribió Por qué debemos llamarnos cristianos , un libro que condena el relativismo y la incertidumbre cultural de la sociedad actual y que cuenta con un prólogo del propio Pontífice.

-Para usted, que lo conoce personalmente, ¿cómo vive el Papa el creciente escándalo?

-Yo pienso que el Papa se convirtió en un blanco, pero que el verdadero blanco va más allá de él. Lo que se está poniendo en discusión a través de todos estos escándalos, la mayoría verdaderos y otros, no verdaderos, es la Iglesia y, sobre todo, la legitimidad de la Iglesia para desarrollar la función educativa. Este es el blanco.

-¿Quién cree que está detrás de todo esto?

-No hay un complot, sino que hay en curso una guerra entre el cristianismo y una ideología muy difusa en Europa y gran parte de Occidente, que es lo que se llama la ideología laicista. Es decir, la que considera a la religión un obstáculo para la libertad del individuo y una fuerza retrógrada, no portadora de progreso. Es esta ideología la que mueve la guerra. No hay jefe ni un complot oculto.

-Usted comparó, en un artículo del Corriere della Sera , esa ideología laicista hoy hegemónica con el nazismo...

-Sí: evoqué el nazismo porque en ese caso también había una batalla explícita contra la religión cristiana.

-Pero estos abusos sexuales lamentablemente existieron, y el silencio de parte de la Iglesia también...

-Es cierto: los abusos existieron y probablemente también hubo un retardo de la Iglesia, como institución, en tomar conciencia. Pero esto vale para todas las instituciones. Si usted encuentra un caso de abuso entre magistrados o entre profesores universitarios, siempre observará que la reacción de la institución es que no niega el caso, pero trata de circunscribirlo, para evitar que dañe a toda la institución. Es una actitud protectiva. No es justificable: habría sido más oportuno desde el inicio evitar esta forma de reacción protectiva, pero es comprensible.

-¿Pero no le parece más escandaloso que haya ocurrido en una institución como la Iglesia?

-Ciertamente, sí. Es más grave. Por lo tanto, la severidad debería haber sido mayor, es cierto. Se trata de intervenir: no sólo de condenar. De prevenir y tomar medidas... ¡Y el Papa está haciendo esto! Pero no es apreciado por lo que está haciendo, por esta nueva firmeza. ¿Por qué? Porque, evidentemente, lo que se pide no es la reparación del acto individual. Aquí se trata de demostrar que la Iglesia, en cuanto Iglesia, cubre a los homosexuales o a los homófobos, porque los cría. ¡Este es el blanco más grande!

-Según su análisis, esto hasta podría poner en peligro a la democracia...

-Considere la historia de Europa. No es la primera vez que hay una fuerte reacción o una campaña en contra de la religión cristiana. Lo hicieron los comunistas y lo hicieron los nazis. Cada vez que ocurrió, generamos las más monstruosas ideologías totalitarias: el nazismo, el comunismo, el antisemitismo. Entonces, estos casos singulares de abusos son reprobables, vergonzosos, repugnantes. Deben adoptarse medidas de prevención mayores, más controles. Pero ¡atención! Detengámonos allí. No vayamos más allá, porque si vamos más allá corremos el riesgo de encontrarnos en un clima antirreligioso y anticristiano, que en Europa ya ha generado monstruos. Es una batalla entre una cultura laicista difusa y hegemónica y una minoría cristiana que trata de resistir una avanzada de barbarie ética. Si a esto se agrega la presión islámica, entonces yo me siento preocupado por el futuro de Europa. Y si agrego la crisis demográfica europea, tengo derecho de estar preocupado y de llamarles a todos la atención.

MARCELLO PERA
Senador italiano
Nació en: Lucca, Italia, en enero de 1943. Tiene 67 años.

Título: se graduó en Filosofía en la Universidad de Pisa.

En política: académico liberal y neoconservador, llegó a ser presidente del Senado en el anterior gobierno de Silvio Berlusconi.

Sin etiquetas: si bien hace años se definía como no creyente, hoy dice que para él es más importante "testimoniar el cristianismo" que ponerse etiquetas.


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Los intelectuales / Marcello Pera"El blanco al que le apuntan no es el Papa, sino la Iglesia"

Los casos de abuso, según el pensador liberal

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 31 de marzo de 2010



el dispreciau dice: las instituciones, tanto como las empresas, los teatros, los cines, los restaurantes, las escuelas, los hospitales, etc., sin gentes dentro no son nada... sencillamente no existen. Parece que hay muchos que no se dan cuenta de ello y pretenden imponer la visión totalitaria y discriminatoria que ejerce el poder sobre aquellos que no tenemos ni voz ni tampoco opinión trascendente. Por otra parte, cuando las instituciones omiten a las personas y sus motivaciones, por las cuales la creación les otorgó la posibilidad de existir, evidentemente comienzan a desmoronarse
con todo lo que ello implica. Por estas horas donde todo está bajo cuestión, la circunstancia se muestra implacable. Una iglesia morada de violadores de niños no aparece como la mejor versión de la comunión con el espíritu santo, tan declamada a la hora de los discursos... Que la institución utilice artilugios para desmerecer a las víctimas tampoco aparece como acertado. Finalmente, Dios está por sobre las instituciones y sus hombres y sus poderes (nunca delegados por Dios, sino apenas apropiados por los hombres y sus oportunismos). Es evidente que aquello que se ha pretendido ocultar por siglos, sale a la luz y ya no hay forma de detenerlo. Los hábitos no son garantía de santidad como los títulos académicos no lo son de las ciencias. La discriminación ejercida desde las instituciones en todo el mundo está generando una reacción en cadena de las personas, víctimas o no que sienten el desprecio que baja de aquellos que están empavonados por las sillas de oro y los altares de oro (prolijamente sustraídos a las almas de las pobrezas). Lejos está la Iglesia de las motivaciones que le dieron lugar en la historia y por estas horas no difiere en su conducta de aquella otra empleada por Jesús para criticar las sinagogas de su tiempo. Todo se compra, todo se vende, incluyendo en ello los espacios en los medios, que se hacen una fiesta con tanta vergüenza expuesta ya que ellos justamente son los que sustentan las vergüenzas en flor. En esta SEMANA SANTA de 2010, la Iglesia aparece como muy distante del ESPÍRITU SANTO, ni qué hablar de DIOS... peor aún, muy lejos de los fieles que prefieren mirar hacia el cielo en espera de una señal cierta, que trascienda las mentiras de los hombres. Marzo 31, 2010.-

Un mundo humano sin valores, no merece existir, mal que nos pese.

martes, 30 de marzo de 2010

MALVINAS, donde el viento duele...

A cuatro kilómetros de Puerto Argentino, el cañón 0024, de 105 mm., fabricado en 1968, todavía sigue de pie, como esperando a alguien.

LITERARIA
Malvinas: ocho miradas sobre un asunto inconcluso

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Domingo 28 de Marzo de 2010 | Dos militares que se enfrentaron en la batalla más cruenta de la guerra, un analista político, un escritor, una especialista en relaciones internacionales, un historiador, un periodista que estuvo en las islas y uno de los primeros argentinos en desembarcar reflexionan sobre el conflicto armado de 1982, la reciente crisis diplomática entre Inglaterra y la Argentina, los errores estratégicos, las heridas, la memoria, el olvido y las dificultades para procesar una cuestión que sigue abierta.
Por James Neilson
Para LA GACETA - Pinamar


A diferencia de los nacionalistas europeos que suelen privilegiar las diferencias lingüísticas auténticas y las -a menudo hipotéticas- diferencias raciales entre los distintos países, sus epígonos sudamericanos están obsesionados con el ideal de la integridad territorial. No les importa tanto el valor económico de las tierras disputadas cuanto lo que simbolizan, razón por la que la Argentina y Chile casi fueron a la guerra por algunos islotes inhabitables del canal del Beagle. El que los problemas de sus países respectivos nunca tuvieran nada que ver con la escasez de espacio vital o de recursos naturales les parece un detalle que sería indigno mencionar.

Aunque las Malvinas sí poseen cierto valor económico y, es de suponer, "estratégico", la voluntad de la mayoría de los argentinos de apoderarse de ellas tiene muy poco que ver con intereses materiales. Caso contrario, les sería claramente mejor llegar a un acuerdo mutuamente provechoso con el Reino Unido para explotar el petróleo -si es que lo encuentran las empresas que están buscándolo- de lo que sería continuar agitando el tema. Pero sucede que desde el punto de vista de quienes sueñan con ver la bandera argentina flameando sobre las islas, una solución de tal tipo equivaldría a una derrota y por lo tanto sería peor que el statu quo. Lo que quieren es triunfar sobre los británicos: lo último que les interesa es la posibilidad de un empate decoroso.
Los nacionalistas no se cansan de recordarnos que detrás del conflicto hay siglos de hostilidad entre el mundo hispánico y el anglosajón, entre los beneficiados por el Tratado de Tordesillas y los excluidos por la voluntad pontificia del reparto del hemisferio occidental e incluso, por parte de los más eruditos, entre los herederos de Roma y los bárbaros germánicos del Norte. También puede detectarse el deseo, compartido por otros en América latina, de figurar como víctimas del imperialismo, lo que es bastante raro ya que de no haber sido por el imperialismo no existirían ni la Argentina ni las demás repúblicas de la región. Se trata de una especie de rebelión psicológica contra el hecho de que, mal que les pese, quienes dominan buena parte de América latina sean los descendientes de colonos blancos.

Con cierta frecuencia, al gobierno de turno se le ocurre que ha llegado la hora para poner en marcha una nueva ofensiva diplomática. Es lo que acaba de hacer el de la presidenta Cristina Kirchner so pretexto de que los británicos se han propuesto explotar el petróleo que según algunos yace en las profundidades del mar que rodea el archipiélago, aunque, como muchos han señalado, en vista de la implosión del kirchnerismo la maniobra sabe a oportunismo.

Los resultados de esta, la enésima embestida, han sido ambiguos. Por un lado, el país recibió el apoyo de otros mandatarios latinoamericanos y antillanos, lo que sin duda es muy grato.

Por el otro, los británicos reaccionaron hablando de una reanudación de la guerra de 1982, algo que, por fortuna, es muy poco probable porque desde entonces la Argentina se ha desarmado. Otra consecuencia negativa para quienes preferirían ver el fin del conflicto fue que alarmó a los isleños. Si bien la "política de seducción" emprendida por el presidente Carlos Menem y el canciller Guido di Tella ha merecido el ridículo de casi todos, fue tal vez la única que, andando el tiempo, podría resolver el diferendo de forma no traumática.

Cuando es cuestión de territorio, los británicos son pragmáticos. No están dispuestos a defender con uñas y dientes todo centímetro cuadrado de sus posesiones. Se han acostumbrado a abandonarlas. En el Reino Unido, hay muchos conservadores y socialistas que aceptarían un arreglo negociado que garantizara los derechos de los isleños, pero su tesis no podrá imponerse mientras la Argentina les parezca un país nada confiable gobernado por personajes agresivos y corruptos. Es una cosa un arreglo entre amigos, otra muy distinta uno entre enemigos jurados.

Un motivo de la tenacidad británica cuando es cuestión de las islas es el desprecio indisimulado por los isleños, los "kelpers", de las elites políticas, y en menor medida culturales y económicas, todas de mentalidad urbana y proclives a desdeñar a quienes viven en el campo, de la Argentina, la que no obstante sus dimensiones insólitas es uno de los países más urbanizados del planeta. Aunque los ancestros de una proporción muy significante de los isleños llegaron a las Malvinas bien antes de que se afincaron en la Argentina aquellos de Néstor Kirchner, los Menem y muchos otros prohombres nacionales, demasiados los tratan como si fueran meros turistas, "okupas" que deberían ser desalojados cuanto antes.

Fuera de América latina, la postura argentina es vista con cierta incredulidad, ya que en Europa, Asia y, sobre todo, África, se entiende que cualquier intento de restaurar las fronteras de dos siglos atrás provocaría el caos. Por lo demás, los no europeos saben muy bien que sus nacionalistas militantes podrían esgrimir los mismos argumentos que se emplean aquí contra la presencia de los isleños en Malvinas para denunciar la posesión argentina, chilena, peruana, ecuatoriana, colombiana, venezolana y brasileña de lugares reclamados por los "pueblos originarios". En efecto, de concretarse la tan añorada "descolonización" de las Malvinas, los activistas indígenas se sentirían tentados a redoblar sus esfuerzos por conseguir resultados similares, en base a principios idénticos, en territorios que fueron robados de sus ancestros por intrusos que no manifestaron respeto alguno por los derechos que suelen reivindicar líderes latinoamericanos cuando peroran ante asambleas internacionales.
© LA GACETA [TUCUMÁN]

James Neilson - Periodista y analista
político. Columnista de la revista
"Noticias", ex director del diario
"The Buenos Aires Herald".



II
La guerra y nuestra inconsecuencia
Domingo 28 de Marzo de 2010 | Por Abel Posse -Para LA GACETA - Buenos Aires
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La frivolidad de los argentinos se pone a prueba otra vez en el Atlántico Sur. Los ingleses instalan su maquinaria extractora de petróleo. Aunque el tango diga que veinte años no es nada, los británicos demuestran que, pasadas casi dos décadas de las batallas, ellos cumplen con el continuo de su política de Estado y se preparan a cosechar el fruto de aquellas victorias, como un legado de sus muertos.

Por nuestra parte, negamos "como una locura" la Guerra por las Malvinas irredentas. Se movilizó el país aburrido con la pasión de reeditar un coraje guerrero sepultado desde el siglo XIX. La trampa y la mediocridad expuestas, ante el coraje fundador…
Habíamos reclamado durante siglo y medio. Por fin se produjo: el 2 de abril nos despertamos pisando el suelo volcánico de nuestras Malvinas después de un ciclo de 16 años de chicanas británicas desde que se recomendó, por aplastante mayoría mundial, la correspondiente descolonización.

Fue una operación militarmente admirable. Se aprovechó en forma brillante el factor sorpresa en tiempos de descarado espionaje satelital y del otro. Los argentinos en pocas horas reconquistaron el bastión sin el costo sangriento presumible. La primer etapa la ejecutó el almirante Büsser, hoy elogiado por los historiadores extranjeros. La aviación cumplió hazañas que realzan la fibra de coraje y entrega patriótica de un pueblo nacido para un destino mayor.

La reacción de entusiasmo nacional fue triunfalista y casi unánime. La acción de los militares fue aplaudida por nueve de cada diez dirigentes políticos, sindicales y ciudadanos. Sería bueno que el lector recorriese los diarios de esos días "altos y vibrantes". Se reconocía que era una guerra justa realizada con una acción fulmínea e indolora.


Recuerde, lector: Pierina Dealessi, los donativos y colectas en las oficinas, el postre Malvinas, las señoras de Barrio Norte tejiendo los pulóveres marciales, aquellos gritos en las redacciones y en los cafés cuando se hundía al Sheffield o a algún otro exponente de la "perfidia inglesa". Malvinas fue el único grito que superó al de algún gol de Maradona en el Mundial. Se aclamó a Galtieri en la Plaza de Mayo y fuera de ella. El acto de fuerza justiciera y nacional se sobrepuso a la conducción de una dictadura cuya "guerra antisubversiva" también fue aprobada tácita o expresamente por una mayoría significativa. En todo caso, en aquellos días esto no frenó el entusiasmo y la cohesión nacional. Hoy, dada nuestra doblez, resulta difícil recordar que nuestra explosión fue de país sano y fuerte. Una reacción honestamente patriótica que dejaba en el plano secundario la ilegitimidad esencial del poder. Habría que ser muy hipócrita para fingir olvido de aquél entusiasmo nacional, unánime y unitivo y desentendernos de la derrota atribuyendo el resultado al general Galtieri como el autor de una travesura.

(En la batalla mayor de la Segunda guerra Mundial, la de Stalingrado, los rusos y los alemanes murieron sin pensar que el jefe de unos era Hitler y el de los otros Stalin…) En el plano latinoamericano, nuestra guerra cobró una dimensión fundacional, en el sentido de asentar una conciencia de cultura y de sentimiento solidario que nos parecía ya parte del sueño de los Libertadores.

Pronto la fiesta de la guerra viró en contra de nuestra inexperiencia. La táctica diplomática de "las tres banderas" era una sutileza inaplicable para nuestra euforia de advenedizos del azar bélico.

Nuestros pilotos navales y de la aeronáutica conmovieron al mundo con sus proezas. Pero el aparato de conducción militar siguió estúpidamente dividido. El comandante en las islas que había jurado vencer o morir terminó rindiéndose. Los ingleses habían conseguido de los norteamericanos el arma clave para acabar en horas con nuestra aeronáutica. El hundimiento del Belgrano por un submarino nuclear puso en evidencia nuestra endeblez e indecisión en el arma naval. Este hecho concluyó con las esperanzas de soluciones diplomáticas. (Los ingleses demostraban que siguen a Churchill: En la guerra, determinación…)

Después, la enfermedad argentina: dicen avergonzarse de semejante hecho, lloran oblicuamente y fuera de fecha a sus muertos, descubren que los gobernantes eran de facto y dictadores. Se olvidan minuciosamente de aquel fervor... Es la Argentina pequeña, incapaz de concederles la palabra gloria a sus muertos por la Patria. Tan eufóricos en aquellas victorias como ambiguos después, en la derrota.

Lo más grave del episodio Malvinas no es haber perdido lo que con el tiempo sólo será una batalla, sino la enfermedad de no saber defender lo que hicimos con la frente alta y con júbilo de convencidos de una verdad histórica y casi andar susurrando disculpas a los usurpadores, los enemigos…

Perdimos veinte años echándole la culpa a otro, a Galtieri, a los militares. Como perdimos, nos desentendemos y ni siquiera tenemos presencia militar y económica en el Atlántico nuestro. ¿Podremos zafar de nuestra frivolidad? ¿Podremos imponer un sentimiento de Patria en este y en tantos otros temas? Porque Malvinas sigue siendo una política de Estado regada, consagrada por la vida de nuestros soldados. Y esas jornadas grandes, de lucha por nuestra tierra ocupada, no merece el silencio tembloroso y el intento de meter el tema como un episodio errado de los otros… Todos los jefes políticos, la prensa, los jóvenes y los viejos, los empresarios y todos los sindicatos fueron recorridos por esa honda que sacudió la laguna de mediocridad de esta Argentina que traiciona su ser y su voluntad recóndita.
© LA GACETA [TUCUMÁN]

Abel Posse - Novelista y diplomático.
Su último libro es "Cuando muere
el hijo" (Emecé, 2009)



III
Las islas de la memoria enterrada
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Domingo 28 de Marzo de 2010 | Toda costa es, en sí misma, el fin del mundo, un "finis terrae". Por ello mismo es, a la vez, el inicio del cielo. Sin embargo, las costas de las Malvinas representan, más bien, el comienzo del infierno.

Por Alvaro José Aurane
Para LA GACETA - Tucumán


El pasado está sepultado en las Malvinas. LA GACETA lo advirtió hace dos años, cuando puso pie en las islas. En la capital no hay ruinas del enfrentamiento que duró 74 días. Los sitios y los edificios que fueron dañados han sido restaurados o reconstruidos. No hay cicatrices en el Puerto Argentino, cuyos actuales ocupantes llaman de otro modo.

Por supuesto, la guerra no ha sido olvidada, pero sus recuerdos oficiales han sido civilizados. Frente al edificio del Secretariado, donde se firmó la rendición de las tropas nacionales se alza el 1982 Liberation Memorial. Fue construido por los isleños "en memoria de aquellos que nos liberaron - 14 de junio de 1982", según consigna en inglés en una enorme placa. Alrededor del monumento están escritos los nombres de los 255 militares y de los tres civiles que perecieron entonces. Por ellos, además, existe el Memorial Wood 1982, un bosque en el que plantaron 258 árboles, por obvias razones.

Coherentemente, en las inmediaciones de la capital de las islas, los vestigios de la guerra que no han podido ser abolidos se hacen presentes, literalmente, sin aparecer. Son las 20.000 minas antipersonales regadas en 117 campos. Todas bajo tierra.
Las islas de la memoria enterrada sólo admiten la excavación periodística.

La cacería
Se calcula que hasta un 30% de la artillería empleada durante la guerra entre la Argentina y Gran Bretaña se encuentra todavía en el suelo de las islas. A escasos cuatro kilómetros de la capital, la Cresta del Telégrafo testimonia que ese porcentaje es mucho más que una presunción. Wireless Ridge es como los comunicados oficiales de ambos países llaman a ese espolón de piedra, que es una fosa común a cielo abierto para los incontables restos de artillería pesada argentina en descomposición. Entre ellos se destaca un cañón de 105 milímetros, fabricado en el país en 1968. Pareciera custodiar las cuevas adyacentes que sirvieron de refugio a los conscriptos argentinos, que dejaron ahí latas de Mirinda, envases de mermelada Fanacoa y pilas medianas de Everready.

La de Cresta del Telégrafo es la última de las "Batallas en Puerto Argentino". Comenzó en los primeros minutos del 14 de junio y a las 13 de ese día, las tropas británicas entraban a la capital para rebautizarla como Stanley. En el mismísimo suelo malvinense, Walter Acevedo, Julio Villafañe, Walter Héctor Stefenon y Héctor Alejandro Rey, integrantes del Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas (Cecim) de La Plata, reconstruyeron esas horas de horror que vivieron en carne propia. Porque a Wireless Ridge se replegaron los compatriotas que venían de las montañas Longdon, Harriet, Dos Hermanas, Williams y Tumbledown, cuando esas posiciones ya habían caído en manos de los ingleses.

"Muchos podrán no estar de acuerdo, pero con algunos compañeros siempre decimos que estamos vivos porque esa noche los ingleses no nos quisieron matar", le confesó Acevedo a LA GACETA. "No sé si es tan así, Walter", le reprochó Rey. "Cómo no va a ser así -contestó Acevedo, que completó su alegato helando la sangre-. Si ellos parecía que estaban cazando perdices…".

Alto, lejos del cielo
Desde la cresta se divisa, distante seis kilómetros, al rocoso Monte Longdon. Hace 28 años, lo dominaban las tropas argentinas del regimiento 17. Pero desde la mañana del 12 de junio de 1982 quedó en manos de los soldados británicos, luego de la más sangrienta batalla que tuviera lugar durante la guerra de Malvinas. En 12 horas de lucha sin cuartel perdieron la vida allí 23 ingleses y 29 argentinos. Hubo 97 heridos. Y también crímenes de guerra contra nuestros compatriotas, según revelaron luego ex oficiales británicos. Ahora, todo está cubierto por un bosque de cruces y flores negras de metal. Los ex combatientes ingleses dejan ahí desde las botellas del whisky con el que quieren ahogar las pesadillas, hasta imágenes de Buda, a quien -según consta en el libro de visitas guardado en una caja de metal- le agradecen por salvarlos del suicidio.

En sus recovecos, donde el viento del mar congela todo lo que toca, hasta el más pintado se queda sin aire. Entre cajas de munición y casquillos de cobre, aparece un objeto que quita el aliento. Una cosa casi maldita redimensiona todo el lugar, mueve el tiempo hacia atrás, y devuelve al lugar las explosiones, la negra noche, los gritos, las corridas y los tiros, el miedo infinito, la desesperanza, los dolores y una tristeza inconmensurable. Es una plantilla de goma. De un borceguí. Marca Flecha. Con un jirón de lona. Es talle 42. Dice Industria Argentina. Y dice "pobrecito" el guía que acompaña a LA GACETA.

Lo que Dios conoce
Hay que cruzar toda la geografía de lo que los isleños llaman East Island para llegar al lugar donde, en buena medida, podría decirse que todo comenzó. Pero sólo los que conocen el terreno pueden notarlo, porque el lugar parece una campiña de ensueño. Sin embargo, el paisaje debería estar interrumpido por una escuela. Pero de ella queda nada: se la llevó la primera batalla de la Guerra de Malvinas. El de Pradera del Ganso (Goose Green para sus ocupantes) fue también el enfrentamiento más largo: duró 33 horas, entre la madrugada del 28 de mayo y el mediodía del 29. Ahora, ya ni gansos hay por allí. Queda, eso sí, una triste coincidencia. Ese mismo 28, los militares argentinos emiten el comunicado número 100: "el Estado Mayor Conjunto comunica que oportunamente requirió de la ciudadanía que toda contribución de bienes al esfuerzo de consolidar la soberanía argentina en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur fuera canalizado en efectivo a través del Fondo Patriótico".
En el camino, en ciertos tramos, aparece la silueta de la costa de la isla Gran Malvina, que los isleños llaman simplemente West Island.

A unos pocos kilómetros de la Pradera del Ganso está el cementerio de los argentinos, en Darwin, con sus 230 cruces clavadas en la tierra yerma. En los mármoles al pie de cada una, puede leerse el nombre de cada fallecido. Con la gruesa excepción de 122 tumbas, en donde se lee "Soldado argentino sólo conocido por Dios". Como marco, hay 24 mármoles negros de fondo, a los lados de la Cruz Mayor. Contienen los nombres de 649 soldados que dejaron la vida en las islas. Y con ello, todo lo que fueron. Y lo que pudieron llegar a ser. El hecho en sí agrega otra cifra a la controversia sobre el número de bajas. No son ni los 653, ni los 694, ni los 750 de los que el periodismo argentino habló en periódicos y en libros, ni tampoco los 655 mencionados por la prensa británica.

Eso sí, de algo no cabe dudas: cuando se está dentro de esa necrópolis, esa isla, más que nunca, se llama Soledad.

Felices los chicos
De regreso a la maquillada capital, los testimonios de sus actuales moradores perfilan la magnitud de las arrugas que tanto se quieren ocultar en el archipiélago. Arlette Betts confesó haber sido repudiada por sus vecinos tras ser anfitriona de argentinos 17 años después de la guerra.

María Abriani, la primera argentina en tener hijos de un malvinense después del conflicto, reveló que las autoridades malvinenses le prohibieron dar a luz en el archipiélago: en el mejor de los casos, podía dar a luz a Jack pero anotarlo como "NN". Su esposo, el artista plástico James Peck, maldijo el tsunami materialista que ahogó, después de la conflagración, las islas donde nació. En su obra, los rostros de los soldados argentinos, "sus gestos traumatizados", son recurrentes. Tanto como el recuerdo de los momentos en que esas caras se ponían felices: ocurría cuando él, que en tiempos de la guerra tenía 13 años, le regalaba golosinas a los uniformados de 18 años. Porque él se mira hacia adentro y se descubre como un chico que le regalaba caramelos a otros chicos vestidos de soldados.

Se dice de ellos
Malvinas es agua, playa, cielo, casas blancas. Es mar atlántico, viento y América. Es mar, miedo, cuco, grito, llanto, raza. Es un montón de cosas santas mezcladas con cosas humanas.Por ello, todavía alberga sorpresas. Como las que enseña Anthony Smith, el guía de LA GACETA en las incursiones por las islas.

"La guerra fue terrible para nosotros. Sin embargo, pudo ser peor -asevera-. Pero Menéndez (en referencia al general Mario Benjamín Menéndez) fue un hombre razonable. Pudieron morir muchos civiles, pero no fue así".

Es decir, al hecho de que los soldados argentinos fueron mejor tratados por los oficiales ingleses que por los de la Argentina (denunciado hasta el paroxismo y confirmado por Acevedo, Villafañe, Stefenon y Rey), se sumaba el de que los oficiales argentinos trataban a los isleños mejor que a los conscriptos que tenían a cargo. Pero en la segunda parte de la sincera confesión es donde empieza y termina de plasmarse todo el cuadro. "Sabíamos de los desaparecidos en la Argentina y pensamos que venían por nosotros. Había muchísimo temor -rememora-. Me acuerdo que pensaba: ’Si hacen eso con su gente, ¿qué harán con nosotros?’".

Lo peor del caso es que esta es la parte de la historia que escribieron los que ganaron.

Alvaro José Aurane - Licenciado en Comunicación Social, editor de Política y columnista de LA GACETA, profesor de Historia Contemporánea en la UNSTA.


IV
Un panteón incómodo
Domingo 28 de Marzo de 2010 | Por Federico Lorenz -Para LA GACETA - BUENOS AIRES

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Como sembrados por gigantes, en cada rincón de la república Argentina hay monumentos a los caídos en Malvinas. Imponentes o discretos, religiosos o laicos, en la Patagonia, en el Norte, en la Mesopotamia, asoman como reconvenciones para recordarnos a quienes murieron a manos de los británicos, en una guerra provocada por la dictadura militar más sangrienta de nuestra historia.

En este año del Bicentenario, deberíamos pensar que la guerra de Malvinas y la dictadura cuestionan el imaginario patriótico en el que nos educamos millares de argentinos. Para combatientes y civiles, tanto la guerra contra Gran Bretaña como la represión ilegal fueron ejecutadas en defensa de estos valores. Ver qué significan, qué se está dispuesto a hacer en nombre de ellos, es aún una discusión no saldada, que muchos zanjan mediante la reducción a la "experiencia" o amparándose en el territorio intangible de lo sagrado.

La principal forma de recordar a los ex combatientes en un relato colectivo fue el de inscribirlo en el discurso patriótico construido desde finales del siglo XIX. En ese sentido, aunque con objetivos distintos, confluyeron las iniciativas de los gobiernos militares y civiles desde 1982. La Ley 24.950 declara a los 649 caídos en Malvinas como Héroes nacionales. ¿Qué es lo que otorga el título de héroe?: haber muerto en la guerra, porque la muerte iguala. La ley deja afuera, sólo por señalar un simple elemento, a quienes murieron después de la guerra, víctimas de sus secuelas físicas, o psicológicas, como es el caso de las decenas de ex combatientes que se suicidaron.

Alrededor del 80% de los combatientes en Malvinas eran jóvenes conscriptos con una historia claramente diferente a la de los militares de carrera, muchos de ellos involucrados en la represión ilegal. Pero la Ley contribuye a una generalización que borra los nexos de muchos de los muertos en la guerra -y, por extensión, de los vivos- con la represión ilegal. El general Martín Balza, veterano de Malvinas y figura central en la profesionalización del Ejército Argentino y su autocrítica en la década del 90, señala esta dualidad: "La prensa en general se ocupó sobradamente de Galtieri y de algunos de sus adláteres, pero demasiado poco de cómo lucharon y murieron nuestros soldados, mientras que los primeros se guiaban por unas ansias de gloria mal habida y llegaron a traicionar a la República disfrazados de honor y patriotismo, los segundos actuaron guiados por un sano sentimiento de Patria".1
Las memorias de la guerra de Malvinas presentan para los argentinos una perturbadora dualidad: aquella consistente en que un anhelo compartido por buena parte del pueblo argentino fue conducido por un gobierno ilegítimo, perpetrador de violaciones sistemáticas a los derechos humanos cuyo juzgamiento sentó jurisprudencia a nivel mundial.

Si el acervo histórico del siglo XIX y las guerras por la independencia ofreció mártires y héroes para canonizar, la apelación a estos recursos, en la posdictadura, no debería ser posible. A causa de los intentos por lavar los crímenes cometidos durante la represión ilegal con algunos de los hechos protagonizados en las islas, la guerra de Malvinas, en consecuencia, también está manchada por esa historia.
© LA GACETA [TUCUMÁN]

Federico Lorenz - Historiador.
Autor de "Malvinas. Una guerra
argentina" (2009), "Fantasmas de
Malvinas" (2008) y "Las guerras
por Malvinas" (2006).


Nota:
1.- Martín Balza, Malvinas. Gesta e incompetencia, Buenos Aires, Atlántida, 2003, p. 8.
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V
Tres interrogantes, tres respuestas y ninguna solución
Domingo 28 de Marzo de 2010 | Por Patricia Kreibohm -Para LA GACETA - Tucumán

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La posición que sostiene la Argentina sobre el conflicto por Malvinas es clara y prácticamente no ha variado a lo largo del tiempo. Fundándose en sus títulos jurídicos, históricos y geográficos, nuestro país reclama su devolución desde que fueron usurpadas por Gran Bretaña, en 1833.

Ahora bien: primer interrogante. ¿El interés de los ingleses por las islas fue siempre el mismo? No. Como se sabe, en la actualidad, la actividad del gobierno británico está motivada por la probable explotación de hidrocarburos en la región; un recurso estratégico escaso y que aún es vital para las potencias desarrolladas. Sin embargo, en el pasado, el interés de Londres, era otro.

La apropiación de Malvinas no fue un hecho aislado ni caprichoso; formó parte del proceso de colonización que -durante la primera mitad del siglo XIX- impulsó a las potencias europeas a buscar territorios fuera del continente y a crear colonias en diversas regiones del globo. En esa época, las Malvinas eran un punto estratégico fundamental y funcionaban como un enclave prioritario dentro del sistema de las rutas marítimas del Imperio. Es más, podría decirse que estas tierras eran vitales para el acceso hacia el Atlántico sur y a las tierras australes. Desde esa perspectiva, su conservación era altamente significativa y determinó la decisión de poblarlas y de integrarlas al Commonwealth.

Segunda pregunta: ¿Por qué el gobierno británico no las devuelve? Básicamente, porque en la dinámica internacional conviven dos realidades. Una que se ajusta al derecho internacional y a las normas éticas, y otra -muy distinta- que se funda en el ejercicio del poder, en las capacidades y en las oportunidades que cada Estado tiene en el juego de la política internacional. Dos realidades -el ser y el deber ser- que conviven, pero que no siempre se corresponden. En otras palabras, Inglaterra -como fiel seguidora del Realismo Político- no devolverá las islas, en tanto y en cuanto no se den tres condiciones: que se sienta obligada a hacerlo; que decida que ya no le interesan o que carezca de la fuerza y la capacidad para conservarlas.

No olvidemos que gran parte de las colonias que se emanciparon del Imperio Británico, lo hicieron después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el país se encontraba exánime y no podía sostener su política de ultramar. Por otra parte, también es bueno recordar que Malvinas no es el único punto del globo que aún permanece en manos inglesas: el peñón de Gibraltar, el archipiélago Chagos -en el océano Indico- las islas Georgias y Sándwich del Sur y la isla de Montserrat, en el Caribe, se encuentran en idénticas condiciones.

En tercer término: ¿Qué puede hacer nuestro país ante esta situación? Desde nuestra perspectiva, y como están las cosas, bastante poco. Básicamente, seguir proclamando sus derechos y reclamando su devolución ante las autoridades británicas y los foros internacionales, pero no mucho más. De hecho, desde que la Argentina perdió la guerra, la rigidez británica se ha profundizado, hasta tal punto que -desde hace años- Londres ha decretado que el tema de la soberanía está excluido de las conversaciones bilaterales.

Sin embargo, entendemos que nuestra posición no puede circunscribirse a exigir de vez en cuando -con mayor o menor intensidad- la devolución del territorio. Creemos que esta demanda debería encuadrarse como un eje, dentro del diseño de una política exterior seria, consecuente y constante, que establezca prioridades y mecanismos. Que determine obligaciones y compromisos. En definitiva, una política exterior que supere la gestión desarticulada -y a veces espasmódica- que cada gobierno resuelve -o no- ejecutar con respecto a este tema.

Nadie duda de que el gobierno británico mantiene una ocupación tan injusta como anacrónica y de que la vía de la fuerza es impracticable. No obstante, mientras la Argentina no implemente una política exterior de Estado, integral y coherente; mientras no modifique su imagen, no mejore ciertas conductas y no busque algo más que apoyos efímeros o coyunturales, será muy difícil avanzar en esta materia.

Finalmente, un interrogante fuera de programa: ¿Y qué haríamos los argentinos si los ingleses resolvieran devolvernos las islas? En principio, es probable que lo celebremos efusivamente. ¿Y después? Seguramente, la respuesta a esta pregunta sería materia de otro análisis.
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Patricia Kreibohm - Licenciada en
Historia, magíster en Relaciones
Internacionales, profesora titular de
Historia contemporánea de la UNSTA.

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VI
RELATO
En el baile
Domingo 28 de Marzo de 2010 | Por Diego García Quiroga -Para LA GACETA - Ginebra (Suiza)

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A mediados de junio estaban en Tumbledown cubriendo una saliente del perímetro cuando se dieron cuenta que los ingleses habían metido una brecha entre ellos y el resto de la sección.

No tenían comunicaciones, las radios estaban descalibradas y habían agotado las baterías tratando de ajustarlas. Era de noche y Eduardo consideraba replegarse; hacía casi seis horas que aguantaban la posición y los ingleses seguían metiendo gente. Sabía que lo único que podía hacer era demorarlos pero necesitaba verificar las órdenes que tenía porque ahora el enemigo avanzaba hacia el sur, buscando rodear todo el dispositivo. Tenía que cambiar la táctica acordada y decidió mandar al Brujo Quispe como mensajero.

Asomó la cabeza con cuidado y escuchó que alguien se acercaba arrastrándose. Alcanzó a ver que era Numa -que ocupaba otro pozo detrás del suyo- cuando un disparo de mortero explotó entre los dos.

El estallido fue tan violento que Numa quedó atontado. Cuando se recuperó vio a Eduardo con el torso volcado hacia adelante y la cara hundida en la turba. Se acercó y verificó que respiraba. Aliviado, lo empujó hacia adentro del pozo y comenzó a arrastrarse para volver, pero cambió de idea y decidió llegarse al pozo de la derecha, en donde estaban Tony y el Oso.

Ya Eduardo le había dicho que el Oso había recibido un disparo en el hombro.
Cuando Tony vio la sombra que se le acercaba estuvo a punto de disparar, pero la luz de una explosión hizo que mirara mejor. Numa se zambulló de cabeza en el agujero y descubrió que lo que el Oso tenía era un bayonetazo.

- ¿Lo mataste? -preguntó señalando la herida.
- ¡No, cómo se te ocurre! -dijo el Oso riéndose- ¡Lo felicité y lo invité a tomar el té!

Asomó la cabeza al lado de la de Tony. Escuchaban cada vez menos disparos y podían oír voces en inglés. Llegaban desde la retaguardia y se alejaban, pero era muy difícil ubicarlas. La noche era oscura, estaban cansados y el único visor nocturno estaba roto. No había forma de distinguir nada entre las explosiones y por un momento se olvidó de donde estaba, fascinado por el espectáculo de las explosiones contra el cielo negro.

Cada estallido y cada ráfaga de ametralladora iluminaban una imagen y todas juntas parecían una película filmada por un loco. Se le fijaban en la retina como pasa en las pistas de baile, donde cada cuadro es una visión separada del resto.
Le pareció que los ingleses disparaban con pausas más largas y cobrando coraje se arrastró de nuevo hasta el pozo de Eduardo. Llegó casi al mismo tiempo que el Brujo, que venía desde la dirección opuesta.

- ¿Cómo va? -preguntó.
- Creo que no queda nadie -contestó el Brujo sin emoción-. Recorrí cuatro pozos y están todos muertos.
En ese momento Eduardo asomó la cabeza con tanta energía que casi le rompió la cara con el casco.
- ¿Qué pasa? ¿Qué hacen aquí? -preguntó nervioso- ¿Y el resto? Brujo, ¿por qué estás aquí? ¿Qué pasa con tu flanco?
- Nos liquidaron, jefe -dijo Quispe.

De pronto Numa se dio cuenta que nadie disparaba. Todavía había muy poca luz, los colores se confundían pero había claridad suficiente como para ver. Eduardo salió del pozo y les ordenó que recorrieran el perímetro en cuerpo a tierra, pero antes de que se hubiera arrastrado cinco metros se incorporó.

- ¡Agacháte, boludo! -soltó Numa con voz apagada. Eduardo estaba recortado contra la luz precaria, un blanco fácil para el más torpe de los tiradores. No escucharon nada. Ni un disparo. Despacio, se puso también él de pie preguntándose adónde se habrían ido los ingleses.

-Nos pasaron -dijo Eduardo en voz alta- ¡Hijos de puta, nos pasaron!

- ¿Cómo "nos pasaron"? -preguntó Numa.

- ¿No te das cuenta? -Dijo Eduardo, entre asombrado y enfurecido- ¡Nos pasaron! ¡Nos dejaron atrás como quien pasa al lado de un poste, estamos aislados!

Numa empezó a entender. Los ingleses habían pasado por sobre el grupo sin darse cuenta de que todavía estaban ahí. ¿O se habían dado cuenta y no les importaba?
Eduardo estaba furioso, lo que Numa veía como un golpe de suerte increíble, para su amigo era una afrenta personal. La idea de que los ingleses los habían dejado atrás ofendía su orgullo profesional y lo hacía dudar de las decisiones que había tomado durante la noche.

Trató de hacerle entender que los habían sobrepasado aprovechando el bombardeo y solamente porque él estaba knock-out en el fondo del pozo, pero Eduardo sentía que le habían robado la posibilidad de hacer bien su trabajo poniéndolo fuera de combate en el momento más decisivo de la lucha.

Recorrieron las posiciones en el amanecer que no acababa de definirse, atentos a que en cualquier momento un disparo los arrancara de esa situación absurda. Al cabo confirmaron lo que el Brujo había dicho. Aparte de ellos tres, solamente estaban vivos Tony y el Oso. El resto del grupo había muerto luchando, todos habían agotado su munición y en varios pozos se había combatido cuerpo a cuerpo. En algunos pozos había soldados ingleses mezclados con argentinos y varios encuentros se habían resuelto con bayonetas.

Sin necesariamente debilitar la amistad que compartía con Numa, esa mañana marcó a Eduardo y afectó la relación que tenían hasta entonces. Si antes el marino escuchaba con simpatía entretenida las opiniones que el otro dejaba caer sobre el Proceso que había vivido desde lejos y sobre el futuro del país, a partir de entonces se volvió menos flexible y más exigente.

Algo se endureció dentro de él y su conversación perdió soltura. La responsabilidad que lo unía al grupo era una relación casi física y frente a sus hombres muertos supo que jamás iba a olvidar lo que veía. Su mundo se volvió blanco y negro como el paisaje en el que él y sus compañeros se movían, igual que piezas olvidadas sobre un tablero de juego.

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VII
Los dos lados de la batalla


Domingo 28 de Marzo de 2010 | Hoy viven a 11.000 kilómetros de distancia. Uno en Tucumán y el otro en Oslo. Pero hace 28 años estuvieron a pocos metros y enfrentados, en medio de la batalla más cruenta de la guerra de las Malvinas. El primero comandaba una compañía de soldados argentinos. El segundo, un regimiento gurkha del ejército inglés. Aquí ofrecen sus versiones de una experiencia extrema.

Entrevista a Mike Seear

"Un campo de batalla es el lugar más terrorífico que se pueda imaginar"


Mike Seear es consultor en manejo de crisis, escritor y mayor retirado del ejército inglés. En Malvinas, comandando el temido séptimo batallón gurkha (los gurkhas son soldados nepaleses reclutados por el ejército inglés), participó en algunos de los combates más intensos de la guerra, como el de Tumbledown. En Pradera del Ganso su grupo encontró las pertenencias del cabo Nicolás Urbieta y, entre ellas, unas cartas sin enviar que luego Seear, ya en Gran Bretaña, haría traducir. El soldado argentino narraba allí su traumática experiencia en las islas. Esas cartas impulsaron a Seear a escribir un libro (Con los gurkhas en las Falklands: un diario de guerra) y cartas a los destinatarios que figuraban en las de Urbieta. Eso posibilitó que los dos veteranos se conocieran finalmente en la Argentina. Ese encuentro fue el primero de una larga serie que Seear tuvo con quienes habían sido sus adversarios. En Oslo, donde vivía, conoció a Diego García Quiroga, uno de los primeros argentinos que pisó Malvinas en 1982. Ambos organizaron una convención en la Universidad de Nottingham, en 2006, en la que se reunieron veteranos argentinos e ingleses junto a un grupo de sociólogos, politólogos, psicólogos, juristas y estrategas militares para analizar la guerra. De ese cruce de ópticas diversas derivó el libro Hors de combat: El conflicto Falklands-Malvinas en retrospectiva. Actualmente está escribiendo su tercer libro sobre Malvinas, en el que señala que el intercambio de experiencias entre ex combatientes es la mejor forma de superar la traumática experiencia que es toda guerra.

- ¿Cómo lo marcó Malvinas?
- Fue un punto de quiebre en mi vida. Tenía 35 años en ese entonces y, aunque había enfrentado al IRA en Irlanda del Norte en numerosas oportunidades, no podía creer que estaba en un campo de batalla, que es el lugar más terrorífico que se pueda imaginar. Fue una experiencia total que duró diez largas semanas -pero también toda la vida-, una experiencia que no puede circunscribirse al teatro de operaciones. Uno debe enfrentar sus miedos y a muchas personas, incluyendo a los de su propia familia, antes de meterse en la guerra. Se trata de un acontecimiento incomparable con cualquier otro de los que viví antes o después.

- ¿Qué se siente en medio de una batalla?
- Yo estaba muy asustado antes de entrar en combate. Pero, increíblemente, cuando empezó, actué como si estuviera en "piloto automático". No obstante, el miedo volvió la última noche de la guerra, cuando todo mi batallón quedó atrapado, en la ladera norte del monte Tumbledown, en medio de un intenso bombardeo de artillería y de morteros que duró una hora. Mi adrenalina estaba tan alta que neutralizó la fatiga por falta de sueño a raíz de varias noches que habíamos estado bajo fuego. Eso me permitió actuar razonablemente bien. Pero la última noche de la guerra fue lo más parecido al infierno de Dante.

- Las cartas del cabo Urbieta lo llevaron a conocer a muchos veteranos argentinos.
- Desde 2002 visité cuatro veces la Argentina, necesitaba ver a mis viejos enemigos. Para mí, no era bueno seguir preguntándome quiénes eran sin hacer el intento de conocerlos realmente.

- Además de veteranos argentinos que habían sido conscriptos en el 82, conoció a altos oficiales, como Mario Benjamín Menéndez (máximo jefe de las tropas argentinas) y Carlos Robacio (dirigió al batallón de infantería de marina 5, el más elogiado por las tropas inglesas).
- En el año 2007, Robacio vino con ocho veteranos más a mi hotel en Buenos Aires. Todos pertenecían al pelotón que nos había lanzado más de 600 bombas de mortero en la batalla de Tumbledown. Les dije que podía certificarles que sus disparos habían sido muy precisos, ya que por muy poco no me habían matado, y que los felicitaba por su profesionalismo. Ellos me contestaron que, después de la humillante experiencia de haber enfrentado a sus compatriotas al perder la guerra, escuchar las felicitaciones de su viejo enemigo no podía resultar más reconfortante. También me entrevisté con Menéndez, durante casi una hora en la que me brindó su visión íntima del conflicto. Pienso que la guerra, la derrota, le siguen pesando. Pero a mí me dejó una buena impresión.

- Está escribiendo su tercer libro sobre Malvinas. ¿Qué le quedó por decir?
- Narrar las batallas de la guerra, y también las de la posguerra, desde los dos lados. Examino minuciosamente un combate como el del Tumbledown, en el que se peleó cuerpo a cuerpo, y también la forma en que muchos veteranos británicos y argentinos se reconciliaron entre sí y con sus pasados. Quienes vivieron una guerra tienen, después de todo, un lazo único: la marca de la batalla. En 2007, después de 25 años, viajé a las islas junto a 218 veteranos ingleses, muchos de los cuales me aportaron sus experiencias personales. Lo que hice con esos testimonios fue unirlos con los de veteranos argentinos, y con mis propias investigaciones, intentando reflejar las distintas caras del conflicto.

- ¿Qué opina de la reciente crisis diplomática en torno a las islas?
- La disputa entre Inglaterra y la Argentina en torno a la búsqueda de petróleo en las Falklands-Malvinas solamente sirve para resaltar la inacción que hubo en torno a todo intento de lograr un acuerdo político sobre el futuro de las islas. Ha pasado una generación desde 1982 e Inglaterra sigue manteniendo una costosa base militar, con 1.000 efectivos, como elemento disuasivo frente a una eventual amenaza argentina de recuperar las islas. Aunque sigo estando en desacuerdo con las acciones militares argentinas de 1982, que no le dejaron a Inglaterra otra opción que la reacción militar, también creo que es responsabilidad del vencedor asegurar una paz duradera.
Bernard McGuirk, profesor de la universidad de Nottigham, publicó un excelente libro sobre la guerra, en el que yo fui consultor militar, que se llama Falklands-Malvinas: un asunto inconcluso. A causa de ese título, la librería de Stanley (así llaman los ingleses a la capital de las islas) se negó a venderlo. Creo que es un título que resume la situación actual de las islas. ¿Acaso el mejor negocio para ambos países no es terminar ese asunto?

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el dispreciau dice: en MALVINAS el viento duele... en Falklands también... alguien deberá pedir perdón a los caídos, involucrados directa o indirectamente. La aventura trasnochada de incapaces manipulando el poder ha tenido marcas terribles en la sociedad argentina, una sociedad que suele renegar del imperio británico, omitiendo que son más las cosas que nos unen con aquellos que las que nos separan. Pero el pensamiento vernáculo nunca ha asumido dicha realidad, y los mitos urbanos fueron diseñando un pensamiento contrario que tiene más que ver con los estamentos políticos que con las gentes y sus coincidencias... vale entonces un jugador llamado Ratín expulsado en un campeonato mundial y sentado en la alfombra de la reina, irreverencia muy nuestra... para luego saltar a la mano de dios (con minúscula porque DIOS es otra cosa)... indudablemente en una sociedad que se combate a sí misma, se habla en español pero se piensa en idioma inglés... o viceversa. Argentina se vincula a Gran Bretaña en una ida y venida de coincidencias y confrontaciones sin fin, conveniencias que le dicen, de uno y otro lados que ya están estampadas en la historia. Las islas son apenas una muestra de las ansiedades de los unos y las decisiones ancestrales de los que las poseen, pero allí el viento duele. Argentina tuvo varias oportunidades de compartir, de participar, de colaborar, pero las burló como es nuestra costumbre, habilitando a agrandar las distancias... indudablemente, ¿qué sería de las islas y sus habitantes con nuestras temibles falencias de gestión?... los muertos ya pertenecen a esos parajes, descansan acariciados por el viento que peina pajonales y pule piedras, oliendo aires salados y compartiendo fríos abismales propios de la desolación, la confluencia de olvidos y recuerdos con los cuales nos atropella la vida. Argentina y Gran Bretaña deberían sentarse en una mesa, de una vez y sin intermediarios, a reconocer el pasado pero fundamentalmente a interpretar la comunidad del mañana. Un argentino en Londres se siente como en casa, tanto como un inglés recorriendo la Argentina... por algo será, aún cuando no se lo reconozca. Más allá, los muertos de un conflicto estúpido, reclaman un acuerdo de cara al mañana necesario, más allá de los intereses que los hay, con sus justificaciones lógicas y las otras, oportunistas. Gran Bretaña deberá reconocer alguna vez que Argentina le queda más cerca a las islas y que siempre se pueden establecer puentes para construir vínculos ciertos, más allá de las diferencias. Marzo 30, 2010.-

¿PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD?


Editorial II
Obra riesgosa en la península Valdés
La posible construcción de un acueducto en esa zona, que es Patrimonio de la Humanidad, podría ser perjudicial

Noticias de Opinión: Martes 30 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa

La península Valdés, con sus casi 4000 km2 de superficie, abarca una variedad de hábitats costero y terrestre altamente significativa y contiene especies de alto valor universal, lo que ha dado lugar a su designación como sitio del Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 2000.

Esa distinción se gestionó a partir de la elaboración de un plan de manejo participativo, al cual contribuyeron funcionarios gubernamentales, representantes de instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales, prestadores turísticos y entidades de comercio.

Es importante destacar que prácticamente toda la superficie de la península Valdés está constituida por propiedades privadas, con unos 50 establecimientos ganaderos desde fines del siglo XIX y, desde la última década, varios emprendimientos de ecoturismo. En la costa del golfo Nuevo se encuentra el único municipio del área, Puerto Pirámides, con una población estable de unas 600 personas, centro de la actividad del avistaje de ballenas en embarcaciones, durante cada invierno y primavera y, a su vez, playa para los visitantes en el verano.

De acuerdo con la clasificación de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, península Valdés es un área protegida con "ecosistemas manejados" y, como tal, se basa en un plan de manejo que prioriza la conservación de la biodiversidad y regula estrictamente los usos permitidos.

Se trata de un ecosistema árido donde no existe una generación de cursos de agua permanentes, y por tanto, históricamente, la disponibilidad de agua es extremadamente limitada. Sucede que Valdés se vincula con el continente por un estrecho istmo, lo que hace que no reciba aguas continentales, de cauces de ríos o de arroyos. Por eso la entrada de agua al sistema depende enteramente de las escasas lluvias que se producen y ésa es la razón por la que las unidades operativas de la reserva, donde acceden los turistas, se proveen de agua para consumo y sanitarios por camiones que, regularmente, trasladan el recurso desde la ciudad de Puerto Madryn.

Recientemente se ha publicado en distintos medios que el gobierno provincial de Chubut habría acordado con la intendencia de Puerto Pirámides la apertura de pliegos de licitación para la construcción de un acueducto que recorrería 30 kilómetros desde acuíferos subterráneos de la propia península hasta el pueblo, que sin duda plantea necesidades reales de limitaciones de agua.

Sin embargo, dada la escasez del recurso y la gravitación y las consecuencias que podría tener una obra de infraestructura como la planteada, cabe preguntarse si se ha considerado seriamente la sustentabilidad del proyecto y los eventuales efectos en el ecosistema de Valdés.

Tratándose de un área protegida, declarada sitio del Patrimonio de la Humanidad, sería razonable realizar un profundo análisis de las posibles alternativas antes de tomar una decisión que, en el futuro, podría lamentarse, por lo menos, siguiendo el básico principio precautorio aceptado por nuestro país en documentos internacionales y sancionado en la ley general del ambiente.

Con sus 400.000 hectáreas, Valdés es una de las áreas protegidas más grandes, pero más frágiles de la estepa patagónica. Además de su tan conocida fauna de mamíferos y aves marinas y costeras, como ballenas francas, orcas y delfines, lobos y elefantes marinos, pingüinos de Magallanes, gaviotines y petreles, entre otros, posee una no menos espectacular y diversa fauna terrestre.

La posible extracción de miles de litros de agua diarios para el consumo humano pone en evidencia la necesidad de contemplar todas las alternativas posibles antes de tomar una decisión definitiva. Quizá no sea adecuado un crecimiento poblacional desmedido en un lugar tan sensible. Contar con un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad tiene sus ventajas, pero, sin duda, implica afrontar sus necesarias limitaciones.

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Editorial IIObra riesgosa en la península Valdés

La posible construcción de un acueducto en esa zona, que es Patrimonio de la Humanidad, podría ser perjudicial

lanacion.com | Opinión | Martes 30 de marzo de 2010


el dispreciau dice: cuando algo es designado como patrimonio de la humanidad, alguien de esa humanidad sonríe para sus adentros, y se dispone a la burla social y humana. Así es que el patrimonio de la humanidad en la Quebrada de Humahuaca ya no es de la humanidad sino de aquellos oportunistas que descubrieron un potencial negocio para sus arcas, evitando que el patrimonio sea parte de todos. No es lo único... muchos Parques Nacionales son parte de la misma estrategia, hotelera, gastronómica, falsamente turística y aventurera. Los lugares patrimonio de la humanidad pasan a ser propiedad de los pocos, oportunistas de la coyuntura. ¿Está mal que así sea?, indudablemente sí, porque dicha actitud burla los principios por los cuales ese hueco de tierra y naturaleza fue considerado para ser declarado patrimonio de todos. La Tierra lo es, sin embargo las naciones que se autodeclaman como líderes o imperios, se apoderan de los bienes empleando artilugios apropiados a la falacia económica que nos rige... de esta forma, cae el criterio y nace la entelequia. La Patagonia, tanto como las cataratas del Iguazú, las Yungas, Cafayate, Molinos o Angastaco, la escalada de Jama, los glaciares, o cualquiera de los otros lugares paradisíacos con los que hemos sido bendecidos, son regiones ecológicas altamente sensibles, sensibles para sus equilibrios, sensibles para sus habitantes, ámbitos que curiosamente no son comprendidos en la consideración política, tornándose pasibles de ser destruidos al antojo de los intereses... Entonces, el patrimonio de la humanidad aparece como una nueva mentira, tanto como las ballenas protegidas en su captura y muerte para fines comerciales de pocos, en desmedro del futuro de los muchos, y peor aún, de los que aún no son. Si el patrimonio de la humanidad no es asumido como tal, es una burla más de las tantas que nos invaden desde los medios, anunciando la transgresión en ciernes. Los lugares puros, libres de las miserias humanas, se están extinguiendo junto con la raza que fue invitada a poblar la tierra durante un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Marzo 30, 2010.-

lunes, 29 de marzo de 2010

AISLAMIENTO INDUCIDO


Uno de cada tres niños pobres vive sin sus padres
Lunes 29 de Marzo de 2010 |
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BUENOS AIRES.- Un informe realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) detalló que la proporción de chicos alejados del núcleo familiar crece. Uno de cada tres niños pobres vive sin sus padres, una situación social que frecuentemente genera, entre otras cuestiones, dificultades en los procesos educativos.

"La Argentina insiste en asignar el gasto social con diseños muy rudimentarios, instrumentos de gestión obsoletos y escasa sensibilidad a la situación que enfrentan los hogares más humildes. Un ejemplo muy ilustrativo de estos defectos es la extensión de las asignaciones familiares", detalló el informe de la institución.

La Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Indec graficó que, en promedio, el 30% de los niños menores de 14 años vive con sólo uno de sus padres, generalmente la madre.

Ingresos

En los hogares de ingresos más altos, el porcentaje de niños que no viven con sus padres es de sólo el 16%. En las viviendas habitadas por personas con ingresos medios la cifra sube a 26%, mientras que llega a 34% en los hogares pobres. Al respecto, el informe de Idesa resaltó una fuerte disparidad en el rendimiento escolar de estos niños sin importar el nivel socioeconómico. "Se observa que cuando alcanzan la edad de entre 11 y 14 años, el 20% está retrasado o directamente abandonó la escuela", explica la institución. (DyN)
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el dispreciau dice: los comentarios que nacen en este espacio buscan generar reflexión, nunca imponer ni tampoco vender ideas. Como buen dispreciau, abandonado a su suerte (la mía), sin espacio en diario alguno ni tampoco en los foros de intenciones que se fabrican para hacer catarsis, tengo aquí la libertad respetuosa de decir lo que siento... compartiéndolo con seguidores anónimos que tienen sus propias opiniones, sus íntimos criterios y han formado sus propias convicciones. Creo entonces que ARGENTINA tiene una clase política impresentable, sustentada por un modelo perimido de atropellos y vejaciones, de olvidos y omisiones. Los ciudadanos estamos indefensos ante un estado incapaz de atender las necesidades de las personas, las ciertas, no las inducidas. Se es impresentable cuando se asiste a argumentos vacíos para explicar cuestiones que son en sí mismas injustificables. Muchos podrán pensar o creer que quien conduce debe hacer lo que le pide cada ciudadano, pero es ello es imposible tanto como inaceptable. Tampoco lo es creer que la vereda de enfrente está llena de enemigos, falacia significativa si las hay. ¿Qué pienso?... Que la oposición política sostiene un criterio ridículo de idas y venidas para conversar acerca de problemas que no son de ellos en lo personal, sino antes bien de todos los argentinos. Las imágenes soberbias de algunos dan pena y vergüenza ajena. El ejecutivo con sus razones públicas e íntimas a cuestas no anda mejor porque tiene un pésimo estilo de comunicación, aquel que comienza creyendo que el otro es un adversario y además, idiota. Ambas posiciones insultan la inteligencia social que suele estar por delante de los criterios políticos y sus razones circunstanciales. Más allá de ello, la realidad está a la vista y dado que las personas no somos números, aún formando parte de estadísticas comodaticias, ellos los números sólo reflejan una parte mínima de la realidad, carente de sentimientos, carente de necesidades, carente de padecimientos, silencios, llantos, amarguras, frustraciones, y más... Estamos criando a una generación desarmada, dividida, desunida, sin motivaciones pero tampoco sin espacios más allá de los amiguismos políticos. Alcanza con asomarse a la ventana para ver qué ha pasado con los pueblos que han entrado por allí... la miseria domina a los muchos mientras que las desvergüenzas llenan de soberbia a los pocos. No sirve. No sirve tampoco el juego del bueno y el malo. Si no hay justicia social genuina, lo demás es una entelequia propia de discursos con letra muerta. No estoy en contra de la Señora Presidente de la Nación ni tampoco de su gestión y he tomado la decisión de alejarme de algunas críticas por entender que al no estar en sus zapatos poco es lo que se puede aportar. Sin embargo no se me escapan las cosas que veo por mí mismo y si hay gente que la gasta por millones cuando una porción importante no tiene para comer, entonces sí vale la pena el comentario para que aporte consciencia a unos y reflexión a otros. Todos estamos bajo la misma bandera por lo tanto tenemos que terminar con los enfrentamientos estériles y los conflictos inducidos... ya que si seguimos a este paso, nos enfrentaremos a males peores, entre ellos la revancha de creernos dueños de la verdad... con todo lo que ello significa. Marzo 29, 2010.-

EL FIN DEL ESTADO DE DERECHO


Milagro Sala encabezó una protesta la semana pasada en las calles de San Salvador de Jujuy

Tensión política / Los gremios estatales, en protesta permanente
Jujuy, una provincia bajo el poder de Milagro Sala
Los conflictos sociales potencian la figura de la líder de Tupac Amaru

Noticias de Política: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
Marcelo Veneranda
Enviado especial


SAN SALVADOR DE JUJUY.- La tensión se respira en el aire de la capital provincial. La Gobernación y la Legislatura están rodeadas por la policía. Los gremios estatales están de paro o en estado de alerta permanente. Las rutas provinciales, cortadas por piqueteros, y las calles de esta ciudad, tomadas cada día por dos, tres o más movilizaciones.

Es un comienzo de año considerado "normal" para Jujuy, según oficialistas y opositores. Pero lo "normal" aquí adquirió ribetes violentos en las últimas semanas: los docentes simularon crucificarse frente a la Casa de Gobierno, tomaron la sede de Diputados y un anexo del Ministerio de Educación y fueron dispersados con balas de goma.

En este clima enrarecido, sin embargo, las mayores preocupaciones para el gobierno del kirchnerista Walter Barrionuevo vienen del Sur. De uno lejano, ya que la suerte de la provincia depende en gran medida de la Casa Rosada, que provee casi el 90%de los recursos que necesita Jujuy cada año. Y de uno muy cercano, porque en Alto Comedero, barrio periférico de la capital, se asienta el poderío de la organización Tupac Amaru, de Milagro Sala, a la que no pocos funcionarios, políticos opositores y jujeños de a pie apodan "la gobernadora". No sólo por su poder local, sino porque en el gobierno nacional sus demandas suelen resolverse antes que las de Barrionuevo.

En ese lugar, Milagro Sala levantó un barrio de 1800 viviendas y ahora está construyendo una réplica del imponente Templo de Kalasasaya de Tiwanaku, con su puerta del sol y de la luna.

"La situación social en la provincia es delicada. Los ánimos están muy caldeados. Hemos sufrido cortes de ruta, tomas de la Legislatura, la Casa de Gobierno y el municipio, además de una ciudad encerrada cada vez que bloquean sus puentes", señaló el vicegobernador Pedro Segura. Pero aclaró: "Aunque todo eso es corriente, ahora se han sumado los ataques a empresas privadas" (ver recuadro).

Del Estado nacional proviene el 87% de los recursos que necesita cada año la provincia. Pero si la Casa Rosada cumple su promesa de que no enviará a los gobernadores más fondos que los presupuestados, las arcas jujeñas deberán entregar casi el 80% de su presupuesto anual (4463 millones de pesos) para pagar los aumentos de sueldos con los que intentan apaciguar a los empleados públicos. O incrementar a 800 millones de pesos el rojo financiero proyectado para este año, según afirmó Segura.

Con lo que quede deberán afrontar los gastos en viviendas, salud y seguridad.

En 2009, la escasez de fondos nacionales fue un gran dolor de cabeza para la administración provincial: el presupuesto se hizo con una estimación de ingresos en concepto de coparticipación de $ 2622 millones, pero hasta diciembre sólo recibió $ 1971 millones, según un informe del consejo local de profesionales de ciencias económicas.

"La gobernadora"
Con casi 70.000 militantes propios, más otros 20.000 que integran la red de organizaciones sociales liderada por Sala, Tupac Amaru es la contracara de la administración local: construye viviendas, escuelas, piletas y centros de salud por toda la provincia. Y acrecienta su poder cada día más.

Salvo el vicegobernador, ninguno de los dirigentes justicialistas entrevistados por LA NACION se animó a criticar públicamente a Sala. "Milagro dialoga, pero cuando la plata no llega, ella acorta los tiempos", dijo Segura. Otra fuente oficial de primer rango fue más directa: "Si no le das a la señora lo que quiere, estás en problemas".

"Como dijo el gobernador, la provincia es inviable sin los fondos de la Nación, pero sin Sala hoy habría cien grupos piqueteros en las calles", resumió el diputado provincial Jorge Rizzotti (UCR), aunque matizó: "Cómo no va a prosperar la Tupac, si recibe más fondos para obras que el municipio de la capital".

A regañadientes, oficialistas y opositores terminan reconociendo el papel de "contención" de la líder de la organización Tupac Amaru. Ella es el sur próximo, que les provee paz política. Al sur lejano, el de la Casa Rosada, le seguirá suplicando el oxígeno financiero que necesitan para pagar los aumentos. Con eso podrían pacificar las calles y asegurarse que 2010 siga siendo un año "normal" en esta provincia del noroeste argentino.

El conflicto docente
Amparada en los tribunales provinciales, la Gobernación logró que los maestros vuelvan este martes a las aulas. Lo harán bajo protesta, y prometen regresar a las calles si se les descuenta uno solo de los días de paro. Los profesores, en cambio, cumplirán al menos otras 72 horas de huelga. Según cifras oficiales, un maestro primario con diez años de antigüedad cobra $ 512 de salario básico, mientras que un profesor secundario con 15 años de experiencia percibe $ 591. Son los sueldos básicos más bajos del país, si no se consideran los adicionales bonificables y no remunerativos (en negro), que elevan el salario bruto a 2248 y 1936 pesos, respectivamente.

La provincia, que desde el inicio del conflicto alertó que no disponía de fondos para cubrir el aumento de $ 250 al básico reclamado por los docentes, ofertó una suba escalonada: $ 100 en marzo y el resto en cuotas antes de diciembre.

La propuesta oficial llegó acompañada por la advertencia de que la negativa gremial acarrearía el descuento completo del mes de huelga. Los docentes secundarios la rechazaron. "Que les descuenten también a los diputados, que hace cuatro meses no sesionan", contraatacó Blas Cardozo, líder de Cedems, el gremio de los profesores.

EL ATENTADO AL SENADOR JENEFES

En cuestión de segundos, las pintadas cubrieron el canal 7 y el hotel Howard Johnson, propiedad del grupo empresarial que dirige el senador oficialista Guillermo Jenefes. Después vinieron las piedras, arrojadas por motociclistas, ante la mirada impávida de una decena de efectivos policiales. En diálogo con LA NACION, Marcos Guerra, un dirigente que lidera la agrupación Titi Guerra que se adjudicó el atentado al canal, desvinculó a la Agrupación Túpac Amaru del ataque.

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Tensión política / Los gremios estatales, en protesta permanenteJujuy, una provincia bajo el poder de Milagro Sala

Los conflictos sociales potencian la figura de la líder de Tupac Amaru

lanacion.com | Política | Lunes 29 de marzo de 2010


el dispreciau dice: cuando las organizaciones sociales reemplazan a las instituciones, ocupando sus espacios y desplazando su gestión, comienza el fin del estado de derecho. En nuestro país, la pobreza ha habilitado al nacimiento, crecimiento e instalación de personas que lideran movimientos sociales que manejan fondos del estado a discreción, favoreciendo a unos en desmedro de los otros, atendiendo los amiguismos y las obsecuencias. Ello denigra la funcionalidad institucional, que por otra parte tampoco cumple el rol para cual ha sido creada, sencillamente porque se regía por conductas semejantes, esto es, impidiendo a los muchos y dando ventaja a los oportunismos de los pocos. ARGENTINA asiste a desequilibrios crecientes que dañan frontalmente el estado de derecho, ahogando las garantías constitucionales que apenas rigen para los que tienen poder en sus bolsillos. Los ciudadanos permanecen en estado de indefensión a merced de los antojos de los renovados líderes sociales cuyo comando nace y muere en su propia discreción. ARGENTINA, librada a la consideración de los amiguismos clientelistas de una política perimida, está expectante ante el fin de su condición como estado soberano, dando lugar a las conveniencias construidas a partir de la fábrica de pobrezas, un tumor que se expande sin solución de continuidad, nutriéndose de lavados de dineros extraños, negando las libertades y encaminando a toda la sociedad a una nueva y temible frustración. Marzo 29, 2010.-

EL PEOR DE LOS SILENCIOS


Opinión
El Papa, criticado por no hacer nada... y por hacer demasiado
Vittorio Messori
Corriere Della Sera

Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa

ROMA.- Ni el hombre Joseph Ratzinger ni el papa Benedicto XVI tienen ciertamente necesidad de ser defendidos. La estima y el respeto de los que goza, incluso entre los laicos, dan testimonio de que su persona es la mejor expresión de esa síntesis católica que rechaza la ley del aut aut -"ni uno ni otro"- y se rige por la ley del et et -"uno y otro"-, la coincidentia oppositurum , la unión de los opuestos. Quienes lo conocen saben hasta qué punto en el profesor Ratzinger, después cardenal prefecto, finalmente pontífice, conviven la severidad con la misericordia, el rigor con la comprensión, el respeto por la norma con la conciencia de las situaciones humanas particulares.

Ratzinger tiene la humanidad de los viejos hombres de iglesia, que desde el púlpito denunciaban el pecado a viva voz, pero luego, en el confesionario, frente a frente con un pecador en concreto, interpretaban generosamente la invitación de Cristo a comprender y perdonar.

De una dureza inaudita fue su carta a la Iglesia de Irlanda, sin atenuantes de hipocresía teológicamente correcta que atenúen el dolor y el desprecio por las traiciones al Evangelio.

En esa carta tan dramática, Benedicto XVI no intenta siquiera disminuir la culpa, y señala la sospecha que se cierne sobre los púlpitos de donde provienen tantas prédicas. Ni siquiera una palabra sobre la hipocresía de los viejos apóstoles de la "revolución sexual" de 1968, que se han puesto el nuevo hábito de moralistas escandalizados y adustos. Silencio papal sobre la defensa de los niños en boca de quienes predican el derecho inalienable de eliminar a su gusto a los niños que aún no han nacido. Ni una sola mención, en la carta, del apetito económico que ha movido a los estudios de abogados anglosajones a publicar anuncios en los medios de comunicación: "¿Quiere hacerse millonario? Haga entrar a su hijo al seminario y en un año venga a vernos". La common law , en efecto, permite a los abogados compartir con sus clientes la mitad de los enormes resarcimientos que ordenan los tribunales.

Los agentes de esas firmas de abogados usan de alfombra a muchos viejitos y los convencen de hacer reclamos millonarios. Mejor aún si los acusados están muertos: de todos modos, los obispos y los superiores de las congregaciones pagarán para evitar mayores escándalos. Desde hace años, en Estados Unidos el "católico pederasta" es el protagonista de un negocio descomunal, al punto de haber llevado a la bancarrota a diócesis enteras y órdenes opulentas.

Sin buscar atenuantes
Y así y todo, Benedicto XVI no busca ningún atenuante, por legítimo y bien fundado que sea. Su dedo acusador no apunta hacia fuera de la Iglesia, sino sólo hacia sus hijos que la han traicionado. Para con ellos tiene palabras terribles, en las que vibra el desprecio de los profetas bíblicos.

Pero después de la condena llega la esperanza, el pedido de misericordia a un Dios que sabe separar el bien del mal, exhortando a los culpables a pagar el precio debido, pero a no perder la esperanza en el perdón de Cristo.

Ningún pecado es tan grande como para agotar la misericordia divina, y el arrepentimiento y la penitencia pueden abrir el camino de la reconciliación a quienes así lo desean. Este hijo de la antigua Baviera católica vuelve a señalar, de hecho, lo que enseña el catolicismo auténtico: el rechazo de la inhumana ferocidad "jacobina", el repudio a la condena inapelable, a la justicia que no deja lugar a la comprensión, a la ley, al derecho, y sin piedad por la condición humana.

Entre tantos otros errores y manipulaciones, quienes intentan arrastrarlo al banquillo de los acusados nada saben de esa sabiduría, que es la misma que marca la experiencia dos veces milenaria de la Iglesia. Una sabiduría "del revés humano" que sin embargo, como recién decíamos, sigue los principios de la ley del et et , y que por lo tanto sabe aplicar también el látigo, como seguramente habrá advertido la Iglesia de Irlanda.

Y a quienes han querido acusar al entonces cardenal prefecto de la Congregación de la Fe de haber removido y callado, les recuerdo, entre otros, ese "misterio doloroso" que es el caso de Marcial Maciel Degollado.

La congregación de Los Legionarios de Cristo, fundada por el mexicano Maciel, era muy querida por Juan Pablo II.

Mientras las viejas órdenes religiosas se extinguían o apenas sobrevivían, allí estaba una multitud de jóvenes defensores de la ortodoxia. Las voces que llegaban a Roma sobre los abusos de Marcial contra los seminaristas eran prudentemente sopesadas por el papa Wojtyla, quien recordaba que en Polonia los comunistas se servían de acusaciones similares para dañar a la Iglesia.

Y bien, una de las primeras medidas de Ratzinger no bien llegó al papado fue la suspensión a divinis del fundador de la orden, llamándolo a encerrarse en clausura y a dedicar el tiempo que le restaba a la oración y la penitencia. No sólo eso. Benedicto XVI se apresuró en abolir el cuarto voto de los Legionarios, el llamado "voto de discreción", que imponía el silencio a los superiores y obstaculizaba de esa manera las investigaciones de la Santa Sede.

Tanto es así que entre los Legionarios hay quienes sospechan que el papa Ratzinger está mal aconsejado, o incluso que forma parte de un complot contra la poderosa congregación.

Por lo tanto, el hombre que desde fuera de la Iglesia acusan de "no haber hecho nada" es acusado desde dentro de la Iglesia de "haber hecho demasiado". Y no sólo respecto de los Legionarios, sino también en tantos otros casos, no bien la sospecha de abusos sexuales cobraba certeza. Una paradoja tan ignorada como significativa.

Traducción: Jaime Arrambide

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Vittorio Messori

lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010





Benedicto XVI, ayer, durante la misa de Ramos, en la que no hizo mención de los conflictos de la Iglesia
Foto: EFE

Abuso de menores / Otra semana conflictiva para Benedicto XVI
Réplica del Papa por las acusaciones
En la misa de Ramos, el Papa dijo que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías"

Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Roma


ROMA.- Benedicto XVI dio ayer inicio a la Semana Santa más difícil de su pontificado. En el ojo de la tormenta por las acusaciones que llueven contra las altas jerarquías de la Iglesia católica de haber encubierto durante décadas los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes contra niños, en la homilía de la misa de domingo de Ramos el Pontífice pareció aludir a la crisis al afirmar que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías de las opiniones dominantes".

Ante 50.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro, el Papa señaló que el hombre puede elegir seguir a Cristo o bien "descender hacia la bajeza, hacia lo vulgar; puede hundirse en el pantano de las mentiras y la deshonestidad". Y agregó: "Cristo nos conduce hacia lo que es grande, puro; nos conduce hacia el aire salubre de las alturas: hacia la vida según la verdad. Hacia la valentía de no dejarnos intimidar por las habladurías de las opiniones dominantes; hacia la paciencia de quien soporta y sostiene al otro".

Las palabras de Benedicto XVI -que por primera vez usó el papamóvil para presidir la procesión de las palmas, para que la multitud lo viera mejor-, fueron interpretadas como una elíptica respuesta al escándalo de pedofilia que desde hace unas semanas está sacudiendo a la Iglesia católica y que en algunos casos lo está salpicando directamente. Según las revelaciones del periódico The New York Times , que la semana pasada provocaron un verdadero terremoto, cuando el Papa fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no expulsó del sacerdocio a un cura estadounidense que abusó de 200 niños sordos, con el argumento de que éste se había arrepentido y de que estaba ya viejo y enfermo.

En otro artículo totalmente desmentido por el Vaticano, el mismo periódico también acusó a Benedicto XVI de haber estado informado, siendo arzobispo de Munich, del caso de un sacerdote con un historial de abusos sexuales que volvió a ejercer tareas pastorales en su diócesis, con el resultado de que abusó nuevamente de niños.

Fiel reflejo de lo grave de la crisis, dos cortes federales de Oregon y Kentucky por primera vez admitieron la posibilidad de llevar al Vaticano al banquillo de los imputados. Según reveló el Washington Post , el Vaticano ya apeló ante la Corte Suprema con el fin de bloquear uno de los procedimientos. En Oregon, la acción legal partió de una víctima de presuntos abusos sexuales cometidos por un cura originario de Irlanda, que primero estuvo en Chicago y luego fue trasladado a Portland, siempre acompañado por denuncias de molestias sexuales. La tesis de sus abogados es que "todos los sacerdotes del mundo son empleados del Vaticano, y por lo tanto en última instancia debe responder de sus acciones el Papa. Se trata de una escalada significativa porque hasta ahora en Estados Unidos, donde estalló hace una década el escándalo por miles de casos de abusos, los procesos judiciales habían sido contra sacerdotes, iglesias o diócesis locales.

Protestas en Londres
En este clima, un centenar de personas se manifestaron ayer frente a la catedral católica de Westminster, en Londres, para pedir la dimisión de Benedicto XVI. El primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, el arzobispo Vincent Nichols, sin embargo, salió en defensa del Pontífice. "El Papa no va a dimitir y, francamente, no existe ningún motivo fuerte para que lo haga. La realidad es justo la contraria: él es el único que ha afrontado estas cosas y, respecto al papel que ha jugado cuando era cardenal, no ha estado involucrado en ningún encubrimiento", dijo Nichols a la BBC .

En Suiza, en tanto, la presidenta de la confederación, Doris Leuthard, propuso crear una "lista negra" de sacerdotes pedófilos, para que se garantice que nunca más tengan contactos con niños. Y la Iglesia católica austríaca decidió designar a una mujer como "representante independiente" de las víctimas, para indagar sobre casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.

"Debería repensarse la obligación del celibato para los sacerdotes", destacó, por su parte, el famoso cardenal Carlo Maria Martini, en un artículo salido en el diario austríaco Die Presse . Arzobispo emérito de Milán y figura de renombre del ala progresista de la Iglesia, Martini escribió que "las cuestiones de fondo de la sexualidad deben ser repensadas sobre la base del diálogo con las nuevas generaciones" y que "para reconquistar la confianza perdida deberíamos enfrentar cuestiones básicas".


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En la misa de Ramos, el Papa dijo que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías"

lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010




Actualidad religiosa
Un calvario a las puertas de la Semana Santa
Mariano De Vedia

Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa

El Papa que declaró hace tiempo la "tolerancia cero" frente a los escándalos sexuales y que aún antes de asumir afirmó en Roma que "hay que limpiar las porquerías de la Iglesia", enfrenta hoy su propio calvario, en las puertas de la Semana Santa, acusado de encubrir a un sacerdote que cometió abusos a menores en Munich.

Ya en la Semana Santa de 2005, al meditar en el Via Crucis del Viernes Santo en el Coliseo romano, una semana antes de la muerte de Juan Pablo II, el cardenal Ratzinger exclamó: "¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!"

Benedicto XVI fue el primer papa que no solamente pidió perdón por los abusos cometidos por sacerdotes: lo hizo en persona, al reunirse cara a cara con los padres de chicos damnificados en sus viajes a Estados Unidos y a Australia, en 2008, y pedirles disculpas en nombre de la Iglesia. Asumió esta cruzada como una lucha personal y lo mostró con gestos y actitudes. Fuentes eclesiásticas perciben con preocupación una posible confluencia de intereses entre sectores católicos descontentos con el Papa por haber sacado a la luz esta triste y trágica realidad, y corrientes políticas e ideológicas enfrentadas con la Iglesia, que verían con agrado que el escándalo rozara al pontífice. Todo ello en medio de intereses económicos que podrían acrecentarse si se encuentran responsabilidades en el Vaticano, lo cual abriría una codiciada vía de reclamos judiciales.

Sin minimizar la profundidad del problema, que produce daños irreparables, la pedofilia es una actividad ilícita que se expande en la sociedad civil. Cifras difundidas por la ONG española Hazte Oír, que en sus marchas de protesta contra el aborto ha reunido a más de un millón de personas en Madrid, revelan que en Estados Unidos hay 39 millones de niños víctimas de abusos sexuales. Entre el 40 y el 60% fueron agredidos por un miembro de la familia (tíos, primos, padrastros, novios).

Sin medias tintas, el propio Ratzinger dijo en la carta dirigida a los católicos irlandeses que los sacerdotes y religiosos que abusaron de niños traicionaron la confianza depositada en ellos y deben responder ante Dios y los tribunales. "Causaron un inmenso daño a las víctimas y a la Iglesia", sentenció. Años antes se había preguntado cómo es posible que un sacerdote pueda traicionar su vocación y reflexionó sobre el profundo misterio por el cual Dios deposita su confianza "en recipientes tan frágiles".
mdevedia@lanacion.com.ar

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Mariano De Vedia

lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010


el dispreciau dice: la cultura en su evolución va diseñando valores que hacen a la calidad de las personas y al sentido de composición de la comunidad... ello se ata a la educación y a las tradiciones. El hombre, muchas veces guarda alteraciones de conducta que luego oculta tras valores virtuales que declama pero no ejecuta, originando una dualidad que denigra la condición humana... sucede con violadores, tanto como con pedófilos... sucede con quienes mienten amor, tanto como con los que ejercen adulterio. La condición de poder es no razón suficiente como para ejercer actos que conllevan un daño al prójimo, sea éste mayor o menor de edad. Esta actitud enseña instituciones viciadas en su esencia y occidente tanto como oriente son hoy muestras de barbarie, desidia, desprecio, omisión, y atropello a la condición humana, denigrando su esencia y expresando lo más bajo de la misma. Así, aún con dolor extremo en las familias de las víctimas, la sociedad humana guarda silencio ante atropellos que equivalen a asesinatos, a la destrucción de las esencias sociales que hacen al equilibrio individual y del conjunto... equilibrios que al estar ausentes consumen a las partes al modo de parásitos. La iglesia como institución contiene una esencia que se expone en los hombres que la conducen... ellos son los que finalmente la hacen grande o la empequeñecen. No hay nada entre el hombre y su Dios, ya que los vínculos divinos son directos y no por medio de intermediarios comodaticios u oportunistas. El hombre deviene de Dios y en dicho devenir no hay instituciones humanas en el medio, por ello la oración auténtica es aquella que une en comunión espiritual al alma del hombre con su Dios... todo lo demás, aportado por tradiciones, es parte del dogma que recrea la historia del ser humano en el mundo terrestre, nada más. Por ello, cuando las instituciones no resguardan el sentido último de la comunidad, justificando títulos u honores que apenas son parte de las vanidades, encubriendo daños morales y espirituales a los próximos (prójimos), la institución se diluye y se pierde el sentido de su existencia... ya que al fin y al cabo, Dios habla con el hombre y no con las instituciones que se arrogan el derecho de representación, lo cual es una falacia que da ventaja a muchas almas de iniquidad, que nada tienen que ver con Dios y sus preceptos. Marzo 29, 2010.-