jueves, 6 de mayo de 2010

COSAS OYERES SANCHO


Artaza 6 de Mayo de 2010

Abrámosles camino

Aseguran que bajarán definitivamente del monte, que ya no harán política con ayuda de balas. Son duros, errados guerreros, curtidos en décadas de confrontación. Dejan muchos muertos ajenos y propios atrás, pero también han perdido buena parte de su vida en ello. No conviene humillar a quien pierde la batalla. ETA y su entorno no han alcanzado ninguna victoria por la vía violenta.

Recientemente la izquierda abertzale radical ha hecho una opción clara y exclusiva por las vías políticas. Nada, ni nadie les puede aligerar la carga del enorme dolor generado. Las vidas segadas pesan sobre ellos, mientras no medie profunda y sincera contrición, también voluntad de reparación. Para conseguir su Euskadi independiente no tenían que haber privado a ningún ser de ningún aliento. Esas presencias están ahí, caminando junto a su recuerdo, trayendo a su memoria lo mayúsculo del error cometido.

No hay moviola de gatillos apretados, no hay moviola para desactivar las bombas que nunca se hubieron haber colocado, pero hay futuro, hay mañana, hay niños que vendrán, y si nos lo proponemos ahora, podrán correr por una geografía de paz, de más armonía y concordia. Todos tenemos nuestros muertos en la cabeza, pero el horizonte, no las tumbas, reclama nuestra mirada y atención. Las víctimas del pasado están ahí, merecen reconocimiento. Los victimarios no podrán ver la libertad mañana mismo, por lo menos en tanto en cuanto no manifiesten arrepentimiento, pero la nueva vida está naciendo y es preciso preparar un ancho espacio de definitiva y permanente paz, ojalá también de reconciliación.

Faltan interesadamente a la verdad quienes afirman que nada o apenas nada ha variado desde que hace unas semanas, la izquierda abertzale en su declaración de Alsasua apostara por vías "exclusivamente políticas" para el avance en sus objetivos, y sobre todo desde que reprochara a ETA, por vez primera, que la reanudación de su actividad violenta se ha convertido en un obstáculo. El alcance de esta noticia es extraordinario, pese a quienes se empeñan en no concederle importancia.

En algún momento había que poner punto final a tanto desatino y por fin parecen dispuestos a ello. Ya no hay recorrido para la barbarie y el convencimiento felizmente les está alcanzando. Llegados a este punto anhelado, ¿por qué no gestos también por parte del Estado? ¿Por qué no una mano abierta por parte del Gobierno, para cuanto menos facilitarles que concurran a las próximas urnas? El Gobierno del Estado quiere que bajen del monte, pero les cierra con doble candado las puertas de todas las instituciones.

No es imprescindible pedirles a los radicales abertzales la condena de ETA, no es imperioso exigirles que se retracten de su pasado, que prescindan de sus señas de identidad. Esa condena que para nosotros puede ser lógica y consecuente, para ellos roza la humillación. ¿Qué son, qué les queda si condenan a la organización armada, esa razón sobre la que ha girado sus vidas? Por lo demás, nada apunta a que lo harán. La paz se puede inaugurar definitivamente en Euskadi sin necesidad de herir su orgullo.

Duele un Otegi en la cárcel, pues nos consta que en los últimos años ha intentado ganarse a los violentos, ha hecho más por la paz, que por la guerra. Duele porque dentro sólo azuza resentimientos, porque fuera puede contribuir a la distensión. Sólo alguien que habla su mismo idioma puede conquistar los oídos más recalcitrantes.
Zapatero está preso del terror a perder votos en España por crear las condiciones para una paz definitiva, pero un político de altura debe estar por encima de ese pánico, de esos intereses partidistas. Debe gobernar atendiendo valientemente al desafío del momento y al interés prioritario de la paz.
No, no conviene humillarles más. Ahí está la memoria del sufrimiento gratuito que ellos desataron. Más pronto o más tarde se enfrentarán en su fuero interno con el enorme dolor generado. Ahora es tiempo de gestos de distensión, de abrir el escenario político, de volcarse en la paz. Cada quien haga su lectura de la historia, pero empujemos ésta ya sin necesidad de herir al adversario en su amor propio. La historia certificará que ETA y su entorno no han logrado ninguna conquista política por las armas, sino todo lo contrario, fueron obstáculo para el avance y el progreso del pueblo vasco en libertad.

Por fin se empieza a vislumbrar una solución real para este largo contencioso. Estamos a las puertas de un proceso de paz irreversible. El Estado, puede también hacer alarde de generosidad. No es más fuerte, todo lo contrario, por hincar de rodillas al entorno abertzale. Ahora más que nunca, el momento reclama audacia y valentía de los políticos de Madrid. Generosidad nada tiene que ver con ingenuidad, menos aún con debilidad. Sólo gana un Estado que lograr atraer a la arena política a quienes creían únicamente en la “goma 2” y se ocultaban tras el pasamontañas. Toca mover ficha a Zapatero. Toca abrir las urnas a todos los que se decantan en exclusividad por vías políticas. En su reciente y esperanzadora declaración, la izquierda abertzale ya lo ha hecho. Por fin apuestan por una vía civilizada. Abrámosles camino.

Koldo Aldai

el dispreciau dice: Koldo es un iluminado y como tal suele enviar mensajes que más que palabras guardan fuentes de luz, energías sutiles que traspasan el alma. Esta vez lo hace con otro enfoque diferente al habitual y con un tema que se las trae. Cuando él me envía sus reflexiones suelo no agregar nada, pero esta vez romperé la regla... Este mundo está lleno, repleto de conflictos inducidos por las miserias de unos avanzando sobre las carencias de los otros y viceversa, en un juego de acciones y reacciones peligrosas donde nadie atiende las razones del otro, siempre justificando las conductas supuestamente adecuadas de los intereses. Así las cosas, se habla de desarme nuclear en un mundo donde las potencias se han dedicado a desarrollar tecnologías destructivas desde que el hombre deambula locamente por la superficie del planeta... sin ir más lejos, detrás de la propuesta mentirosa del desarme nuclear (cosa loca si las hay) las mismas potencias desarrollan biotecnologías de manipulación de bacterias y virus como para destruir varios miles de humanidades, sin compasión, e incluyendo hasta sus propios sabios mentores que no reparan en desatinos para conformar la estúpida visión del mundo que hoy por hoy ostentan los poderes. En dicho marco, y bajo los mismos escudos, tecnologías de paralización magnética prometen daños peores que el de "apagar" un Airbus en vuelo para hacerlo estrellar contra las nocturnas aguas del Atlántico. Todo prolijamente negado, pero esencialmente real. Promoviendo desde allí un extraño terrorismo donde mueren inocentes palestinos e israelíes, pero donde los victimarios están siempre "vivos" y gozando de buena salud. Sucede en la India, en Pakistán, en Afganistán, en Irán, en Irak, promoviendo reacciones en cadena de gentes cansadas, hartas de insultos inútiles que se justifican en falsas democracias donde imperan los intereses pero nunca las razones. En dicho paisaje, tremendo por cierto, aparecen las historias de la ETA y del IRA. ¿Hay otras?. Las hay. Todas irracionales, intolerantes, plenas de odios y venganzas. Como siempre, las víctimas son los inocentes, jamás quiénes tienen responsabilidad focal. A los muertos nadie los regresa pero las ideologías se sostienen como estandartes vacíos... sucede que ya no hay espacio para más daño, porque la exclusión es de tal envergadura (magnitud) que avergüenza a la raza humana. Aparece como prudente que el ser humano regrese a las fuentes de la creación y reinicie el camino escuchándose... ya que la intolerancia ha alcanzado un límite que está cercano al quiebre y del que no habrá regreso sin calamidades. No hay explosivo que guarde justificación como tampoco hay daño que se justifique en sí mismo. El dolor engendra siempre más dolor tanto como el odio genera más odios. Quien aprecie la Tierra de hoy, quedaría perplejo ante tantos desatinos que presentan al mal como eje de vida, bajo argumentos que hablan de la importancia de la luz, pero facilitan permanentemente la destrucción del otro. Debo decir que creo en la cultura como eje de la comunidad pero no creo en la civilización porque ésta, siempre se autodestruye. Mientras las miradas no contengan la dignidad de las fuentes, nada saldrá de las palabras emitidas en discursos que se contraponen con cualquier realidad. Es hora que la humanidad replantee su destino antes que sea demasiado tarde... y este "demasiado tarde", en mi humilde visión, puede ser apenas dentro de un rato. Mayo 06, 2010.-

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