lunes, 3 de mayo de 2010

DESOCUPADOS


EDITORIAL
LA GACETA [TUCUMÁN]
Recuperar la cultura del trabajo

Lunes 3 de Mayo de 2010 |


Un antiguo y popular adagio señala que "el trabajo dignifica a la persona". Se trata, por cierto, de un concepto fácil de comprender, pero que a lo largo de la historia ha sido muy difícil de llevar a la práctica a juzgar por los resultados. Larga ha sido -lo sigue siendo- la lucha del hombre por obtener la dignidad laboral y desde hace unas décadas por conservar el empleo.

En 1889, la Segunda Internacional, reunida en París, instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. El 1° de mayo de ese año, en la Haymarket Square de Chicago, hubo una manifestación de obreros que pedían que se establecieran las ocho horas de trabajo diarias, como ya se había acordado, y protestaban contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba había ocasionado la muerte de varios policías. Nunca se supo quién fue el responsable de este atentado. Lo cierto es que cuatro sindicalistas anarquistas fueron acusados, juzgados y ejecutados. Paradójicamente, en los Estados Unidos no se conmemora esta fecha.

Con la precarización de empleo en la década de 1990, la desocupación creció en la Argentina. La respuesta para paliar esta situación fue la proliferación de programas y planes sociales que pocas veces cumplieron su objetivo; más bien contribuyeron a desvirtuar la cultura del trabajo y del esfuerzo.

El sábado se recordó el trágico acontecimiento de Chicago y como sucede siempre, hubo actos y manifestaciones de protestas en una buena parte del mundo. En nuestro país, la jornada hubiese transcurrido en la tranquilidad total si no hubiese sido por un grupo de piqueteros del programa "Argentina Trabaja" del conurbano bonaerense que cortó el tránsito sobre la avenida 9 de Julio para protestar contra el "manoseo del Gobierno" en el manejo del plan de trabajo. Dijeron que se trataba de un "escrache" contra la ministra de Desarrollo Social por la "falta de implementación del programa, malversación de recursos, e incumplimiento de los nuestros derechos básicos, en torno al único plan de empleo" del Gobierno.

La Iglesia Católica, por su lado, solicitó empleo digno y sustentable para todos los argentinos. Señaló que este es el remedio más eficaz para combatir la pobreza, y expresó su preocupación por la escasa retracción del trabajo en negro adulto e infantil. Un integrante del Episcopado afirmó que la orfandad de una cultura del trabajo es una hipoteca social muy difícil de revertir y aseveró que el trabajo es un derecho para el hombre y, por lo mismo, un acto de justicia y de sabiduría política. "Una sociedad en la que este derecho no sea una prioridad y no se creen para ello las condiciones que permitan alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, es una sociedad que no puede conseguir su legitimación ética ni la justa paz social", advirtió el prelado.

Pero ciertamente, no es sólo responsabilidad del Estado generar trabajo digno, también lo es de todos los sectores de la producción económica. Por otro lado, la obtención de un empleo está íntimamente ligada con la educación. Una persona sin estudios ni capacitación está fuera del mercado laboral aquí y en cualquier otra parte del mundo. Ello significa que el Estado debería obligar a los adultos que perciben planes sociales a educarse o especializarse en algún oficio como condición para seguir recibiendo esa ayuda. De ese modo, el beneficiario tal vez abandonaría su actitud mendicante y se vería obligado a hacer algo para mejorar su condición personal, así como sus posibilidades de conseguir un trabajo real.

Pero si no se controla que el objetivo se cumpla -uno de los grandes déficits del país- estaremos lejos de solucionar el problema de desocupación.
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el dispreciau dice: a alguien / algunos le/s convino en los noventa destruir el sistema productivo argentino... a alguien /algunos le/s convino en la misma década, inducir circunstancias para poner en marcha una "fábrica de pobres"... y salió tan bien que nada quedó en pié. Se arrasaron industrias, se arrasaron pueblos, se perdió la red ferroviaria, se sumó deuda externa "inventada" para crear un terrible negocio financiero a efectos de no producir nada. Argentina paga hoy estas consecuencias. Argentina, además de pobres, cultiva marginados, indigentes, dejados, olvidados, y otros "ados" que se suman cada día, contribuyendo a la pobreza mental del país. Un país sumido definitivamente en la mediocridad, aceptando que esta la única realidad posible, entendiendo que la suerte está de lado de los pocos incluidos que permanecen aún en el sistema. La imagen es penosa porque muchos conciudadanos viven en condiciones paupérrimas, deplorables, y esos mismos conciudadanos corren por un mendrugo para aplaudir a políticos cínicos que se llenan la boca con discursos vacíos de contenidos y de realidades. ARGENTINA está fehacientemente desocupada... ya que la mayoría de los trabajos se enfocan en servicios, no en perfeccionar la producción, por ende mucho menos en desarrollos industriales, cada vez más escasos. Pero el problema no se focaliza en el número de desocupados solamente, sino en la magnitud inconmensurable de personas que carecen de una educación apropiada a los tiempos y que por lo tanto auguran el crecimiento de la generación de marginados. Una sociedad en este estado no puede despegarse del sometimiento y mucho menos comprender que sin dignidad no hay vida... Mayo 03, 2010.-

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