domingo, 18 de julio de 2010

CONFUNDIDOS Y ATURDIDOS, DESORIENTADOS Y PERDIDOS, OFUSCADOS Y CONTRARIADOS


Sociedad
Mamá-papá, mamá-mamá, papá-papá
La adopción por parte de parejas gay fue el punto de mayor desencuentro durante los debates de la ya aprobada ley de matrimonio homosexual. Sin embargo, más allá de convicciones religiosas o ideológicas, ¿sabemos si perjudica en algo a un hijo que sus padres sean homosexuales? Qué dicen las investigaciones médicas más recientes. Por qué la Sociedad Argentina de Pediatría dio su visto bueno y la Universidad Austral afirma que la pareja heterosexual es el ambiente más propicio para el cuidado y desarrollo de una persona
Por Alejandra Folgarait

Noticias de Enfoques: Domingo 18 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa

El paisaje familiar se ha vuelto tan cambiante como el clima. A las tradicionales familias conformadas por un padre, una madre y los hijos, se suman hoy otras variantes, desde las monoparentales -donde los chicos son criados únicamente por uno de los progenitores- hasta las ensambladas -en las que priman los tuyos, los míos y los nuestros-, pasando por las mujeres que eligen ser madres sin compañía y por los hombres que adoptan sin estar casados.

En este escenario heterogéneo sobresalen las familias conformadas por parejas del mismo sexo. Aunque no figuran en ninguna estadística oficial, son estas parejas homosexuales las que vienen presionando en diferentes foros por obtener un reconocimiento legal de su unión y, también, de los hijos que decidan criar en forma compartida.

El hecho de que la nueva ley de matrimonio aprobada en la Argentina incluya la adopción legal de chicos por parte de parejas homosexuales recalentó la discusión a extremos inéditos esta semana. Las calles de Buenos Aires y de muchas ciudades provinciales se llenaron de manifestantes en contra y a favor.

Hoy, cuando el matrimonio homosexual se ha convertido en ley, las controversias se deslizan hacia la adopción por parte de parejas gay. ¿Hay diferencias en el desarrollo psicológico o físico de un niño si, en lugar de ser criado por un hombre y una mujer, es criado por una pareja constituida por dos personas del mismo sexo? ¿Son las parejas gay mejores o peores padres que las heterosexuales? ¿Puede la homosexualidad de uno o de ambos padres influir en la orientación sexual de sus hijos? Si la especie humana deja de lado la pareja de hombre y mujer a la hora de criar a su prole, ¿está yendo contra la naturaleza?

Hay decenas de estudios científicos que han intentado dar respuesta a éstas y otras preguntas. Y, aunque algunos de esos estudios han puntualizado ciertos riesgos para los chicos criados con padres homosexuales, lo cierto es que, en su mayoría, las investigaciones de referencia, refrendadas por los principales colegios de medicina pediátrica del mundo -entre ellos la Academia Americana de Pediatría, la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y del Adolescente, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid-, sostienen que lo decisivo para el buen desarrollo de un niño es la relación familiar que establece con sus progenitores, sean del sexo que sean. Es decir que, dejando a un lado las siempre atendibles consideraciones de moral privada y convicciones religiosas particulares, lo importante -dicen los expertos- son los vínculos de afecto, más allá del género de los padres o madres que conforman la familia.

Sin embargo, es cierto que, pese a tratarse de estudios médicos de jerarquía internacional publicados en revistas científicas, aún queda margen para el desacuerdo.

Sin ir más lejos, atentas a la genuina preocupación de muchos ciudadanos respecto de estas nuevas modalidades de crianza hoy respaldadas por la ley, dos instituciones argentinas de prestigio, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), institución que reúne a todos los pediatras del país y define consensos en materia de salud infantil, y la Universidad Austral, acaban de dar a conocer sendos informes sobre el tema en el que se distinguen posiciones contrapuestas.

Como adelantó a Enfoques la presidenta de la SAP Margarita Ramonet, el dictamen -elaborado por las tres comisiones de la Sociedad (el Grupo de Trabajo Derechos del Niño, el Comité Nacional de Familia y Salud Mental y el Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria) y ya aprobado por la Comisión Directiva- "es favorable a la adopción por parte de padres homosexuales".

Planteado "desde una perspectiva científica y humanista para despejar algunas dudas e incertidumbres", el documento -que se hace eco, entre otras investigaciones, de los estudios realizados por la Sociedad Americana de Pediatría- sostiene que "para que un niño sea criado en un clima saludable, es necesario contar con la salud emocional y mental de la pareja y la misma no depende de su orientación sexual".

Por su parte, un flamante informe de la Universidad Austral sostiene que "una pareja con personas de distinto sexo configura, en líneas generales, el ambiente más propicio para el cuidado y desarrollo de una persona".

El informe cita un estudio de Abbie Goldberg publicado en 2007 en el que, de 46 hijos adultos de padres homosexuales, el 91% cree que "el tener padres no heterosexuales influyó en sus ideas sobre el género y las relaciones" y "sintió que los padres los habían llevado a desarrollar nociones más flexibles acerca de la sexualidad y el género". El reporte no aclara si esto es positivo o dañino para la psique infantil.

"La identidad sexual se construye en relación con la cultura, la familia y la educación. Para este desarrollo, el niño necesita la internalización de figuras parentales diferentes. Se necesita una madre y un padre que sean funcionales, que cada uno de ellos ejerza su papel de madre y padre para un adecuado desarrollo psicosexual del niño", asegura Marcelo Villar, quien, además de ser rector de la Universidad Austral, es investigador del Conicet en neurociencias.

El informe de la SAP también coincide en la importancia de las funciones materna y paterna, aunque sostiene que esas funciones son independientes del género. "El estatus de parentesco, marco simbólico de inscripción en un linaje, puede garantizarse tanto en una familia heteroparental como en una homoparental", se lee en el documento de la SAP.

Estudios y casuística

En 2002, la Academia Nacional de Pediatría (AAP) de los Estados Unidos emitió una declaración en la que sostenía que un niño nacido o adoptado por uno de los miembros de una pareja gay merece tener la seguridad de dos padres reconocidos legalmente. "Por lo tanto -tal fue el dictamen-, la American Academy of Pediatrics apoya los esfuerzos legales y legislativos para posibilitar la adopción del niño por parte del segundo padre."

En el informe técnico que sustentó esta declaración en 2002, la pediatra Elen Perrin encabezó un consejo de notables que evaluó los estudios existentes sobre el tema. Los pediatras concluyeron que "los chicos que crecen con uno o dos padres o madres gay funcionan tan bien en lo emocional, cognitivo, social y sexual como los chicos cuyos padres son heterosexuales". Este año, la APP volvió a suscribir la idea de que "no hay datos empíricos que apunten a un riesgo en los chicos como resultado de crecer en una familia con uno o más padres gay".

Coincidentemente, Erica Hammermüller, pediatra del Hospital Garrahan y una de las consultoras de la SAP en el tema, explica que "desde un punto de vista psicosocial, mientas los chicos sean criados en ambientes adecuados, no se verán afectados. Lo más importante es el afecto con que son criados y que haya aceptación social del grupo familiar, para que los chicos no sean discriminados", insiste la pediatra argentina.

Otros expertos confluyen en una visión similar. Tras estudiar durante años a hijos de mujeres lesbianas inseminadas artificialmente, Nanette Gasrell, de la Universidad de California, y Henny Bos, de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad de Amsterdam, encontraron que los adolescentes no mostraban diferencias respecto de sus pares de 17 años criados en otro tipo de entorno familiar. De acuerdo con lo publicado este año en la revista Pediatrics , tanto los varones como las mujeres hijos de lesbianas mostraban puntajes más altos en comportamiento social y académico -y asimismo menos tendencia a la agresividad y al rompimiento de reglas- que sus pares de padres heterosexuales.

Tal vez los estudios científicos más extensos -y más citados tanto por los partidarios como por los críticos de la adopción gay- son los que realizaron durante la última década los sociólogos Timothy Bibilarz, de la University of Southern California, y Judith Stacey, de New York University.

En 2001, estos sociólogos norteamericanos revisaron 21 estudios científicos y encontraron que los hijos de mujeres lesbianas eran más propensos a experimentar relaciones con el mismo sexo. También hallaron que los chicos criados con padres gay eran más tolerantes.

Este año, ambos sociólogos volvieron a hacer una extensa revisión de los recientes estudios científicos sobre el impacto del género sexual de los padres en sus hijos. Según publicaron los investigadores en la revista Journal of Marriage and Family , se encontraron varias diferencias entre los niños criados por dos madres, dos padres, o un padre y una madre heterosexuales. Los investigadores subrayaron que estas diferencias no podían considerarse positivas ni negativas; simplemente eran diferencias determinadas por el ambiente social y familiar en el que se criaron estos chicos. Por si hacía falta aclarar más el punto, Bibilarz y Stacey volvieron a afirmar que "el género sexual de los padres tiene una importancia menor en la adaptación psicológica y el éxito social de los chicos".

Es cierto que los estudios realizados con hijos de parejas gay no suelen utilizar muestras representativas y cuentan con pocos casos. La verdad es que se desconoce el número de chicos criados por padres, madres o parejas gay. La Academia estadounidense de Pediatría estimó en 2002 que en ese país serían entre 1 y 9 millones. Por su parte, el censo de 2005 de los Estados Unidos arrojó que 273.000 niños norteamericanos vivían en hogares encabezados por parejas del mismo sexo, y casi el doble tenían un padre o madre gay.

En la Argentina, según datos del Indec que reproduce el documento de la SAP, el Censo nacional de población 2001, muestra los siguientes datos respecto a la población en hogares según tipo de familia:


Población Total: 35.877.851


No conyugal: 1.512.789


Familia completa: 27.347.377


Familia monoparental: 5.723.852

El informe estadístico publicado en la página web del Indec no detalla la composición de los hogares no conyugales, de manera tal, concluye la SAP, "que la composición de los hogares es diversa, y asumiendo a la familia nuclear como natural y central se invisibiliza a las otras".

Aun reconociendo las dificultades metodológicas de trabajar con pocos casos, Bibilarz y Stacey concluyen que, "a diferencia de la creencia popular, los estudios no mostraron que las familias encabezadas por padres biológicos casados fueran mejores para los chicos".

Sin embargo, el neurocientífico Marcelo Villar sostiene sus diferencias. "Muchas de las recomendaciones de sociedades científicas son consecuencia más de grupos de presión que de investigaciones en concreto. Es muy claro que hay sesgos en los trabajos de investigación, tanto en el modo de seleccionar la población como en los métodos", alega Villar, y cita un trabajo publicado este año en la revista Psychological reports que muestra la existencia de un sesgo "pro-homosexual" en las ciencias sociales.

Los sociólogos Bibilarz y Stacey, cuyas investigaciones también son citadas por la Universidad Austral, afirman incluso que "las parejas lesbianas parecen sobrepasar a los padres biológicos heterosexuales y casados en varias dimensiones". En la casuística analizada, estos sociólogos encuentran que los chicos de madres lesbianas pueden contar con jugar más tiempo con sus progenitoras, son menos castigados, incluso físicamente, y disfrutan de una relación parental más afectuosa, cercana y comunicativa. Las desventajas que encontraron los sociólogos en las parejas lesbianas es un mayor índice de separaciones y la posibilidad de surgimiento de celos entre las dos madres de un chico.

La psicóloga Andrea Saporiti, del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, asegura que "la adopción de un niño por parte de una pareja homosexual pone en juego el desarrollo de la identidad personal". Según la especialista argentina, "padre y madre contribuyen de modo distinto al desarrollo del niño".

Crianzas

Para los psicoanalistas, el debate debería encarrilarse por otros caminos. "No es la biología ni la anatomía del macho o la hembra lo que determina la función paterna o materna", subraya el psicólogo Osvaldo Delgado, profesor de Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la UBA. Por ejemplo, apunta Delgado, que una mujer críe sola a un hijo no quiere decir que lo esté criando sin un padre, ya que la función paterna se ubica siempre en algún lado, en un tío, una compañera u otra figura. Del mismo modo, un chico se puede criar bien con dos varones, ya que "lo único que verdaderamente necesita un niño es que exista simbólicamente un padre y una madre". En este sentido, "es preciso enfatizar que el padre y la madre no son categorías del orden natural sino instituciones culturales e históricas", subraya el psicoanalista.

Hoy buena parte de la preocupación de los especialistas en psicología y pediatría de todo el mundo está enfocada en el estigma y la discriminación que podrían sufrir estos chicos en la sociedad. Este es también uno de los puntos que destaca el informe de la Universidad Austral al llamar la atención sobre los problemas de rechazo social que podrían enfrentar los chicos en las sociedades latinas, de raíz más conservadora.

"El hecho de que los niños y adolescentes con padres gay se desarrollen de formas saludables no debería sugerir que no se enfrentan a desafíos", reflexionaron las psicólogas norteamericanas Cynthia Telingator y Charlotte Patterson. "Muchos investigadores han subrayado el hecho de que pueden encontrar sentimientos anti-gay en sus vidas cotidianas, lo que puede generarles rabia y tristeza", agregaron.

Para finalizar, el médico e investigador Marcelo Villar insiste en hacer un análisis desapasionado de la cuestión de la adopción gay: "Todo esto es muy nuevo y falta mucho tiempo para hacer evaluaciones confiables".

© LA NACION

La adopción en las encuestas
48%

Mora y Araujo

Es la aprobación que tiene la adopción por parte de parejas homosexuales en AMBA. En el interior, el apoyo cae al 32 %.

35%

Graciela Römer

Sus sondeos muestran ese índice de apoyo en todo el país, pese a que el matrimonio homosexual alcanza un 47 % de aprobación.

52,5%

Analogías

La muestra realizada en AMBA, Córdoba, Rosario, Mendoza y Tucumán dio ese índice de aprobación. El apoyo al matrimonio gay llega al 68,6%.

SociedadMamá-papá, mamá-mamá, papá-papá

La adopción por parte de parejas gay fue el punto de mayor desencuentro durante los debates de la ya aprobada ley de matrimonio homosexual. Sin embargo, más allá de convicciones religiosas o ideológicas, ¿sabemos si perjudica en algo a un hijo que sus padres sean homosexuales? Qué dicen las investigaciones médicas más recientes. Por qué la Sociedad Argentina de Pediatría dio su visto bueno y la Universidad Austral afirma que la pareja heterosexual es el ambiente más propicio para el cuidado y desarrollo de una persona

lanacion.com | Enfoques | Domingo 18 de julio de 2010





La Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro había impuesto previamente este mensaje, que reproduzco en su totalidad:

<| Ley de matrimonio igualitario
Por editora / 15 de July de 2010

Discurso de la Senadora Estenssoro en el recinto sobre Ley de Matrimonio de Parejas conformadas por Personas del Mismo Sexo (15 de julio)


Señor presidente: “Realmente me alegra que una sesión que comenzó con tanta tensión y muy violenta, después de casi doce horas se esté desarrollando en un clima de escucha sincera, y con discursos como el del senador Castillo y otros muchos que escuché que, a su finalización, daban ganas de aplaudir. Creo que ha sido muy importante. Hoy al mediodía, parecía que se iba a abortar esta sesión, pero, por suerte, recapacitamos y nos sentamos a debatir. Ese fue el tono que primó durante las semanas en que este tema fue discutido en la Comisión de Legislación General. También, quiero reconocer el excelente trabajo que llevó adelante la senadora Negre de Alonso y todo el equipo de la Comisión.

“Lamentablemente, en el último tramo, los debates comenzaron a crisparse, pero, por suerte, pudimos recuperar ese clima de búsqueda de un entendimiento común y no hacer de esto una excusa para las divisiones y las chicanas. A mi entender, el proyecto que estamos considerando tiene un objetivo primordial: la integración a la sociedad de un sector que, durante años, fue excluido y discriminado, para que pueda acceder a los mismos derechos que gozan la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas argentinos.

“En ese sentido, quiero hablar no sólo como senadora, sino también como mujer, esposa y madre porque, justamente, quienes le tienen temor a esta ley de matrimonio homosexual hablaron mucho acerca del rol de la mujer, de la madre y de la familia. Por lo tanto, reitero, no solamente quiero hablar como senadora, sino también como mujer, como madre y esposa, y decir que me solidarizo especialmente con las mujeres y varones homosexuales, quienes hoy no tienen los mismos derechos que los heterosexuales. Como ya se dijo, las personas homosexuales, en la Argentina, no se pueden casar como nosotros, no pueden unir sus vidas ni sus bienes, tener sus hijos, constituir sus familias o heredarse, tal como pueden hacerlo las personas heterosexuales, con todas las garantías recíprocas que permite este tipo de vínculos legales. Por lo tanto, no puedo más que solidarizarme con la comunidad homosexual, porque durante décadas −siglos− las mujeres también fuimos víctimas de una enorme discriminación y desigualdad ante la ley.

“Hasta hace sesenta años −muchas de las cosas que mencionaré ya fueron expresadas−, las mujeres no podían votar. Se hablaba del sufragio universal pero, en realidad, se trataba de un voto que excluía a la mitad de la población. También se decía, como ahora, que la mujer, la madre, era un elemento valiosísimo, pilar de la sociedad, del núcleo familiar y, sin embargo, no solamente no teníamos derechos civiles y políticos, sino que tampoco se nos alentaba a estudiar para que pudiéramos desarrollarnos intelectualmente y tener autonomía económica y tomar decisiones sobre nuestras propias vidas como hacían los varones. Las mujeres y las madres éramos un pilar fundamental de la sociedad, pero ni en la casa ni en la vida en sociedad podíamos tomar decisiones propias. Eso cambió gracias a los grupos feministas, a políticas como Alicia Moreau de Justo, Eva Perón y muchas otras mujeres y hombres que ayudaron a cambiar las leyes y a llevar adelante las transformaciones legales y sociales que derribaron esas barreras culturales. En este sentido, creo que las mujeres, las madres y las esposas podemos identificarnos con este reclamo de la comunidad homosexual que venimos a subsanar. Por otra parte, quiero decir que entiendo los temores de las personas que tienen miedo sobre a dónde nos va a llevar esta situación ya que es un cambio profundo. No lo es en el sentido de promover algo que no está en la sociedad, pero sí significa legalizar o legitimar algo que está en la sociedad pero se prefiere no verlo, ocultarlo y no darle un rango de legalidad.

“En el video que se vio al principio, y ya que llegó la senadora Negre de Alonso aprovecho para decir que ese tipo de herramientas publicitarias no son para el recinto y no aportan información a lo que se habla –tal vez, haya que aprender a no confundir información con publicidad o propaganda, que será parte del debate que espero tengamos en algunos meses cuando se debata un proyecto de publicidad oficial–, había una mujer, una abuela, que decía que tenía 58 nietos propios y otros tantos ajenos que manifestó que venía a defender a la familia con uñas y dientes.

“Realmente, el proyecto de matrimonio homosexual no es un atentado contra la familia heterosexual. Y lo digo no solamente como senadora sino como esposa y madre de tres hijos. No veo cuál es la amenaza, aunque entiendo que uno se pregunte adónde va a llegar la sociedad o qué va a pasar. Pero no lo veo como una amenaza. De lo que se habla no es de sustituir la familia heterosexual por la familia homosexual. De lo que se habla es de legitimar la ampliación del concepto de familia tradicional. Esto no es algo nuevo. En la Argentina, en las últimas décadas, se ha ido ampliando el concepto de familia. Ya hay en la Argentina de hoy distintos tipos de familias. Están las familias de padres y madres que se casaron por la iglesia y por civil y que perduran para toda la vida. Este ya no es el sector mayoritario. Están los hombres y mujeres que se casaron por la iglesia y por civil, se divorciaron y se volvieron a casar, a veces, legalmente o de hecho, y están también las familias monoparentales, en las que generalmente tienen al frente mujeres jefas de hogar con padres ausentes y que hacen de madre y padre a la vez. Esta es la Argentina de hoy, la Argentina real. Muchas veces me preguntan cuál es mi estado civil. Y digo, un poco en broma pero también en serio, que soy casada, divorciada, soy madre soltera y concubina. Y me gusta decir esto con orgullo, pero también porque muestra la evolución de la mujer en la sociedad en las últimas décadas. Antes decir esto públicamente hubiera sido una deshonra. Hubiera tenido que ocultarme por ser divorciada, por ser madre soltera y por convivir con un hombre con quien no estoy casada legalmente. Sin embargo, hoy puedo decirlo públicamente en el Senado de la Nación, ser senadora y no por eso soy una mujer de mala vida. Esto es lo que ha cambiado en nuestra sociedad. Al igual que la señora senadora Corpacci, yo también tengo una familia ensamblada y hablo a título personal.

“Varios senadores y senadores han dado su testimonio, porque acá no estamos hablando de expedientes o de códigos civiles sino de personas, de seres humanos y, tal vez, se entiende más cuando llevamos este debate a lo humano y personal, además de lo conceptual. Yo también tengo una familia ensamblada, tengo dos hijos de mi primer matrimonio y Haroldo, mi pareja, me ha ayudado a criar a mi hija. Él no es el padre biológico, pero sí es el padre verdadero; no es el progenitor, pero sí es el páter. Este es el tipo de familias que tenemos hoy. Lo bueno es que yo no he tenido que ocultarme, que es lo que está reclamando la comunidad homosexual: no tener que ocultar o esconder su realidad, sus amores, sus parejas, sus hijos y sus familias.

“Quiero contar también otro caso, para que veamos de qué estamos hablando en la vida real. Durante 30 años he sido muy amiga de una pareja homosexual: de Carlos Gallardo y Mauricio Wainrot, una de las parejas o matrimonios más estables, más amorosos, más nobles que he conocido. Carlos y Mauricio estuvieron juntos durante más de 30 años, pero no pudieron casarse en la Argentina y lo tuvieron que hacer en Bélgica. Mauricio es un gran coreógrafo internacional, argentino, reconocido internacionalmente y que, incluso, fue ordenado caballero por el rey de Bélgica, pero en su país es un ciudadano de segunda que no pudo casarse con su pareja. Carlos murió, lamentablemente, hace dos años y no pudo ver legalizada esta relación estable y amorosa, un verdadero ejemplo para todos sus amigos, porque en la Argentina los homosexuales son discriminados. Este caso cercano a mí es similar al de decenas de miles de personas homosexuales que viven de esta manera. Precisamente, hoy hablaba con una de ellas que me decía que no querían más vivir en guetos.


“La falta de legalización de estas relaciones, de estas familias, hace que la mayoría de los homosexuales vivan escondidos en guetos. Coincido con el señor senador Filmus en que este debate, más allá del resultado que tenga la votación dentro de una hora o cuando se vote, ha sido un gran avance para que hablemos seriamente de estos temas y que para que ya no podamos hablar con sorna o con burla de las personas que tienen una orientación homosexual. Yo creo que si en el Código Civil tenemos dos figuras diferenciadas –el matrimonio civil para las parejas heterosexuales y otra figura para los homosexuales–, eso es discriminatorio; esta es la posición no sólo mía, sino de la Coalición Cívica. Igualmente, en aras de buscar un consenso, estudié y analicé el dictamen sobre el proyecto de ley de unión civil que obtuvo nueve firmas en la Comisión de Legislación General. Realmente, no es una unión civil con derechos plenos y sólo con la restricción de la adopción, como se dijo públicamente. Es una unión civil súper precaria, muy discriminatoria, que representaría un retroceso enorme si se llegara a considerar en este recinto. Con todo respeto digo que es realmente aberrante y escandalosa. En ese sentido, voy a leer algunos de sus artículos porque me parece que si el público conociera este dictamen se daría cuenta de que no estamos hablando de una unión civil que represente un avance real para las personas homosexuales. Ni siquiera están garantizados los derechos patrimoniales ni los bienes gananciales. El artículo 18 dice que antes o después de la celebración de la unión civil el régimen patrimonial puede acordarse por convención realizada por los miembros de la unión civil mediante instrumento público. O sea que no es parte de la unión civil. Esto es un acuerdo extramarital que pueden hacer las personas pero fuera de la institución unión civil. Y ahí uno puede hacer acuerdos de herencia. Por ejemplo, el inciso e) de este artículo dice que los unidos podrán pactar derechos sucesorios, constitutivos, delegados. Pero dice “podrán”, no es que la unión civil, como el matrimonio, ya garantiza derechos de por sí. Respecto de la adopción es también taxativo, y dice que la presente ley no implica admisibilidad legal de la adopción ni implica admitir los procesos de fecundación in vitro respecto de parejas de personas del mismo sexo. Y tiene otras cosas que realmente son muy sorprendentes, y a mí me parece que esto es absolutamente discriminatorio. Dice que la unión civil se suspende por: a) la muerte o y declaración de muerte de uno de los miembros de la pareja y, b) por declaración unilateral de uno de los miembros. Y cuando uno de los miembros decide disolver esta unión, en el caso de la disolución unilateral respecto del unido que no la ha solicitado, el artículo 21 dice que surte efecto a partir de su notificación fehaciente. Es decir que solamente le avisan que se terminó la unión y no hay ningún tipo de derechos recíprocos. Al menos eso es lo que yo entiendo por el texto de la ley.

“Finalmente, en el artículo 24 hay otra cláusula que realmente es asombrosa. “Objeción de conciencia. Se garantiza el derecho…” –esto sí se garantiza– “…de objeción de conciencia de cualquier persona que tuviera que intervenir en actos jurídicos o administrativos vinculados con las regulaciones de la presente ley.” O sea que si una pareja de homosexuales va al Registro Civil a conformar su unión civil el empleado público le puede decir “No, mire, yo tengo una objeción de conciencia.”

“O sea que realmente creo que no hay una voluntad de equiparar derechos, sino de legalizar la discriminación, y a mí eso me parece muy serio. Y creo que para las personas que de buena voluntad dicen “Bueno, por qué no buscamos una solución intermedia, una unión civil” esto sería un retroceso enorme. El otro tema que ha sido muy discutido, y confieso que a mí inicialmente me generaba muchas dudas, es el de la adopción. Pero, al igual que los senadores Castillo y Filmus, a medida que fui pensando en este tema me parece que realmente es como también seguir pensando que las personas homosexuales son diferentes. Respecto de la adopción quiero decir que en Argentina el sistema de adopción tiene gravísimos problemas. Por un lado hay miles de miles de chicos que están institucionalizados, que durante años tienen sus derechos de vivir con un padre, una madre o una familia denegados completamente, mientras que por otro lado hay miles y miles de personas que quieren adoptar y no pueden hacerlo. Yo me ocupé de este tema cuando me vino a ver una pareja heterosexual que quería adoptar y que hacía 10 años estaban dispuestos a adoptar no chicos recién nacidos sino hermanos, más de uno, ya más grandes. Hace 10 años que están esperando adoptar. Recorren juzgado tras juzgado, van por provincias y no consiguen.

“El otro día me vino a ver una señora que por fin había podido adoptar un chiquito de 6 años que no podía caminar y que tenía problemas mentales, y me dijo que después de un tiempo de vivir con ella estaba caminando y que no tenía esos problemas mentales tan graves que había tenido hasta entonces por todos los años de institucionalización. Esto no genera movilizaciones tremendas ni debate en la sociedad, y este es el real problema de la adopción. Yo presenté un pedido de informes –el cual se aprobó el año pasado en la Comisión de Población– a la Secretaría Nacional de la Infancia, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, pero nunca me contestaron. O sea que el problema de los derechos de los niños violados no es un problema que realmente movilice y preocupe tanto a la sociedad. En este Senado aprobamos la creación del Registro Único Nacional de Adoptantes, para que exista un registro nacional de adoptantes y que los jueces sepan dónde están los padres y madres o las personas que quieren adoptar. De las veinticuatro provincias solamente nueve han adherido: la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, La Rioja, Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Jujuy, San Juan y Santa Fe. El senador Viana habló de Misiones, provincia que no adhirió y es una de las provincias en las que hay un gran problema, como en muchas otras, de tráfico de bebés y niños. Esto es lo que hay detrás de los problemas de adopción.

“El problema de la adopción oculta esta venta de chicos y por eso no hay un sistema de adopción en la Argentina que funcione bien, transparentemente. Pero el problema no son las parejas homosexuales, y esto tenemos que aclararlo. Antes de entrar al recinto una periodista, que me dijo que era de radio Cultura, ligada a grupos confesionales, me preguntó sobre este tema de la adopción. Me dijo que en este proyecto de ley las parejas homosexuales tenían prioridad para adoptar. Esto es un error de interpretación o una mentira maliciosa. El texto para nada dice que las parejas homosexuales van a tener prioridad para adoptar. Es importante que esto se aclare y se rectifique. Para terminar, cuando hablamos de matrimonio y de familia de lo que estamos hablando es de algo más amplio, que en antropología se llama…


(Interrupción Senadora Escudero sobre la no modificación del Art. 315 del Código Civil)


Señor Presidente: “Como lamentablemente las leyes de adopción no se cumplen, como acabo de decir, no veo por qué ese artículo se va a cumplir tan tajantemente y se les va a dar prioridad a las parejas de homosexuales y que eso es lo que se va a interpretar en la reglamentación. No es así, senadora. Es agarrarse de una puntita y no hablar del grave problema. El grave problema de la infancia maltratada, abusada, abandonada en la Argentina no es culpa ni responsabilidad de los homosexuales. Más bien creo que son hijos generalmente de parejas heterosexuales. Me parece que seguir insistiendo con ese tema es continuar con la discriminación. Para terminar, quiero decir que cuando hablamos de matrimonio y familia estamos hablando de algo más amplio, que en antropología se llama sistemas de parentesco. Es interesante saber que fue Alfredo Palacios, el ilustre senador socialista, el primer político que se interesó en estos temas. Tanto es así que realizó la traducción y escribió la introducción de un texto fundamental de estos temas. El libro se llama Sistemas de consanguinidad y afinidad de la familia humana, de Lewis Morgan. Este texto, como tantos otros de antropología –el senador Castillo lo dijo de una manera maravillosa– revela que en la gran familia humana hay muchos sistemas de parentesco, de familias y de matrimonios.

“No hay una familia natural ni un sistema natural. Los distintos sistemas tienen que ver con la cultura, la religión, las creencias. Son convenciones culturales y sociales que se van modificando y adaptando justamente para que perdure la familia, pero la familia a medida que evoluciona esa sociedad. Hoy en día existen distintos tipos de sociedades. Hay sociedades que son monogámicas, como la nuestra, pero también hay sociedades poligámicas que a nosotros nos parecen muy raras. Hay matrimonios por amor, como ocurre en nuestra sociedad, pero en la India los matrimonios son por convención, por conveniencia. Los padres arreglan los matrimonios y a los hindúes les parece lo más natural. Hay sociedades patriarcales, la mayoría hoy en día, en las que, como dice Freud, el padre es la ley. Pero también existen sociedades matriarcales, donde la ley es la ley de las mujeres, y la figura del padre ni siquiera existe. Esto es asombroso. Esto lo leí en un libro maravilloso que se llama El reino de las mujeres, de Ricardo Coler, un periodista argentino que estudia las sociedades matriarcales contemporáneas que aún perduran, Y en esta comunidad de la China, Mosuo, no existe la figura del padre. Los hijos son de las madres. Las mujeres tienen hijos con hombres y muchas veces no saben quién es el padre de sus hijos. Los hombres viven en la casa de su madre y de sus hermanas; no tienen grandes responsabilidades más que ayudar a las mujeres. Y, según Coler, los niños son muy felices; las sociedades son pacíficas, no son violentas.

“Me pareció que era un caso interesante para mostrar. Todo esto sirve para decir que nada tremendo va a pasar si nosotros ampliamos el concepto de familia, si aceptamos e integramos la diversidad, porque las personas homosexuales, que hoy están esperando el resultado de esta votación, quieren legitimar frente a la sociedad sus relaciones de amor, quieren darle estabilidad y garantías a sus relaciones de pareja, a su patrimonio, a su familia, a sus hijos. Y todo habla de tener relaciones sanas, buenas, dignas, dignificadas. Creo que si votamos positivamente la sanción de la Cámara de Diputados, Argentina habrá dado un paso muy importante.”.


Este post fue publicado por editora, el Thursday 15 de July de 2010 a las 13:54,

el dispreciau dice: la sociedad humana está en conflicto consigo misma, tanto como el varón con su género y la mujer con el propio... las competencias no son buenas consejeras... pero en medio de ello conviven parejas de unos y otros, con mayor o menor tolerancia, con mayor o menor sintonía. La exacerbación de estados de calamidad social ha ido diezmando las bases funcionales de los equilibrios que sustentaba el concepto de familia, el reconocido. Pero dichas bases han tenido fluctuaciones a lo largo de la historia, adaptándose a circunstancias impuestas por imperios, por sus reyes, por sus miopías y también por sus miserias. Hoy se habla de diversidad, y se dan por aceptadas cosas que en otros momentos de la historia hubiesen condenado a las almas a la hoguera, sin perder de vista, justamente que los que instalaron la inquisición como sistema revelador de las vidas de los otros, eran responsables por atropellos, vejaciones, mentiras, y por cultivar las artes del propio demonio... esto no va en contra de la Iglesia como institución que guarda ciertos valores, sí lo hace ante sus propuestas innegables que contribuyeron a los peores genocidios ejercidos por las barbaries del poder, y como tampoco puede ser omitido, arrasando con cientos y miles de años de sabidurías y conocimientos que fueron negados, perseguidos y exterminados. Dicho esto, a nadie se le escapa que el matrimonio tal fue definido en el siglo XX (lógicamente antes) se ha ido desmaterializando por diversas razones, contradictorias, válidas unas, confusas otras... y ello fue derivando en el cultivo de otras relaciones, interpretadas como anómalas. He escuchado y atendido algunas ponencias de nuestros diputados, penosas por cierto, que me han llevado a reflexionar cuán mal está nuestra sociedad para que estos hayan sido elegidos como representantes cuando a decir verdad, ni siquiera saben representar sus ideas. Con algunos se podrá coincidir, con otros se podrá disentir, sin embargo el foco del problema es bien otro. El estado no cumple con su rol integrador y a ello se deben la mayoría de nuestros males. Niños sin padres. Padres abandonados a su suerte. Madres abandonadas a su suerte. Gentes sin nada, pero esencialmente sin motivos para vivir. Caidos por el sistema impuesto durante los noventa que ha fabricado la friolera de 17 millones de marginados que se desparraman por toda la Argentina, de los cuales, curiosamente, viven muchos oportunistas que declaman solidaridad y misericordia, compasión y otras glorias, para luego dar vuelta la cara a quien le pide su mano. Más allá de los pobres, el estado argentino con todos sus funcionarios "brillando" suele mirar hacia los costados, disimulando una dolorosa realidad que golpea a todos por igual. Pero el estado no está en condiciones de reconstruir y tampoco se entiende a sí mismo, como fuente de reconversiones o nuevos desarrollos, antes bien toma lo que le conviene, negando el resto. Esa ha sido la política impulsada por el peronismo post Perón, así es que nada debe llamar nuestra atención, sorprendiéndonos con algo distinto a lo que saben hacer, depredar los esfuerzos del soberano. En este contexto de barbaridades, la unión de personas del mismo sexo es el menor de los problemas, tanto como sus derechos (que los tienen)... pero de allí, a hacer de la decisión un culto, nos expone como cultores del disparate, los "piantaus" de Piazzola, ya que nadie se ocupa de las necesidades sociales ciertas, genuinas, las de fondo... cómo crear fuentes laborales precisas, genuinas, eficientes, expansivas, duraderas... cómo hacer para universalizar el derecho a una salud pública digna en sus actores y digna para las personas en condición de pacientes... cómo hacer para universalizar el derecho a una educación pública acorde a los tiempos que corren, digna para sus docentes y digna para los alumnos... cómo hacer para gestar una red de vínculos que unan al país en vez de separarlo... cómo hacer para desarrollar ciencia e industrias... cómo hacer para nivelar hacia arriba... cómo hacer para borrar del mapa a la delincuencia creada por las necesidades de un poder corrupto y lleno de oportunismos... Indudablemente nuestros legisladores son pobres de espíritu, pero además lo son de alma, están lejos de contener compasión y sólo se aprovechan de las demandas de algunas minorías para sacar partido para sus continuidades en sus bancas, y eso revela que son muy pobres de alma, ya que el resto de las circunstancias sociales de importancia no convocan sus respectivas atenciones. ¿Cómo hacer entonces para que los niños y los adultos indefensos recuperen su dignidad humana?... tarea difícil en un conjunto que desentona. El ejecutivo hace permanente culto del conflicto como método de gestión. Indudablemente obtiene resultados. Sin embargo la sociedad está cada vez más aislada. Todo suena a pesadilla y el sobrevivir se ha hecho costumbre, pero eso no recupera los valores sociales. Argentina es una sociedad personalista, muy individualista, donde los destacados por sus capacidades y talentos suelen huir a majores jardines, donde al menos serán considerados personas. En este contexto, homosexuales y lesbianas han conseguido un espacio histórico cierto. Muchos estudios clínico-médicos demuestran que los niños criados por dichas parejas desarrollan mejor sus capacidades, es duro asumirlo y más aceptarlo, pero es real, tan real como la evidente extinción del concepto de familia tal ha sido reconocido y conocido. Más allá de ello, y que mis convicciones me llevan por otras sendas, queda claro que el problema de los homosexuales y las lesbianas es propiedad de occidente y su decadencia cultural y social, tanto como en el oriente lo son los tabúes y el permanente desprecio a la mujer y sus capacidades. El mundo humano está transitando uno de sus peores momentos, el de no asumir que en este camino, el único destino se llama "extinción"... Julio 18, 2010.-

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