domingo, 12 de septiembre de 2010

CREDO - 11-S (o cualquier otro)


el dispreciau dice: apenas ayer se conmemoró un nuevo aniversario del atentado a las Torres Gemelas, un atentado que contrariamente a lo que se piensa, no fue un atentado contra Estados Unidos de Norteamérica sino un atentado contra la humanidad, como un todo, un atentado contra la condición humana. ¿Quién lo gestó?, ¿quién lo ejecutó?, poco importa... sí importa el daño producido a destinos truncados por locuras de unos y mesianismos de otros. Nada justifica un acto terrorista, mucho menos justifica víctima alguna. Cualquier atentado es en sí mismo un atentado a la vida, por ende representa escupir en la cara de Dios, del "creador", burlando su obra, despreciando su "Verbo". Cuando los roles se confunden y unos pocos se pretenden como dueños de los otros, inducen reacciones en cadena cuyas consecuencias se expresan en un efecto dominó que se traga todo. El Siglo XX comenzó de manera desatinada y aún transitando numerosos conflictos bélicos sustentados en las conveniencias económicas, llegó a su fin sin revelar un aprendizaje, de allí que el Siglo XXI comenzara con el desatino del 11 de septiembre, siguiendo de mal en peor hasta hoy mismo. Nadie atiende las razones de nadie y como consecuencia de ello el mal crece y el lado oscuro domina. La teoría de los "daños colaterales" es una falacia propia de las soberbias, pero la otra, la de inmolarse por cualquier causa "injusta" no es diferente ya que responde a aquel mismo modelo de soberbia, el de pretenderse dueño del destino del prójimo, según el antojo de cada quién. En tal sentido, no hay diferencia entre las conductas del que somete y esclaviza y aquellas que expresan la "revancha", ninguna mide los daños ni tampoco las consecuencias. Queda claro que el nuevo milenio y el nuevo siglo han comenzado transitando por una mala senda. Todo indica que la humanidad está en conflicto consigo misma y la consecuencia de ello serán más males para todos, más desprecios, más soberbias, y detrás ninguna perspectiva, ningún horizonte, ningún criterio que evidencie el despegarse de las vanidades. Las víctimas del 11-S, al igual que aquellas del 11-M, o las de cualquier otro atentado, representan a almas consonantes en busca de sus destinos perdidos por "impericia" de terceros. ¿Sabe acaso el humano qué ocurre cuando se cortan los destinos y se derrama la sangre concedida por un tiempo?, más allá de las filosofías baratas, nadie lo sabe... sea de la religión que sea, ampare donde se ampare... Dios es uno solo, para TODOS. Si el hombre no retorna a sus fuentes, a modificar el curso de las vidas del conjunto, cosas peores serán vistas, no porque lo diga yo o porque lo anuncie Nostradamus o lo hayan intuido los "mayas"... todo indica que estamos en curso de colisión con nosotros mismos, y la única consecuencia previsible de ello, es la extinción. El hombre pertenece a la Tierra y ella es el único lugar habilitado por Dios para la raza humana. No hay otro mundo acondicionado para la vida del ser humano, y más allá de las soberbias y los mesianismos de pretender "crear" otros mundos, la realidad nos enseña todos los días que cuando hacemos daño a nuestro suelo, luego nos alimentamos del daño... del mismo modo los destinos consumidos en desatinos como el del 11-S, ejecutan una sucesión de hechos que encadenan las consecuencias, y todo aquello que sucedió finalmente se precipitará al modo de una catarata, imparable. Septiembre 12, 2010.-

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