lunes, 20 de diciembre de 2010

LA PEOR ADICCIÓN... Incesante avance de la droga - lanacion.com

Editorial I
Incesante avance de la droga
Muchos saben dónde se expende droga a menores, cerca de colegios o en lugares de veraneo, pero pocos son los que actúan

Lunes 20 de diciembre de 2010 | Publicado en edición impresa.


Una reciente asamblea plenaria del Episcopado volvió a poner ante la mirada de la sociedad el rostro cruel de una realidad que afecta severamente no sólo a las generaciones juveniles, sino también a niños de sectores más vulnerables que, a partir de los ocho años en muchos casos, muerden el perverso anzuelo del paco, que origina precoz adicción y consecuente deterioro mental.

Esta información, sustentada en estadísticas actuales, confirma una vez más el incesante avance del narcotráfico y su capacidad de ir ocupando mayores "espacios de poder", como se señaló en la citada asamblea. Ese poder se aplica en nuestro país tanto para producir estupefacientes, como para distribuirlos, comercializarlos y atraer a consumidores más débiles. Y se une a otro mal semejante: la ingestión de bebidas alcohólicas por los adolescentes.

En un clima así denso, las voces que apoyan la despenalización de las drogas ilegales agregan confusión y resienten certidumbres en una lucha que reclama mantener firmeza de objetivos y acciones en el curso de una política integral, hasta ahora ausente, que también contemple "la creación de centros asistenciales en todo el país", según se dijo en la asamblea plenaria.

Los datos estadísticos, basados en el Informe Mundial sobre Drogas 2010, dado a conocer por la ONU, son elocuentes. En el curso de una década, el consumo de algún tipo de estupefaciente en nuestra población, entre los 15 y los 64 años, aumentó diez veces. Se estima, también, que el 15 por ciento de los alumnos del nivel medio consume marihuana, si se considera un promedio de todo el país; en el Gran Buenos Aires, esa cifra se eleva al 30 por ciento.

Asimismo, ha crecido el hábito de beber alcohol en nuestros adolescentes y, además, se calcula que la influencia de las drogas ha obrado en el 60 por ciento de los delitos cometidos por menores.

En cuanto al paco, su consumo se ha expandido y ha llegado a poblaciones pequeñas del interior, como se ha observado en Salta y en Jujuy. En suma, la penetración de los estupefacientes en los últimos años ha logrado aumentar y extender el consumo y las adicciones, es causa motivadora de delitos y violencia, y ha contribuido a la corrupción pública y privada.

Es notorio que las noticias sobre el avance de la drogadicción y el alcoholismo nos vienen abrumando desde hace años. Lamentablemente es limitado lo que se hace aun ante cuestiones flagrantes. Así, por ejemplo, muchos saben dónde se expende droga a los chicos, cerca de colegios o en lugares de veraneo. Sin embargo, pocos son los que actúan y siguen el ejemplo de "las madres del paco". También, es verdad que hay comerciantes que venden alcohol a los menores y dejan de cumplir con las ordenanzas que lo prohíben.

Es evidente, entonces, que se omiten muchas conductas que deberían manifestarse. Autoridades y público tienen que obrar sin claudicaciones, pues se trata de preservar la salud de la minoridad y de los jóvenes; es decir, el futuro de las familias y del país. Si no lo hacemos, el narcotráfico proseguirá ganando esta guerra.


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eldispreciau dice: la peor adicción es la ausencia del estado y la complicidad de sus funcionarios... detrás de ello, el negocio como tal, crece bajo el paraguas de las cajas de la corrupción que sostienen el modelo político que se disfraza de democracia pero que oculta una dictadura donde se inducen estados de indefensión y sume y se consume a la sociedad en la zozobra... Las denuncias hoy, son tan peligrosas como el carácter de "testigo", y junto con ello denunciar al rey y dueño de estos mecanismos perversos del poder, se torna peligrosos para cualquier ciudadano mortal, despreciado por ese estado ausente que también se disfraza de "benefactor" oportunista para luego deslindar sus responsabilidades y hacer como que no sabe nada, no vio nada, y nunca antes supo, conoció, se le informó... aplicando el más brutal de los cinismos y haciendo gala de sus numerosas hipocresías. La droga corre por las calles al modo de ríos de destrucción de una juventud sin modelos, sin referencias, pero peor aún, sin valores. Los medios hacen el resto al imponer la importancia de las ausencias como método de vida. La sociedad se corroe y sus bases están seriamente comprometidas ya que se ajustan al mencionado cinismo y a las consecuentes hipocresías. Lo que sigue no es bueno porque los jóvenes adictos están condenados por ellos mismos y su propia condición los estigmatiza de cara a sus mañanas, augurándoles una vida entre extremos para nada agradables y tampoco contribuyentes a la sociedad que dice contenerlos, pero que los rechaza porque tampoco sabe bien qué hacer con el resto de sus circunstancias... Cuando se ingresa por conveniencia a este callejón sin salida, lo que sigue no puede ser bueno y más aún cuando sus consecuencias empiezan a chocarse contra escenarios que le son hostiles. Sin trabajo y sin cultura del trabajo, sin formación adecuada y sin salud, estas personas pierden sus escasos espacios sociales que son reivindicados a punta de arma y al precio que sea. Si allí no se pierde la vida, la miseria envuelve a la persona que se ve excluida y aislada por su propio entorno, llevándolo hacia una salida llamada suicidio, u otras con formas de asesinatos, violaciones, o cualquier otro tipo de transgresiones... esa es la sociedad que el estado ausente construye, siempre apelando a falacias y modelos distorsionados. Todo lo demás, son explicaciones "inexplicables" que intentan justificar aquello que en esencia, no se puede justificar de modo alguno. Diciembre 20, 2010.-

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