viernes, 28 de diciembre de 2012

NIEBLAS Y NEBLINAS EN EL ATLÁNTICO SUR ▲ Malvinas: las revelaciones del archivo inglés - 28.12.2012 - lanacion.com  

Malvinas: las revelaciones del archivo inglés - 28.12.2012 - lanacion.com  


Atlántico Sur: los expedientes

Viernes 28 de diciembre de 2012 | Publicado en edición impresa
A 30 años de la guerra / La historia desconocida

Malvinas: las revelaciones del archivo inglés

El gobierno de Gran Bretaña desclasificó 3500 documentos oficiales elaborados en 1982 vinculados con el conflicto bélico en las islas Malvinas; se revelan allí los temores de Margaret Thatcher, las fallidas gestiones para una reunión con Galtieri y los planes que evaluó Londres para ceder la administración del archipiélago a las Naciones Unidas
Por Graciela Iglesias  | Para LA NACION

LONDRES.- A treinta años del conflicto en el Atlántico Sur, el gobierno británico decidió abrir los archivos de la Guerra de Malvinas.


Unos 3500 documentos acaban de ser desclasificados, entre los que se incluyen inéditos testimonios de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, documentos de su oficina privada en Downing Street, del "gabinete de guerra", comunicaciones del Foreign Office, del Ministerio de Defensa, del Almirantazgo y todo el material que resultó en el Reporte Frank (Frank's Report), el equivalente británico del Informe Rattenbach que se elaboró en la Argentina sobre la actuación militar en la guerra.

También se dan a conocer comunicaciones privadas de Thatcher con el ex presidente norteamericano Ronald Reagan, su entonces par francés François Mitterrand y otros mandatarios extranjeros.

LA NACION formó parte de un pequeño grupo de periodistas e historiadores a los cuales el Archivo Nacional británico (National Archives) les permitió consultar por adelantado los documentos que preserva en su monumental sede, cercana al jardín botánico londinense de Kew.

La desclasificación responde a las normas que establecen aquí que papeles oficiales no pueden permanecer en secreto por más de 30 años, a menos que pongan en peligro la seguridad de inviduos o del Estado. Con ese criterio, muchos de los documentos que hoy se ponen a disposición del público contienen párrafos censurados. También hay unas cuantas sugestivas omisiones en el listado de desclasificación.

Los libros de a bordo y correspondencia de 35 naves, incluidos cinco submarinos de propulsión nuclear, de la Task Force fueron desclasificados. Pero no ocurrió lo mismo, sin embargo, con los del HMS Conqueror, el submarino que el 2 de mayo de 1982 hundió al crucero ARA General Belgrano fuera de la zona total de exclusión establecida por el gobierno británico. Algunos documentos que echan cierta luz sobre la forma en la que se tomó la decisión política de autorizar ese controvertido ataque se encuentran ahora disponibles (ver infografía).

En lo que parece reflejar el enfriamiento de las relaciones anglo-argentinas de los últimos años, muchos documentos que durante la década del 90 habían sido categorizados como pasibles de ser desclasificados durante las próximas dos décadas vieron durante 2012 ese plazo extendido a cuatro décadas y en algunos casos a un período indefinido.

La reciente actualización de las restricciones abarca, incluso, carpetas que figuran hoy mismo en el listado de desclasificación. Entre ellas, las CAB 163/371 y 372 que contienen documentos "políticos" sobre la Argentina y las islas Falkland (Malvinas) y que LA NACION no pudo consultar porque, se indicó, "continúan retenidas por la Oficina del Gabinete".

En general, los documentos dados a conocer tienden a confirmar la historia oficial británica de la guerra, tal como fue detallada por el historiador sir Lawrence Freedman, en 2005. Pero de ellos emergen una gran cantidad de datos curiosos y de testimonios que permiten pintar un panorama más amplio del conflicto.

Uno de los más elocuentes surge de la transcripción de la evidencia oral suministrada a puertas cerradas por Thatcher el 25 de octubre de 1982 al Falkland Islands Review Committee (Comité de Revisión de las Islas Falkland-Malvinas), que resultó en el reporte Franks. La entonces primera ministra dio cuenta de los sucesos en los días preliminares a la ocupación argentina, un momento que calificó como "el peor, creo, de mi vida".

Ante el panel presidido por Lord Oliver Shewell Franks, Thatcher admitió que la invasión argentina la tomó de sorpresa. La idea no le había cruzado la cabeza porque, dijo, era algo "estúpido tan sólo de contemplar".

Los documentos, sin embargo, revelan que desde 1980 quien fue el titular del Foreign Office entre 1979 y 1982, lord Peter Carrington, había encargado una serie de "planes de contingencia" con respecto a la situación en el Atlántico Sur. Y éstos incluían la hipótesis de una invasión militar argentina. En el Ministerio de Defensa, sin embargo, se había considerado que, de producirse esta situación, sería "demasiado costoso" y logísticamente "sumamente difícil" recuperar las islas. Carrington también había criticado el anuncio del retiro del buque HMS Endurance, que realizaba patrullas en torno de las islas durante seis meses al año, por cuanto consideraba que esto podría alentar una agresión argentina.

"Ni una sola persona estaba de mi lado en el gabinete", aseguró ante el comité Franks, lo cual no impidió que el panel, integrado por seis funcionarios y parlamentarios británicos, lo convirtiera en el chivo expiatorio de la crisis.

A pesar de sus previsiones, el desprestigiado jefe de la diplomacia británica reiteró que no había recibido "ninguna evidencia" concreta de la invasión argentina y que fue ese incidente lo que lo llevó a entregar su renuncia. Thatcher consideró su dimisión "un golpe devastador para Gran Bretaña".

Los archivos desclasificados ofrecen detalles de los esfuerzos de mediación del ex secretario de Estado norteamericano, Alexander «Al» Haig, y del entonces secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, así como de muchos otros que no llegaron a concretarse. Entre ellos, los del ex presidente de México, José López Portillo, quien a mediados de mayo del 82 vio frustrado esfuerzos para organizar una cumbre "Galtieri-Thatcher", que hubiese tenido lugar en Cancún.

También se confirma ahora que en los días que siguieron a la presencia argentina en Malvinas, Thatcher contempló la posibilidad de dejar las islas bajo administración de las Naciones Unidas y, más tarde, otorgarles la independencia. Esta última posibilidad fue mencionada por ella misma en diálogo con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, durante la visita del papa Juan Pablo II a Londres el 28 de mayo de 1982.

Los documentos agregan más datos sobre las estratagemas de los servicios secretos británicos que lograron impedir el suministro de misiles Exocet franceses a la Argentina y sobre medidas preparadas para desmoralizar a las fuerzas argentinas en las islas, pero que no llegaron a ponerse en práctica. Entre ellas, la distribución por vía aérea de panfletos en los que se instaba a los soldados argentinos a desertar, anunciando la rendición del capitán Astiz en las islas Georgias, y un plan para establecer una "Radio Atlántico del Sur" independiente de la BBC.

Entre el material más curioso figura un torrente de correspondencia sobre el impacto de la guerra en la organización de la Copa Mundial de Fútbol de 1982 y una propuesta realizada a Thathcer por Frederick Forsyth, el famoso autor de novelas de espionaje, para escribir una historia del conflicto que ignoraría la versión argentina de los hechos.


Viernes 28 de diciembre de 2012 | Publicado en edición impresa
A 30 años de la guerra / La embestida más cruenta

El hundimiento del Belgrano, un ataque decidido en un almuerzo

Los documentos desclasificados revelan cómo decidió Margaret Thatcher una de las operaciones más polémicas de la guerra


Los archivos que acaban de ser desclasificados en Londres revelan la confusión imperante entre los funcionarios británicos en torno a cómo y cuando se tomó la decisión política de autorizar el hundimiento del crucero General Belgrano, que se encontraba fuera de la zona total de exclusión.

Un paso fatídico que parece haber sido adoptado sobre la base de una decisión tomada días antes por el "gabinete de guerra" presidido por la primera ministra Margaret Thatcher, de atacar a "cualquier buque, submarino y nave auxiliar de la armada argentina" que se juzgara un peligro para la Task Force (Fuerza de Operaciones) "no importa dónde se hallara".

La ampliación de las llamadas Reglas de Enfrentamiento (Rules of Engagement) no fue motivada por el crucero Belgrano sino por el portaaviones 25 de Mayo, que había sido identificado como un eslabón crucial en la ofensiva argentina.

La decisión de aplicar las nuevas reglas al Belgrano parece haber sido tomada por Thatcher y un pequeño grupo de funcionarios y políticos -cuyo número exacto e identidad precisa aún se desconoce- reunidos el 2 de mayo, a la hora del almuerzo, en Chequers, la residencia de fin de semana de la primera ministra del gobierno británico.

Un expediente del Foreign Office titulado "El hundimiento del crucero argentino General Belgrano" (FCO 7/4572) comienza con un telegrama del titular de la cartera diplomática, Francis Pym, al jefe de la delegación británica ante la ONU en Nueva York, transmitiéndole la noticia del ataque realizado por el submarino HMS Conqueror el 2 de mayo. Pym defendió la acción bajo la premisa de que estaba "de acuerdo con las Reglas de Enfrentamiento acordadas el 2 de mayo", el mismo día del ataque.

El dossier también incluye notas de una discusión que tuvo lugar durante una cena del Eurogrupo ministerial de la OTAN en Bruselas el 5 de mayo durante la cual Kevin Tebbit, secretario británico del Eurogrupo, comentó que la decisión política había sido "tomada por un grupo del gabinete de ministros, presidido por la primera ministra, de atacar al General Belgrano, que se estaba acercando a la Task Force".

Pero John Weston, jefe del Departamento de Defensa del Foreign Office, cuestionó esa versión. "No he logrado encontrar ningún registro en las minutas del gabinete de guerra para tal decisión", advirtió en una nota a sus superiores.

"El hundimiento del Belgrano -reveló el funcionario- siguió a una decisión tomada por los ministros durante el fin de semana, en cuanto a que las Reglas de Enfrentamiento debían ser flexibilizadas de tal manera de permitirles a nuestros submarinos de propulsión nuclear atacar buques de guerra argentinos, estuvieran o no dentro de la zona total de exclusión, pero sin hacer referencia al crucero argentino."

"El Belgrano no había entrado en la zona total de exclusión y estaba moviéndose en dirección sudoeste cuando el ataque tuvo lugar", subrayó el alto funcionario del Foreign Office, según los documentos ahora desclasificados.

El almuerzo decisivo

De acuerdo con la versión oficial británica, redactada por el historiador sir Lawrence Freedman (The Official History of the Falklands Campaign), la luz verde para hundir el Belgrano no fue dada durante una reunión regular del gabinete de guerra, sino por "algunos miembros de ese grupo más otros políticos y funcionarios presentes durante un almuerzo presidido por Thatcher en Chequers".

Esa versión coincide con la suministrada por Thatcher y por el entonces ministro de Defensa, John Nott, en sendas autobiografías.

Las minutas de la reunión regular del gabinete de guerra del 2 de mayo no hacen alusión al Belgrano, pero en ellas Thatcher figura haciendo mención al cambio de las reglas "tal como se había decidido en el caso del portaaviones 25 de Mayo" (expediente CAB 148/211).

El tema fue también aludido en una nota de Downing Street al ministro de Defensa, que da cuenta de un "comité ad hoc en Chequers a las 12.45, del 2 de mayo", que "acordó que las fuerzas británicas deberían de inmediato ser autorizadas a atacar la nave argentina", sobre la misma base que "en el caso del portaaviones argentino".

Otros documentos que podrían confirmar ese orden cronológico en la toma de decisiones, como el libro de a bordo del HMS Conqueror, no han sido desclasificados.

La serie de notas que se publicarán

En los próximos días LA NACION desarrollará estos temas

  • Armas nucleares
    El Reino Unido cometió una infracción técnica al tratado de Tlatelolco sobre no proliferación de armas nucleares en la región
  • El rol de Haig
    El ex secretario de Estado norteamericano llevó información sensible a Gran Bretaña, pese a presentarse como un negociador. Sin embargo, Thatcher sospechaba de él
  • A la ONU
    Thatcher analizó la posibilidad de ceder la administración de las islas a las Naciones Unidas cuando el conflicto estaba en curso
  • Conversaciones
    Los diálogos de Thatcher con Reagan y las cartas que envió el papa Juan ?Pablo II
  • Embajador en problemas
    Anthony Williams debió renunciar por no advertir la actitud argentina. Su testimonio es uno de los más relevantes de los documentos

el dispreciau dice: los argentinos solemos vivir envueltos en la confusión y atrapados en los extremos... sea para un lado o sea para su opuesto... Malvinas sí... pero insisto con algo que he dicho en estas mismas páginas, Argentina tiene muchos puntos de coincidencia con la corona británica, muchos de ellos ocultos por los "redactores" intencionados de nuestra historia, esa que figura en los libros, la que se estudia pero nunca fue. Dicho esto, y viendo como evolucionan los acontecimientos políticos en el mundo, nuestro país está cada vez más lejos de concertar algo respecto de las islas, ya que estas se están volviendo cada día que pasa más y más estratégicas para el Reino Unido de Gran Bretaña, en especial por ser puente hacia la Antártida, un lugar que ante el cambio climático que acosa a la humanidad, es más  que importante de cara a los futuros de las aguas dulces. Curiosamente, Argentina, cada vez que tiene un "drama" político [por caso el de la Fragata Libertad] acude a los "sabios" del imperio británico, únicos capaces de resolver entuertos por las impericias de nuestros funcionarios, que dicho sea de paso, siempre atrasan... y cuando digo funcionarios, no me refiero en lo absoluto a la Señora Presidente, que sigue siendo la única con las cosas claras, aunque cada vez más sola y más rodeada por oportunistas. Hecho lamentable si los hay, porque estamos desperdiciando una vez más una oportunidad angular, por los tiempos que corren. Entiendo que a estas alturas de los acontecimientos en la Europa Medieval, poco y nada importa por qué se hundió al Belgrano... más aún, ya no tiene caso revisar la historia del conflicto de las islas "inventado" por las impericias militares que nos caracterizan, mal que nos pese. Lo que sucedió ya es historia, y dado que es contemporánea, nos duele a todos por igual, mucho más a aquellos que participaron y que regresaron de noche para evitar la vergüenza de jefes descarados. No obstante ello, nada quita mérito a los ex-combatientes, ni de un lado ni del otro, antes bien los enaltece. Lamentablemente, los problemas políticos entre Argentina y el Reino Unido de la Gran Bretaña permanecen sin resolver, pero... ¿cómo se puede resolver un problema de dicha naturaleza, cuando en verdad ni siquiera se resuelven los problemas internos, a los que se los niega sistemáticamente?... ¿cómo se puede hablar con Gran Bretaña cuando no se puede sostener un vínculo abierto ni siquiera con Brasil o Uruguay?... Argentina es declamante... mucho discurso, pero a la hora de las "cosas concretas" estas no existen y las decisiones no pasan de ser letra muerta de escritorio. No sé que motivos habrá tenido el imperio británico para desclasificar hoy archivos de guerra, tampoco importa... el hecho está consumado y sus males laten en el alma de los participantes directos e indirectos... en dicho contexto, Argentina se guía por un reloj que atrasa. Y el Reino Unido, está viendo algo que sus "sabios" han detectado hace ya mucho tiempo... el conflicto que viene se centra y se concentra en el agua dulce... y la Antártida será el eje del mismo. En Argentina, las cosas que le importan a la gente, no son prioridad de gobierno alguno... de allí que estemos como estamos. Diciembre 28, 2012.-


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