jueves, 29 de agosto de 2013

HERMANOS CHIVOS EXPIATORIOS ► Que no se convierta a los médicos cubanos en chivos expiatorios | Internacional | EL PAÍS

Que no se convierta a los médicos cubanos en chivos expiatorios | Internacional | EL PAÍS

TRIBUNA

Que no se convierta a los médicos cubanos en chivos expiatorios

Los extranjeros contratados por el Gobierno de Dilma Rousseff han recibido insultos y agresiones



La médica cubana Yaisel Perea (i) es recibida por manifestantes que apoyan la llegada de doctores de Cuba a Brasil. / FERNANDO BIZERRA JR (EFE)

Los primeros médicos extranjeros que han llegado a Brasil convocados por el programa Más Médicos —que actúa en las zonas más pobres del país— han recibido insultos y agresiones.
No ha debido ser agradable para los médicos cubanos ser recibidos al grito de “¡Esclavos, esclavos!”. O que a un grupo de mujeres las insulten bajo el grito de “Parecen chachas”. Tiene razón el ministro de Sanidad, Alexandre Padilha, cuando califica las agresiones de “xenofobia”.
Los sindicatos de médicos podrán tener sus razones para criticar las contrataciones y tildarlas de electoralistas. Podrán alegar que Brasil, con sus 400.000 profesionales de la medicina, no necesita 4.000 médicos cubanos, sino un cambio en la política de sanidad pública. O que a esos doctores extranjeros no se les exija la “reválida” para trabajar aquí, como exige la ley brasileña.
Quizá tengan razón de preguntar por qué ahora, cuando ruge la calle a favor de mejores servicios de sanidad, el gobierno del Partido de los Trabajadores ha sentido la urgencia de contratar médicos extranjeros de pisa y corre y sin una amplia discusión con la clase médica y la sociedad. Y por qué sólo ahora, después de 12 años de gobiernos del PT, ha descubierto que hay más de 700 ciudades del interior del país sin acceso a médicos.
Es justo que se le pregunte al Gobierno por qué no analizó antes la resistencia de los médicos brasileños a ir a trabajar en esos lugares pobres donde el Estado no se ha preocupado, al parecer, de ofrecerles estructuras médicas adecuadas.
Todo ello es justo y legítimo en un país con libertad de expresión y de crítica como Brasil.
Es injusto, sin embargo, que sean esos médicos extranjeros, y sobre todo los cubanos, que llegaron alegres y ondeando la bandera de Brasil, se estén convirtiendo en chivos expiatorios.
Tuvo toda la razón el médico cubano Juan Delgado de 49 años, que al ser abucheado en Fortaleza dijo: “Estamos yendo donde vuestros médicos no quieren ir”, es decir a los lugares más pobres y desamparados sanitariamente.
Llevaba razón cuando rechazó el calificativo de “esclavos” que les echaron en cara. “Seremos sólo esclavos de la salud, de los enfermos al lado de los que estaremos todo el tiempo necesario”.
En estos casos, en los que razones políticas pueden cruzarse con razones de conciencia, nadie tiene el derecho de juzgar las intenciones de esos médicos llegados a Brasil donde, como ellos mismos dicen, “no vamos a robar el trabajo a nadie porque trabajaremos donde los brasileños no quieren ir”.
Cada uno de esos médicos o médicas, unos jóvenes, quizás en busca de aventura, otros incluso ya jubilados en su país y que desean dar una mano a gente necesitada de ayuda, llega con una historia en su corazón.
Puede que algunos hayan elegido Brasil porque aman el sol y el calor humano de su gente, o porque desean vivir en un país en democracia, respirar una bocanada de libertad que ellos no conocen.
Podrían llegar con la esperanza secreta, justísima, de encontrar aquí refugio político, a pesar de que el Gobierno ya se ha anticipado en advertir que no podrán pedir asilo, una prohibición que podría discutirse si es constitucional.
Y han tenido toda la razón de protestar por haberles colocado, en Brasilia al llegar, en un cuartel del Ejército durmiendo juntos como soldados, en una sala donde no tienen la libertad ni las posibilidades de estudiar de noche para prepararse al examen que tendrán que pasar en tres semanas de cursos intensivos antes de saber si podrán o no ser admitidos a trabajar.
No se equivocan cuando afirman estar seguros que serán recibidos con un aplauso por las personas que habitan en los lugares donde irán a trabajar. Los brasileños tienen, en efecto, una gran tradición de hospitalidad y de respeto por las diferencias.
Que la política siga su cauce, que cada uno defienda sus derechos, pero que a esos médicos, que arrastran con sus maletas de emigrantes historias secretas de amor y de dolor, no se les convierta en injustos chivos expiatorios.


el dispreciau dice:las gentes hartas e indignadas se la agarran con el mensajero... o bien, con el primero que se les cruza... se equivocan, tanto como puede aseverarse que Dilma sigue sin entender las señales de su propia sociedad brasileña. ¿Por qué los políticos se creen dueños de la vida de los ciudadanos?... ¿por qué Dilma, ni ningún otro lider político sudamericano aprende las lecciones de la historia?... ¿tanta soberbia estúpida anida en sus almas?... ¿no se dan cuenta que son meros administradores de una corta etapa de cualquier historia, tan efímera como cualquier otra?... ¿no se dan cuenta que para entrar en la historia, antes hace falta escribirla estando a la altura de las circunstancias?... ¿por qué las clases políticas no oyen, no atienden, no aceptan, y hasta se burlan de sus ciudadanos?... ¿qué tienen esas personas políticas que no tengan los ciudadanos comunes?... Entonces, ¿por qué Dilma no se sentó con los Médicos brasileños antes de tomar decisiones que afectarían la salud de los profesionales propios y ajenos?, ¿por qué no se encaró una reforma social de la salud pública en dicho país?, claro está, no hay respuestas, sólo hechos sin atrás, a un alto precio para los colegas cubanos como para los brasileños, ya que todos pagan el precio de las impericias políticas de cada quien. Lamentable consecuencia... ya que las gentes perdidas necesitan de la participación de la medicina para mitigar sus penas, que no son pocas, que son muchas, que afectan el cuerpo tanto como el alma, ya que muchas enfermedades nacen en las carencias y en las omisiones políticas... desde luego, hablamos de Brasil, pero esto es común denominador en cualquier país latinoamericano, incluyendo a aquellos que se creen libres de toda culpa. Los médicos se deben a sus pacientes, y a la oportunidad de poder contribuir a mejorar la calidad de vida de aquellos que se les cruzan... no importan las banderas, mucho menos las fronteras, porque la salud de las personas no depende ni de las banderas ni tampoco de las fronteras... sino de las carencias inducidas por políticas públicas empobrecidas por el mediatismo de políticos envueltos en urgencias, que siguen sin entender en qué consisten las necesidades de las gentes comunes, los mortales. Ahora resulta que los médicos cubanos se convierten en chivos expiatorios donde las miserias humanas se canalizan, ninguneando las buenas voluntades tanto como los conocimientos de los unos y los otros... ¿sirve?, no sirve... porque las gentes mortales necesitan soluciones... no que les agreguen cargas a sus espaldas. América Latina es una sola... los países son meras excusas para dejar de hacer... y burlarse de los opositores, siempre presurosos a secuestrar sillas... América puede darle una fuerte lección a la Europa Medieval que se excusa en el Reino Unido o en los Estados Unidos, o también puede darle otra fuerte lección al Reino Unido y sus cegueras que usan de excusa a la propia Europa Medieval o a cualquiera que se les cruza por sus intereses... desde luego, Estados Unidos también usa como excusa a la Europa Medieval o a otro cualquiera que no responda a sus conveniencias... pero las necesidades de las gentes siguen allí, intactas, irresueltas... por ello, no poca cosa, América Latina puede dar el ejemplo al mundo... la medicina es una ciencia humana, por ende global, por ende mundial, y como ciencia filosófica se debe al ser humano de cualquier raza, credo o cultura, no importando quién es... si hablamos de integración, en serio, entonces todos somos la misma cosa... y debemos contribuir a que esa idea se instale y crezca a efectos de evitar las quintas, las estancias, las fincas, donde los dueños son esclavizadores de pobres y ausentes. Los malos ejemplos de la conquista española deben expirar ya... y las gentes deben ser atendidas como Dios manda, por cualquiera que sepa cómo hacerlo... de lo contrario, seguimos en el más de lo mismo... otra vez sopa... donde los acuerdos de equivalencias universitarias son meras excusas que no se respetan en ninguna parte, porque siempre... siempre... se encuentra alguna excusa para ningunear al otro. Conclusión: los hermanos no pueden ser, por motivo alguno, negados, mucho menos ninguneados. No nos lo merecemos!. AGOSTO 29, 2013.-

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