domingo, 20 de octubre de 2013

EL REGRESO DE LA EUROPA NAZI ► Estrasburgo mira a Salt | Opinión | EL PAÍS

Estrasburgo mira a Salt | Opinión | EL PAÍS

EL ACENTO

Estrasburgo mira a Salt

Dieciséis familias duermen algo más tranquilas desde que el tribunal europeo ha paralizado de manera cautelar el desalojo promovido por el 'banco malo'


SOLEDAD CALÉS

Dice el abogado de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que los jueces españoles desoían sus peticiones de defender la ocupación de un edificio vacío en Salt y que por eso se acudió al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. A veces los caminos de la justicia son inexcrutables. También en marzo pasado tuvo que intervenir un tribunal multilateral, el europeo de Luxemburgo, para parar en España los desalojos a familias necesitadas en virtud de contratos con cláusulas abusivas, aunque en esa ocasión fueron los jueces locales los que agitaron la cuestión hasta recurrir a Luxemburgo.

A la espera de que algún alto responsable del sistema judicial español ofrezca alguna explicación sobre tales anomalías, lo cierto es que en Salt (Girona) y gracias a los magistrados de Estrasburgo dieciséis familias (entre las que hay 21 niños) duermen un poco más tranquilas desde el miércoles. Pero la espada de Damocles sigue amenazante, pues la suspensión del desalojo es hasta el 29 de este mes.

El Tribunal de Estrasburgo ha actuado con rapidez a instancias de la PAH y, además, ha pedido a las autoridades españolas que concreten cuáles son las medidas que se van a tomar para alojar y asistir socialmente a estas familias. Los abogados del Estado tendrán que trabajar a fondo y con celeridad para dar una respuesta satisfactoria a los jueces europeos en un asunto —el de respetar el derecho de los ciudadanos a una vivienda digna— que se ha convertido en una meta tan complicada.

La batalla de Salt conduce sin remedio a la confusión porque en este caso los contendientes no son unas cuantas familias necesitadas frente un banco “opresor”. La propietaria del edifico ocupado es ahora la Sareb, el llamado comúnmente banco malo, participado al 50% con dinero público del Estado y, por tanto, teledirigido por el Gobierno. De modo que los mismos políticos que deberían velar por los ciudadanos más vulnerables son los que se ven envueltos en estas decisiones de desalojo. No es extraño que hasta los bomberos se unieran a la defensa numantina que los okupas de Salt se disponían a mantener antes de recibir las buenas noticias de Estrasburgo.

 Los Dibrani, apátridas de Europa | Internacional | EL PAÍS

Los Dibrani, apátridas de Europa

La saga de Leonarda Dibrani muestra la incapacidad de la UE para asumir la libre circulación de las personas pobres


Leonarda Dibrani (al centro), junto a su hermana y a su padre. / VISAR KRYEZIU (AP)

La detención digna de los años treinta de Leonarda Dibrani, una alumna francófona y gitana de 15 años, nacida y criada en Italia, pero de origen kosovar, cuando se encontraba en plena excursión escolar, y la fulminante deportación, suya y de su familia (sus padres y cinco de sus siete hermanos, de entre 17 meses y 17 años), han originado una enorme tormenta política en París. 2.500 kilómetros al este, en Kosovo, el caso apenas suscita un interés marginal. La familia Dibrani ha ido dar con sus huesos a Mitrovica, una ciudad partida en dos desde que en 1999 la OTAN bombardeara Kosovo, antigua provincia serbia que declaró su independencia en 2008.

Al norte del pueblo, feo y sin alma, están los serbios, que hoy suponen un 10% de la comunidad kosovar; al sur, los albaneses y algunos millares —nadie sabe cuántos realmente— de romaníes, ashkali y egipcios, conocidos como RAE, las tres etnias gitanas históricas de Kosovo.

Pero nadie parece sentir la menor curiosidad por esta familia cuyo fundador se marchó de Kosovo hace 38 años, que hoy se expresa en romaní, en francés y en italiano, y que está recién llegada de un remoto lugar de Francia llamado Pontarlier.

La vivienda donde se alojan los Dibrani, concedida por el Ministerio del Interior kosovar, que presume de ejercer la discriminación positiva con los gitanos, es una desvencijada pero digna casita de dos pisos que da a un pequeño jardín trasero y que los recién llegados comparten con otros kosovares —no romaníes— expulsados de la Unión Europea.
Desde 2011, Alemania y Francia consideran que la República de Kosovo es no solo un Estado legítimo sino un “Estado seguro”, y esta decisión política les ha permitido reenviar a casa a miles de miembros —gitanos y no gitanos— de la diáspora kosovar, formada por unos dos millones de personas, una cifra que según el flamante censo nacional es equivalente a la población que vive dentro del país.

Los Dibrani se han hecho famosos en Europa y su casa es un no parar de visitas y niños de todas las edades posibles. Casi todos los que asoman la nariz son franceses. Periodistas, por más señas. La presencia kosovar se limita a un policía y un funcionario, enviados por el ministro del Interior para gestionar los papeles de los Dibrani y ayudarles a regular el intenso tráfico de fotógrafos, cámaras y plumillas que buscan la entrevista definitiva con Leonarda.

La joven, encantadora, graciosa y cejijunta como su padre, sonríe sin parar y vacila como una adolescente: “Soy una estrella”, dice, “pero solo quiero volver al colegio con mis amigos, mis profes y mi novio”.

Su padre, Resat Dibrani, recibe al enviado de EL PAÍS con su mujer, Djemilah, a las ocho menos cuarto de la mañana, cuando los franceses y la parentela aún duermen. Él es un hombre gordito, con la cara ancha, de mirada directa y ojos grises. Ella es morenísima de piel y de pelo, viste de negro, lleva las cejas muy depiladas y parece siciliana o andaluza.

La primera sorpresa llega al comprobar que los Dibrani hablan entre sí en un italiano perfecto y son gente con mucho mundo. La segunda, al saber que la señora Djemilah no nació en los Balcanes sino en Caltanisetta (Sicilia); y la tercera es que no están casados —“convivimos”, dicen— y que se convirtieron en pareja —durmieron juntos por primera vez— en un campamento romaní de Secondigliano, el barrio camorrista por antonomasia de Nápoles.

La gran ironía de esta historia, sintomática de los dislates que lleva décadas —o siglos— cometiendo gran parte de Europa con la comunidad gitana —y de la desconfianza que muchos de ellos sienten hacia los poderes públicos—, es que la mayoría de esta familia a la que los medios llevan una semana llamando kosovar, no ha nacido y no ha vivido nunca en Kosovo.


Leonarda Dibrani muestra sus certificados de francés en su casa en Mitrovica. / A. N. (AFP)

Así que tenía razón la exaltada señora que el otro día respondió al teléfono en casa del alcalde de Levier, Albert Jeannin, la ciudad donde vivían los Dibrani. “No son kosovares”, dijo, “son gitanos”.

Pues sí. Los kosovares que han puesto al ministro del Interior francés, Manuel Valls, a los pies de los caballos de la opinión pública; los kosovares que han sacado a la calle a miles de estudiantes en París para exigir que la escuela sea un santuario y Francia no detenga ni expulse a una alumna, y los kosovares que fueron enviados a Kosovo el 8 y el 9 de octubre en un avión de Lyon a Pristina con escala en Alemania, apenas hablan kosovar (o albanés), solo tienen un 50% de sangre kosovar, han nacido en la UE y la han
recorrido de punta a cabo.

De los ocho Dibrani que, en los últimos cuatro años y ocho meses, pidieron cinco veces asilo político y permiso de residencia en Francia —todas ellas sin éxito—, solo uno es kosovar. Los otros —y no todos— apenas conocen Kosovo por el nombre.

El señor Dibrani recita su alineación: “Daniel tiene 24 años, nació en Nápoles, y ahora está en Ucrania con su mujer. Erina, de 22, vive en Francia con su marido, pero nació ya en Fano, provincia de Pesaro (norte de Italia), igual que María, de 17; Leonarda, de 15; Rocky; de 12; Ronaldo, de 8, y Hassan, de 5, todos en Fano. Y Medina, la más pequeña, nació el 10 de junio de 2012 en Francia”.

"Yo nací aquí, en Mitrovica, hace 48 años, y soy el único que tengo documentos, un pasaporte yugoslavo muy gastado que me hice hace 34 años, cuando me marché desde Kosovo a Zagreb a hacer el servicio militar en el Ejército de Tito. Me han dicho en el Ministerio del Interior que en realidad no tenemos derecho a ser kosovares, aunque parece que lo van a arreglar”.


Alemania y Francia han enviado a miles de gitanos a Kosovo desde 2001

¿Y por qué no tienen papeles los otros Dibrani? “Nacieron en Italia y allí si no tienes al menos un padre italiano no puedes pedir la nacionalidad hasta los 18 años, te exigen sangre italiana”, contesta Djemilah. ¿Y usted no nació en Caltanisetta? “¡Sí, pero entonces era lo mismo!”.

El éxodo de la familia empezó en 1986, cuenta Resat. “Nací el 2 de septiembre de 1967 en Mitrovica. Entonces éramos decenas de miles de gitanos en Mahala, una ciudad-campamento que estaba cerca de aquí. Pero mi padre era borracho y mujeriego, se fue de casa y tuve una infancia dura. Me fui a vivir con mi abuela, y me criaron las comadres. Ayer intenté ir a ver a una de ellas y me enteré de que había muerto”, recuerda el señor Dibrani, que de joven fue comerciante de zapatos y de bisutería y tiene labia de vendedor de alfombras.

“Cuando mi abuela murió, tenía nueve años y me fui con mi tía abuela. Allí conocí a Djemilah en 1989. Tenía 13 años y no me gustó, era demasiado descarada, llevaba unos escotes muy abiertos… Su hermana era más guapa, pero era más pequeña y tímida… Cuando llegué a la edad de hacer la mili, fui un año chófer de los oficiales. Al acabar, volví a Mitrovica, pero como mi hermano mayor se había ido a Nápoles, y llevaba 20 años sin verle, decidí irme a Italia”.


“Le juro sobre mi padre muerto”, dice la madre, “que nunca hemos pedido limosna, ni (...) ninguna cosa horrible. Somos gente normal”

Los padres de Djemilah eran gitanos de origen croata, y también se fueron a Italia a trabajar como comerciantes de hierro en 1969. “Trabajaron en Palermo, en Messina, en muchos sitios. Yo nací en Sicilia porque vivieron allí mucho tiempo. Pero luego nos marchamos a Nápoles, volvimos a Croacia, fuimos a España”, dice la mujer.

“Éramos jóvenes, y vivimos muchos años como nómadas sin fronteras”, prosigue el marido, “donde oíamos que se podía vivir tranquilos, allá nos íbamos. Yo vendí rosas en Sevilla, pañuelos en Bélgica, tabaco en Alemania, hasta que nos instalamos en Fano, el Ayuntamiento nos ayudó mucho y pude montar una empresa de recogida de trastos y limpieza de jardines”.

“Le juro sobre mi padre muerto”, dice Djemilah, “que jamás hemos pedido limosna, ni hemos vendido a una hija, ni hemos hecho ninguna cosa horrible. Somos gente normal, creyente, familiar. A Resat le metieron en la cárcel de Nápoles una vez por error, y cuando salió le dieron un cheque y todo”.

La saga de estos apátridas es ejemplar, además de por su optimismo vital y su alergia a las patrias y los documentos —vestigio quizá de un ADN receloso con los censos, que solían ser preludio de pogromos—, por algunas otras costumbres muy mal vistas en esta Europa neoliberal y burguesa.

Su historia, hecha de viajes, libertad, aventuras y fugas, produce a la vez envidia y vértigo, y es a la vez la encarnación y el reverso del sueño europeo: gente que habla tres o cuatro lenguas, y que va saltando de país en país según cambia el aire.


Documento de deportación del Estado francés para Gemilja Dibrani. / A. NIMANI (AFP)

Pero a la vez es la muestra de la incapacidad de la UE para asumir la libre circulación de las personas pobres, y de su desinterés por conceder los derechos básicos y respetar a su única minoría étnica, que por cierto fue parcialmente exterminada durante el Holocausto: 800.000 gitanos murieron en el Porraijmos (La Devoración, en caló).

Quizá la historia de Leonarda sirva para que los políticos, y los ciudadanos que consideran a los gitanos los culpables de crisis que nada tienen que ver con ellos, comprendan que este pueblo se hizo nómada por necesidad, y que ha ido dejando de serlo solamente en aquellos lugares que lograron cambiar el odio por una mano tendida, o a medida que sus hijos se han escolarizado y han entendido que solo con una buena educación podrán mantener el radical sentimiento de la libertad que les legaron sus ancestros.

Si los diez millones de gitanos europeos son el producto de una diáspora muy antigua y de la historia que escribieron a golpe de expulsiones los dictadores, desde los Reyes Católicos a Hitler y Franco, en los últimos 40 años su supervivencia ha dependido de las decisiones de los líderes democráticos europeos. Y su nivel de vida ha mejorado notablemente en los sitios donde se han hecho políticas de inserción a largo plazo, como España. “Tenemos parientes en todas partes. Pero queríamos quedarnos en Italia, allí nacimos casi todos y teníamos una casa preciosa, con jardín, cerca del mar”, dice la madre.

“Todo nos iba bien hasta que Silvio Berlusconi dijo que había que echar a todos los gitanos del país”, recuerda el padre. Eso fue antes y después de las elecciones de 2008. El Gobierno italiano no dudó en censar, tomar las huellas, tolerar ataques motorizados e incendiarios a campamentos y deportar en masa a los gitanos. La huida de los Dibrani desde Italia a Francia coincidió, en enero de 2009, con el clímax de esa ofensiva. “Nos fuimos dos días antes de que nos expulsaran. El abogado me contó que iban a mandarnos a Croacia, así que cogimos la furgoneta, y salimos por San Remo hasta Orleans”.
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el dispreciau dice: si hay un paradigma de los derechos humanos, el mismo reside en la Francia post-segunda guerra mundial... sin embargo, aquella Francia, poco tiene que ver con la actual... ya no hay ecos de Charles De Gaulle (1890/1970), ni tampoco de Georges Pompidou (1911/1974)... por ende al caer los estadismos, los derechos ya no son ni tan humanos ni tampoco ciudadanos... algo así como un rivaival nazi en el concierto europeo, una vez más gestado en los claustros belgas, que más tarde se verán endosados a algún otro, tal como sucedió con Alemania... en este concierto de nazismos incipientes, observándose que la Europa no es una Unión, ni tampoco la representa, suceden cosas que van a la inversa de los derechos sociales... por ejemplo, se les quitan las casas a las gentes aduciendo razones hipotecarias prolijamente inventadas y diseñadas funcionalmente para "ayudar" a los bancos alimentados por las funciones estratégicas del FMI... por ejemplo, se le quita el acceso a la educación y a la salud a las personas, al sólo efecto de desviar presupuestos para fines para nada altruistas y para nada sociales... por ejemplo, se le quitan los trabajos a las gentes aduciendo raros estados de quiebra y/o de concursos de acreedores, facilitados por los mismos acreedores que también se dicen quebrados... se expulsa a los científicos aduciendo que consumen pero no agregan valor.... y ya, más avanzado, se expulsan (otra vez) a los gitanos, a los pobres, a los subsaharianos, a los marginados, a los... ufa!... esta película ya la vimos... y a mí me tocó verla desde acá, y también desde allá, así es que sumo las visiones y me digo a mí mismo: ¿cómo es que volvimos otra vez al mismo punto, al mismo error?... y nuevamente me respondo: "es que nadie ha aprendió nada de las tragedias"... y más: "los aliados nunca fueron aliados, y apenas si fueron un grupo de oportunistas mentirosos, que escribieron la historia que se les antojó"...  y como los que tenían memoria ya no existen, sencillamente no hay memorias, porque las comodidades han estupidizado al conjunto, tanto político como no político, evitándoles darse cuenta que debajo de sus zapatos hay gentes con necesidades genuinas, con derechos genuinos, y que las pobrezas no son compradas, sino inducidas por la carencia de políticas estratégicas de los estados ausentes, que se declaran en quiebra, al sólo efecto de alimentar a una clase política de idiotas, socialistas, derechistas, republicanos, laboristas, y otros "istas"... por supuesto, una vez más, el concierto descripto será negado a ultranza por Bruselas, que repartirá prudentes culpas a todos los otros, como se ha hecho desde siempre. Más allá, detener un desalojo por una cuestión mediática, no modifica el resultado, ya que las gentes afectadas siguen teniendo la espada de Damocles en sus nucas... a sabiendas que cuando les convenga a los intereses, la decapitación justificada estará debidamente asegurada... tal el caso de la expulsión de una "apátrida" de nombre Dibrani, cuyo regreso a Francia se habilita siempre que lo haga sola y prescindente de su familia... para dejar conformes a ciertos medios y a la consciencia social, indignada por ver cómo la Francia se vuelve a consumir por intolerancias y discriminaciones crecientes, parecidas (no iguales) a las ya cursadas antes de la Segunda Guerra Mundial... todo está muy raro... los políticos no saben hacer nada, los funcionarios obsecuentes y lustra botas (sin que ello signifique despreciar una labor que considero más que meritoria) de sus jefes políticos, son incapaces de hacer aquello que les compete... los otros funcionarios de las corporaciones tampoco aciertan a expresar los errores que se están cometiendo, porque necesitan conservar sus trabajos a como sea, lo cual los deja en un estado de indefensión y también de miseria humana exacerbada... los demás funcionarios de organismos internacionales como el FMI, no la ven ni cuadrada porque responden a los intereses delincuenciales de los banqueros... léase, estamos contemplando como se acerca el abismo, sin que nadie atine a hacer nada. Más allá, Alemania está otra vez atrapada en sus propias inocencias, sin dimensionar que sólo los alemanes pueden hacer lo que se hace en Alemania, y allende sus fronteras no hay capacidades para repetir el modelo, porque las neuronas no se conectan adecuadamente y las gentes necesitan "hacer nada" para justificar sus bienestares. Tal vez no tan así, pero bastante parecido a lo dicho. En este punto, Europa medievalizada, ha alcanzado nuevamente un punto de no retorno... ¿alguien se dará cuenta?... ¿o es que el nazismo siglo XXI le conviene al concierto económico mundial, que ya ha demostrado no servir para nada?... si la estrategia a imponer, es la de los republicanos en los Estados Unidos de Norteamérica, entonces estamos en el horno. OCTUBRE 20, 2013.- 

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