martes, 26 de noviembre de 2013

PAPAS ERAN LOS DE ANTES ► El papa Francisco: “La economía de la exclusión mata” | Sociedad | EL PAÍS

El papa Francisco: “La economía de la exclusión mata” | Sociedad | EL PAÍS

El papa Francisco: “La economía de la exclusión mata”

Jorge Mario Bergoglio urge a los políticos a emprender una reforma ética de las finanzas.

Dice que la Iglesia es "la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas"

 


El papa Francisco en la Plaza de San Pedro la semana pasada. / CLAUDIO PERI (EFE)
 
Durante 142 páginas, el papa Francisco deja claro que la Iglesia actual, su Iglesia, no le gusta, pero tampoco el mundo que la rodea. Una Iglesia, según Jorge Mario Bergoglio, salpicada de envidias, celos y guerras, preocupada en exceso por sí misma, y un mundo donde triunfa “una economía que mata” a través de la exclusión y la inequidad. De ahí que el Papa fije el horizonte de su papado sobre dos raíles paralelos. Una reforma de la Iglesia, que incluya una conversión del propio papado, y un llamamiento urgente y sin descanso a los políticos para que luchen contra “la tiranía” del actual sistema económico: “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.

Durante las páginas de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, en la que el papa Francisco recoge e interpreta los trabajos del Sínodo dedicado a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, Jorge Mario Bergoglio dibuja de forma muy nítida la hora de ruta de su pontificado: “Es necesaria una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están”. El Papa anuncia una “reforma de las estructuras” de la Iglesia y “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo”. Hay una frase, muy del estilo Bergoglio, que resume muy bien el espíritu de los tiempos que vienen: “Prefiero una Iglesia herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.

El Papa deja claro que la Iglesia actual, su Iglesia, no le gusta. Y no se ahorra ejemplos. Se refiere incluso a las envidias y a los celos que existen entre las distintas comunidades –“¡cuántas guerras! ¿A quién vamos a evangelizar con estos comportamientos?”—y llega a denunciar “una tremenda corrupción con apariencia de bien. ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!”.

Preceptos de la Iglesia, pocos y anticuados: “Hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios «son poquísimos».47 Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre».48 Esta advertencia, hecha varios siglos atrás, tiene una tremenda actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a todo. (…) Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos”.

Un llamamiento urgente a los políticos: “Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”.
No a la economía de la exclusión: “Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro paraasegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.
La pobreza: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad,173 no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”.

Un mensaje a políticos y financieros: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas (…).La ética –una ética no ideologizada– permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.

No a las mujeres sacerdotes, pero más presencia en la Iglesia: “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder (…). Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”.

No al aborto, pero sí comprensión a las mujeres que abortan. “Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?”.


el dispreciau dice: los poderes políticos del mundo andan preocupados... andan elucubrando sobre cómo ha cambiado todo en el Vaticano desde la aparición de Francisco... "Papas eran los de antes", se escucha por ahí... la mafia estaba acostumbrada a que la respeten y le hagan reverencia, pero con este Papa no hay trato posible... sucede que los poderes y los poderosos, los soberbios y los vanidosos, no han aprendido lección alguna... no se puede robar y luego hacer solidaridad... no se puede despojar para luego vender misericordia... no se puede despreciar para luego hablar de compasión... y todos estos idiotas consuetudinarios, se han olvidado de lo que hicieron con la Argentina en los años noventa, apenas ayer, durante una década infame donde el país se llenó de pobres peleando contra pobres, donde los marginados enaltecidos por el estado ausente supieron salir a asaltar a los otros marginados, donde los indigentes crecieron tanto que se terminaron creyendo que es bueno nacer condenados por los antojos de los oportunismos de unos pocos infames devenidos en mesías de barro. El mundo fue y será una porquería, recita el tango... pero en verdad, este mundo, el de estas horas, se ha convertido en un infierno conducido por idiotas incapaces de leer el resultado inmediato de sus obras, de sus hechos, de sus acciones, de sus ausencias, de sus estafas, de sus estupideces en uso y abuso del poder... y esto se está llevando puesto a la civilización, como un todo, está exterminando a la raza humana por el imperio de una crisis inventada y dirigida desde la nazi Bruselas, la misma que antes fue, pero la que la humanidad no reconoce porque la historia de la Segunda Guerra y su genocidio, la mal contaron los aliados y sus conveniencias, mejor dicho, la conveniencia de los amigos que le decían al oído a los generales, qué debían decir, y qué debían callar... más aún, no le preguntaron a los sobrevivientes de los campos de concentración que habían hecho con ellos los suizos y los norteamericanos, que supieron cerrarles las puertas para asegurar el holocausto... y la historia se repite, sólo que ya no está el Papa del genocidio, tampoco el del holocausto, y la iglesia se ha venido abajo a manos de burladores de los destinos de los fieles, a manos de obispos que defienden la violación porque la mujer debe ser sumisa, o que defienden la vejación porque la pedofilia es parte de los santos evangelios... y el mundo entero, el mundo humano, se está yendo al carajo de un barco en trayectoria de colisión... y claro está... los argentinos sabemos mucho de cómo nos han arrasado con el proyecto cóndor, gestado en la escuela de las américas... y sabemos más de cómo los republicanos arrasaron con los trenes, con las vías, con los pueblos, con las fábricas, con los trabajos y con las ilusiones de las gentes, todo ello a cambio de nada, a cambio de pobres, de hambre, de olvidos, de omisiones, de marginados, de indigentes con destinos hipotecados por los antojos de las infamias vestidas de poder... padecimos la AMIA... padecimos la Embajada de Israel... padecimos de un lado, y padecimos del otro... sin darnos cuenta que estábamos siendo objeto de un "ensayo a escala" para luego desarrollar una estrategia global en la Europa, en el medio oriente, y en otros lugares a los que habían que oxidar y derruir... Francisco sabe mucho de esto, demasiado... sabe tanto como lo sabemos los que fuimos ninguneados y perseguidos en los setenta, y antes en los cincuenta, y un poco después en los noventa... y te hartas de los argumentos vacíos... y te cansas de escuchar pavadas... y te pudres de leer lo que los medios mentirosos te quieren contar, haciendo de la historia un cuentito de hadas de conveniencias ajenas... por eso nos tildan de revolucionarios, de marxistas, de comunistas, de utópicos... porque en realidad, pertenecemos a una generación que las ha sufrido todas juntas, desde siempre y ya sabemos cuál será el verso que nos querrán vender estos delincuentes de las corporaciones de medios, de falsos diarios, de peores periodismos, que parecen no tener memoria de las cosas y sus hechos. Francisco sabe... podrán matarlo, como hicieron Juan Pablo I... pero, como sea, el Vaticano ya NO será el mismo... y detrás, deberán entender que cuando la gente no tiene nada que perder, tal sucedió con la ARGENTINA esclavizada de los noventa (y la de antes)... se rebela... y nada, nunca, vuelve a ser igual que antes. El mundo de los que se dicen de derecha y doblan a la izquierda... y el mundo de los que se dicen de izquierda y doblan a la derecha... se terminó, mal que les pese a unos y a los otros. Y cuando algo se termina y un ciclo se cierra, no hay marcha atrás..., aún cuando pretendan cargarte con las culpas de todos los males... NOVIEMBRE 26, 2013.-
 

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