viernes, 17 de enero de 2014

LOS CASTIGADOS ▼ La desigualdad más allá de la pobreza | Opinión | EL PAÍS

La desigualdad más allá de la pobreza | Opinión | EL PAÍS

La desigualdad más allá de la pobreza

La desconfianza empieza por los que menos tienen, pero se esparce entre los ricos


La desigualdad corroe el proyecto europeo. Así rezaba un artículo publicado hace unos días en este periódico refiriéndose a la abrumadora evidencia sobre la creciente desigualdad en Europa. Puede que a estas alturas los datos sobre la brecha económica entre individuos y países no sorprendan a nadie. Los efectos de la crisis sobre la distancia entre ricos y pobres son tan palmarios en las estadísticas como lo son en la realidad de cualquier ciudadano que pise la calle. El empobrecimiento es la primera y más directa consecuencia de la desigual distribución de las cargas impuestas por las políticas de austeridad. Pero, ¿qué consecuencias se derivan de la desigualdad, más allá de la pobreza?
El principal temor al que se suele asociar la desigualdad es el del auge de los populismos. El argumento es que la frustración de los ciudadanos por su incapacidad para cambiar el rumbo de las políticas y por los abusos del poder económico puede derivar en una radicalización de sus apoyos políticos. Sin embargo, junto con los posibles estallidos de una ciudadanía impotente, quizás el riesgo más profundo y corrosivo de la desigualdad se encuentra en la ruptura de la cohesión en la que se sustenta la convivencia social. Una sociedad con amplias desigualdades está altamente incapacitada para alcanzar un acuerdo básico sobre derechos y deberes.
La empatía o capacidad para comprender o simpatizar con la posición del otro es un pilar fundamental de la convivencia social. No es algo nuevo. Cuando los atenienses de la antigua Grecia decidieron que los puestos de responsabilidad política rotarían entre los que tenían la condición de ciudadanos, lo hicieron pensando en prevenir los excesos de quienes gobernaban. Aquellos que tomaban el poder durante un tiempo sabían que poco después dejarían de ser gobernantes y pasarían a ser gobernados, lo que reducía los incentivos para el oportunismo entre los políticos de turno. Ponerse en la piel de quien tenía que someterse al poder les predisponía a tomar decisiones más justas.
La misma lógica empática —la de pensarse en otra posición social— es el ejercicio que subyace en conocidas teorías sobre la justicia. Si desconociésemos en qué lugar de la sociedad nos va a tocar vivir y pudiéramos imaginarnos más o menos ricos, mejor o peor dotados de inteligencia o más o menos beneficiados de un entorno favorable, entonces estaríamos en mejores condiciones para elegir los principios de justicia que deben regir una sociedad. Interiorizar la incertidumbre sobre nuestro destino social nos llevaría a escoger un conjunto de obligaciones y derechos más justo y aceptable por todos.

La cohesión social es mayor en los países del norte de Europa porque hay menos desigualdad
La desigualdad, por tanto, erosiona la empatía que alimenta la convivencia social. Cuanto más distintos somos, más difícil será pensarnos en la condición de los otros y encontrar intereses comunes. Y, más importante, menos predispuestos estaremos a someternos a las decisiones de quienes creemos que nada tienen que ver con nosotros.
¿Por dónde puede comenzar a abrirse esa brecha? Es posible que la desconfianza se intensifique primero entre los grupos de ciudadanos que menos tienen, que son los que muestran habitualmente niveles más altos de desafección, para acabar extendiéndose entre los más ricos. El principal sustento de la confianza social quedaría relegado a una cada vez más exigua clase media. Según la última Encuesta Social Europea, esa es la radiografía social en algunos países donde se combinan niveles muy bajos de confianza social y desigualdad. En Portugal, Chipre, Rusia, Eslovaquia o Bulgaria la relación entre ingresos y confianza social tiene forma de U invertida. Quienes menos confían en la buena voluntad de sus conciudadanos son, sobre todo, los grupos más pobres. Sin embargo, a diferencia de otros países, esa valoración no mejora linealmente con los ingresos, pues la confianza tiende a caer ligeramente entre los grupos con ingresos más altos. Cuanto más distinta es una sociedad, menos abundantes son las valoraciones positivas del prójimo, especialmente entre quienes menos se parecen entre sí: los polos extremos de la distribución de ingresos.
Lo contrario ocurre en las sociedades más igualitarias. Los ciudadanos de los países nórdicos son los que muestran valoraciones más positivas sobre cuánta justicia, buena fe o ayuda puede esperarse de los demás. En estos países la distancia entre los que tienen mucho y los que tienen poco es menor, lo que fomenta la percepción del otro como un igual. Seguramente ello explica que las opiniones sobre el prójimo sean muy similares entre los distintos grupos sociales, lo que a su vez indica un alto nivel de cohesión social.
En definitiva, es bien cierto que la desigualdad corroe el proyecto europeo. Pero eso solo nos muestra una parte del lastre al que Europa está condenándose. A los países en el furgón de cola se les imponen, además, dos castigos adicionales: el más inmediato y visible, el empobrecimiento de la mayoría de la población. Y el más corrosivo, lento y de largo plazo: el de su creciente incapacitación para llegar a amplios acuerdos sobre el conjunto de normas que debe regular la convivencia social.
Sandra León es profesora de Ciencia Política en la Universidad de York y colaboradora de la Fundación Alternativas.


el dispreciau dice: EUROPA está medievalizada debido a sus criterios imperiales que no han cedido un ápice a pesar de las dos grandes guerras, a pesar del holocausto judío, a pesar de esto y a pesar de aquello... los banqueros siguen siendo los eternos protegidos del sistema falaz recetado por las perversidades del Fondo Monetario Internacional, así como la propia EUROPA MEDIEVAL se sigue moviendo bajo los proceptos de la multinacional VATICANO, que poco tiene de Dios y mucho de negocio, que nada tiene de Cristo y mucho tiene de eje financiero mafioso y corrupto... Dios es otra cosa y no está en el Vaticano, pero tampoco está en ninguna institución europea, siempre caracterizadas por sus principios esclavistas, que devienen desde que inventaron la "caza" de negros y su posterior explotación, algo que resultó ser un tan buen negocio, que corporaciones mediante se expandió al mundo entero con el mismo éxito... de allí que la humanidad se haya vuelto descartable... EUROPA está tan medievalizada que sus gentes no se dan cuenta que se encaminan a una tragedia... al mismo tiempo, EUROPA está tan medievalizada que algunos creen que europa está unida, algo que oculta la peor de las mentiras... el imperio sigue usando y abusando de sus víctimas, sea cortándoles la cabeza, sea confinándolos en la torre, sea vejándolos a su antojo, sea gozando a los bufones mientras al rey no le cabe más comida en su panza... y mientras ello cursa, cada vez son más las inequidades, cada vez son más las desigualdades, cada vez son más los robos de bienestares, cada vez hay menos educación pública, cada vez hay menos salud pública, cada vez hay menos hogares, y cada vez hay menos de cualquier cosa, porque los estados políticos existen solo para recaudar y negar, algo que han aprendido a hacer muy bien, en desmedro de las gentes humildes y anónimas... contrariamente a lo que la gente cree, el imperio no está en EEUU... aunque sí tiene unas pocas familias que representan sus intereses (los del imperio) allí... y los demás, la sociedad americana en general, es tan común como cualquier otra, esto es que sobrevive como puede. EUROPA MEDIEVAL no ha declinado su capacidad imperial concentrada en unas pocas familias que nada tienen de patricias, pero sí mucho de perversidades, y mucho más de incapacidades, que proceden al modo de los zares o de sus victimarios, ya que siempre se resguardan en prolijas manipulaciones del poder que atropella a los prójimos y extermina a los molestos. Es por ello que en estos últimos tres años ha habido tanta agresión directa a la cultura europea y la del resto del mundo... cuantos menos piensen, mejor... cuanto menos creen (de crear), mejor... y ello coincide con el criterio corporativo de descartar y borrar, para luego mentir en inducir estrategias de mercado de un algo que no existe pero que muchos se lo creen, ya que participan de ello para salvarse por un rato... y de allí la manipulación de los medios... y de allí que los anónimos sean cada vez más anónimos... y que las víctimas sean cada vez más víctimas... porque en sí mismas, las editoriales responden a intereses supremos del imperio que reside en el corazón belga de la europa medieval, sin atenuantes, igual que hace tres siglos por detrás... haciéndole creer al mundo que los nazis son tan nefastos como los libios... o los talibanes... o los afganos... o los vietnamitas... o cualquiera que no se rinda a sus pies de barro. Traducido, el imperio castiga al mundo robándole la dignidad de la condición humana, y a su vez el mundo se deja castigar para poder ser parte del modelo atroz que domina el paisaje, pero del que se alimentan unos cuantos desquiciados con forma humana... insisto... el modelo caducó porque ha quebrado... peor aún, ha quebrado los equilibrios ecológicos de la Tierra que cobija a la humanidad como raza... por lo que, de aquí en adelante, sólo es cuestión de sentarse en el escalón del umbral a ver el desfile de almas que van hacia el infierno... que dicho sea de paso, ha envuelto a la Tierra humana con forma de imperio, y nombre y apellido... el de los que mienten a la EUROPA vistiéndola de oscurantismo y medievo... ENERO 17, 2014.-

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