domingo, 23 de febrero de 2014

ESPAÑA ROTA ▼ Miles de personas protestan en Madrid contra las reformas del Gobierno | Madrid | EL PAÍS

Miles de personas protestan en Madrid contra las reformas del Gobierno | Madrid | EL PAÍS



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Manifestantes contra la política del Gobierno hoy en Madrid. / ULY MARTÍN

Miles de personas protestan en Madrid por las reformas

La marea ciudadana contra el Gobierno ha reunido a colectivos de la sanidad, la educación o los derechos de la mujer

Miles de personas protestan en Madrid contra las reformas del Gobierno

La marea ciudadana reúne a colectivos de la sanidad, la educación o los derechos de la mujer


Protesta contra las reformas del Gobierno por las calles de Madrid. / FERNANDO ALVARADO (EFE)

Varios miles de personas han tomado esta mañana el centro de Madrid para protestar contra las reformas del Gobierno del PP en una manifestación organizada por la Coordinadora 25S y en la que participan 41 organizaciones ciudadanas, entre ellas, las mareas blanca (sanidad), verde (educación) y violeta (contra la reforma de la ley del aborto), los trabajadores de Coca-Cola (cuyas fábricas embotelladorasestán amenazadas de cierre). También protestaban contra la nueva ley de seguridad ciudadana, que sus detractores llaman la ley mordaza.
 "Queremos reivindicar todas las libertades ciudadanas que están en peligro en una fecha que no es casual", ha explicado Julio Rodríguez, portavoz de la Marea Ciudadana, refiriéndose a que hoy, 23 de febrero, se cumple el primer aniversario de la primera manifestación que reunió a todas las mareas y también hace 33 años del intento de golpe de Estado protagonizado por el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero.
"Hace un año todas las mareas nos movilizamos para protestar contra el golpe de Estado financiero impuesto por la Troika y que todos estamos sufriendo", ha recordado Rodríguez, quien también ha indicado que la manifestación se está desarrollando en otros puntos de España como Valencia, Alicante, Málaga, Almería, Segovia o Gijón.
El buen ambiente entre los participantes y el sol -en una mañana casi primaveral en Madrid- han protagonizado la marcha, que, sin incidentes, ha recorrido el tramo comprendido entre la Puerta del Sol hasta la Plaza de Neptuno, donde se ha leído un manifiesto.
Gritos como "la voz del pueblo no es ilegal", "no nos representan" o "sanidad pública" han acompañado a las mareas, que portaban pancartas con lemas de todo tipo en contra de la reforma de la ley del aborto, la nueva ley de seguridad ciudadana, la privatización sanitaria o contra el ERE de Coca-Cola en la Comunidad de Madrid.
En primera fila de la manifestación, personas con camisetas de todos los colores en representación de sus respectivas mareas han portado la pancarta de la protesta, en la que se podía leer: "Por nuestros derechos y libertades. Contra el golpe a la democracia. No a la represión". Precisamente en la cabecera se encontraba Lucía Mazarrasa, ataviada con la camiseta violeta de la marea contra la ley del aborto, quien ha calificado esta reforma legal como "un atentado y una tragedia para las mujeres".
A su izquierda estaba una profesora de secundaria, Paloma Cros, quien ha criticado las decisiones tomadas por el ejecutivo en materia educativa, acusando al Gobierno de "destrozar la Educación". "No vamos a parar hasta que no se acabe de verdad con la privatización sanitaria", exclamaba Mari Nieves Lozano, representante de la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (MEDSAP) unos metros más allá, para después recordar que actualmente la sanidad madrileña tiene un nuevo frente abierto con la protesta de los trabajadores de su Centro de Transfusiones de Sangre.
"Exigimos al Gobierno de la Comunidad de Madrid que cancele el convenio que ha establecido con Cruz Roja y que privatiza el servicio de extracción de sangre en los puntos de calle", ha explicado Deli Edreira, una de las trabajadoras del Centro, luciendo camiseta roja. También de rojo y al frente de la marcha se encontraban los trabajadores afectados por el ERE de Coca-Cola que, en palabras de Marcelo Álvarez, secretario del comité de empresa de la planta de Fuenlabrada, han reivindicado su "derecho a trabajar", además de considerar muy positiva la unión entre todas las mareas ciudadanas para la ocasión. 

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Sí, pudieron

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca celebró su primera asamblea en Barcelona hace cinco años. Esta es su historia

Los seis fundadores de la PAH: de izquierda a derecha, Ernest Marco, Adrià Alemany, Ada Colau, Lucía Martínez, Guillem Domingo y Lucía Delgado. / MASSIMILIANO MINOCRI
Las imágenes muestran un círculo de unas 40 personas en el local de La Solidaridad del Raval de Barcelona. Se sientan en una sucesión de sillas plegables, de escritorio y butacones. Gente atraída por carteles pegados en locutorios y oficinas de los servicios sociales. Muchos son inmigrantes. Es el 22 de febrero de 2009 y TV-3 informa: “Por primera vez en Cataluña, se ha celebrado una asamblea de personas ahogadas por los créditos hipotecarios, una pesadilla que afrontan las familias en solitario y que quieren afrontar conjuntamente”.
 El impulsor de la asamblea fue el colectivo V de Vivienda, un movimiento inspirado en el activismo antiglobalización que arrancó en 2007 al grito de “No tendrás una casa en la puta vida”. Pero si entonces denunciaban los elevados precios que dificultaban el acceso a la vivienda, en 2009, tras el estallido de la burbuja, la situación había cambiado. El drama era ahora no poder pagar la hipoteca. La información del canal autonómico incluía unas declaraciones de una entonces desconocida Ada Colau como portavoz de la iniciativa: “Es un problema generado por las entidades que han dado créditos a quien no cumplía los requisitos y ahora se lavan las manos”. Y acababa advirtiendo de que, según el Consejo General del Poder Judicial, en España se producían unos 9.000 desahucios ese año.
“La sorpresa fue que esperábamos encontrar a gente cabreada, peroen realidad estaban deprimidos y asustados. Así no se podían organizar protestas, primero había que empoderarles”, que se sintieran con fuerzas para actuar, explica hoy Colau, de 39 años, una investigadora del Observatorio DESC —plataforma creada en 1998 en defensa de los derechos humanos— que estudió Filosofía y es la cara más conocida de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Entonces eran solo un blog.
El plural de “esperábamos” hace referencia a los seis fundadores de la PAH, donde siguen cinco años después. “Veinticuatro horas, 365 días, agotados, pero con la energía que da una experiencia tan gratificante por todo lo conseguido”. Son: Colau; su pareja, Adrià Alemany, economista; Lucía Delgado, Lucía Martínez y Ernest Marco, que trabajan juntos en la Universidad Autónoma, y Guillem Domingo, hoy en la PAH de Terrassa y en precario en el frente laboral. Tienen entre 30 y 40 años y ninguno tiene hipoteca. Viven todos de alquiler.
Se conocieron en V de Vivienda, un colectivo que, salvo para Colau, les sirvió para aterrizar en los movimientos sociales. “Íbamos a las manis como jóvenes que no podíamos marcharnos de casa”, recuerda Lucía Martínez. Y cuando el estallido de la burbuja provocó que miles de propietarios quedaran a merced de los bancos, empezaron a tirar del hilo. Se empaparon la ley hipotecaria, descubrieron que el impago de cuotas condena a las familias a quedarse en la calle y a cargar con la deuda, y aprendieron a moverse en los vericuetos de la letra pequeña: las cláusulas suelo, los valores de tasación y de subasta, los intereses de demora, la dación en pago, las carencias y refinanciaciones. Y plagaron su discurso de referencias al derecho internacional en colaboración con el Observatorio DESC.
En 2010 convocamos una manifestación, pero éramos tan pocos que fuimos por la acera”, cuenta Ernest Marco
Pero arrancar la PAH fue “durísimo”, coinciden. “Nadie nos hacía caso. Fue una travesía del desierto de dos años”, relata Alemany. “En 2010 convocamos una manifestación, pero éramos tan pocos que fuimos por la acera”, cuenta Marco. Nadie veía venir el drama. Y las familias amenazadas de desahucio estaban hundidas. Organizaron talleres, “pero los afectados se daban codazos para hablar solo de su tema”, evoca Alemany. Ensayaron asambleas con abogados y tampoco funcionó. “Era la época del ‘nadie te ha puesto la pistola en el pecho para firmar”, añade Alemany.
Hasta que dieron con la fórmula: “Asambleas abiertas y colectivas para generar un espacio de confianza en el que los afectados pierden el miedo, se empoderan y constatan que si solos no podrán, juntos sí”, describe Domingo. “Los procesos de ejecución hipotecaria son largos, un tiempo que permite reponerse del golpe, sumergirse en el papeleo y hacer el tránsito deafectados a activistas”, subrayan.
Sobre estas líneas, asamblea de la PAH de Barcelona, el pasado 17 de febrero. /ALBERT GARCÍA
Y ya no pararon de hacer asambleas, quincenales entonces, saltando de local en local, siempre en Ciutat Vella. Ahora en Barcelona hay varias a la semana (de acogida, de seguimiento, de comisiones negociadoras con cada banco…).
El 12 de septiembre de 2010 apareció por una de ellas Lluís Martí, de 51 años entonces, de La Bisbal del Penedès. Una máquina recordando fechas. Siempre con la camiseta verde puesta. Amenazado de desahucio, se había enterado de esas reuniones a través de una conocida. “En las asambleas te das cuenta de que todos los casos son iguales, solo cambian las caras, el DNI, el banco y la cifra de la deuda”. Mecánico de motos, dos años atrás Martí se había quedado con el taller donde trabajaba a sueldo. Una compra que financió ampliando la hipoteca de su casa. “En 2008, la faena se derrumbó”, le faltó trabajo y dejó de pagar. Con una deuda de 140.000 euros. Comenzaron las amenazas de CatalunyaCaixa y el pánico a que, como le decían, le quitaran la custodia de su hijo, que entonces tenía nueve años y vivía con él desde que se separó de su mujer. Pero Martí también estaba muy cabreado. Mucho: “Si hacía falta, cogía un bulldozer y tiraba la casa al suelo”.
En esa asamblea conoció “a Ada y compañía”. Y estos dieron con quien protagonizaría el primer bloqueo de su desahucio. Del día de diciembre de 2010 previsto para su ejecución, Martí recuerda “un frío que pelaba” y a Colau “embarazadísima enfrentándose a la secretaria judicial y yo detrás porque había cambiado el chip y había entendido que aquello era mi casa y nadie me iba a echar”. “Fletamos un bus para ir hasta La Bisbal”, recuerda el núcleo fundador. El juzgado mandó a la vivienda unifamiliar de Martí una citación para que se presentara en las dependencias de El Vendrell. Y se presentaron. “Setenta personas y no sé cuántas televisiones”. El desahucio se suspendió. “Logramos lo que nadie había ni soñado, ¡parar a un banco!”, concluye mirando al techo Lucía Martínez. Hubo más intentos. Pero la tercera vez, en 2011, el juzgado los suspendió definitivamente. “La casa sigue siendo del banco, pero no me echarán”, resume Martí.
Fue la primera victoria de la primera campaña de la PAH: Stop desahucios. Los fundadores ya creían entonces que el problema se extendería hasta el último rincón y que su modelo podría ser replicable con cuatro normas básicas: el asesoramiento colectivo y gratuito, el apartidismo, que fuese pacífico y que aceptase los puntos del manifiesto fundacional. En estos cinco años se han creado 205 plataformas.Una afectada, Sara Vázquez, abogada de 43 años, creó la de Málaga. Vázquez perdió su casa y aún no logrado quitarse de encima la deuda con el banco. Otras plataformas fueron organizadas por ciudadanos concienciados. Iolanda Prats, de 41 años, explica que la plataforma de Valencia fue impulsada por la Plataforma por los derechos sociales. “Tuve claro que quería formar parte de algo tan potente”, añade. 
En Madrid, el origen de la PAH “tiene relación con las movilizaciones de la población migrante” relacionadas con cuestiones de vivienda, relataRafa Mayoral, de 39 años, abogado vinculado a organizaciones de apoyo a estos colectivos. Como sus compañeros, destaca que la confluencia en las asambleas de gente de origen dispar ha resultado una excelente herramienta para espantar el racismo.
Estamos ante los activistas más potentes desde la Transición”, dice Jordi Mir, de la Pompeu Fabra
Pero el verdadero trampolín de la PAH para atraer afectados y activistas a las asambleas fue el 15-M. La paralización de desahucios se extendió hasta alcanzar la cifra de 1.011, según el último recuento de la plataforma, de la semana pasada. El músculo de la calle les dio fuerza para impulsar la iniciativa legislativa popular (ILP) de la dación en pago: que las familias puedan entregar su vivienda y librarse de la deuda. La recogida de firmas les sirvió para vertebrarse como movimiento por toda España. Consiguieron un millón y medio de firmas y una presión social que llevó a la mayoría absoluta del PP a admitir la ILP a trámite en el Congreso. Luego vetaron que prosperara, pero los integrantes de la PAH señalan la entrada de la ILP en la Cámara como uno de sus mayores logros.
Pero pese a los éxitos de la PAH, que también suma centenares de daciones, el problema de los desahucios crece. La última cifra de lanzamientos de primera vivienda (35.098 entre enero y junio de 2013, según el Banco de España) indica que aumentan. Mientras, España sigue acumulando casi 600.000 viviendas vacías, según el Ministerio de Fomento. Las asambleas de las PAH están más llenas que nunca. En la del pasado lunes en Barcelona, el encuentro semanal de acogida, donde llegan los casos nuevos, había un centenar de personas. Se habla de cómo pedir abogado de oficio, certificados de situación económica, solicitar la dación… Los afectados entran por la puerta con el cuerpo encogido y salen algo más derechos. Se dan cuenta de que no son los únicos, ni están solos; de que no tienen por qué sentirse culpables de no poder pagar, qué más quisieran; de que no han hecho nada malo y de que “sí, se puede”.
Tan claro como que una de las voces que llevan el peso de la asamblea, la de Susana, les explica que hace un año estaba como ellos: muerta de miedo. “Es importante que sepáis que nadie ha ido a la cárcel por no pagar la hipoteca; que aunque os amenacen, nadie os puede quitar la custodia de vuestros hijos ni expulsaros del país”, enumera con el micro en la mano mientras más de uno estira la columna tras meses de tensión. La gente está sentada en círculos: nada de aquí los que asesoran y en el otro lado las víctimas. Esto no es una gestoría ni una reunión con expertos. Aquí se escucha, se aprende, se buscan soluciones, se llora, se celebra, se crean vínculos muy fuertes. Hay una estantería con cuentos y montón de juguetes, es habitual que haya niños en las asambleas. El local, en una punta del Eixample, es práctico porque tiene un espacio para las reuniones y un altillo que sirve de oficina, pero se les ha quedado pequeño. Pagan un alquiler mínimo, porque los dueños, una pareja, explica Ada Colau, “aprecian el trabajo de la PAH”.
Si la ILP fue un punto álgido en el plano positivo, los escraches y la criminalización de la PAH fue el negativo. La plataforma replicó estas protestas de Argentina que señalan a los responsables de determinadas políticas: “Primero invitamos a los políticos a presenciar las asambleas, pero al no acercarse, respondimos acercándoles nosotros la realidad”, defiende Guillem Domingo. Tras señalar a varios políticos del PP, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, equiparó las acciones y a Ada Colau con el terrorismo de ETA. La PAH respondió con la campaña Hay vidas en juego, vídeos donde los afectados, algunos votantes del PP, interpelaban a los políticos.
“Nunca hemos improvisado, las respuestas siempre han surgido de pensar colectivamente”, subraya Ernest Marco. “Al bloqueo de la ILP, los escraches. Cuando los juzgados dejaron abiertas las fechas de los desahucios, arrancamos la obra social, ocupando viviendas vacías”, añade Guillem Domingo. Esta fue la siguiente campaña de la PAH. Cuando consideraban agotadas todas las vías, ocuparon edificios para albergar a familias que se aseguran de que no tienen alternativa. Hay 20 edificios propiedad de entidades o de la Sareb en toda España que albergan a más de mil personas.
 La última campaña son las mociones en los Ayuntamientos para promover sanciones municipales a los bancos que acumulan pisos vacíos. Se amparan en la Ley del Derecho a la Vivienda del Gobierno catalán, que prevé medidas para evitar la desocupación de viviendas. Las han aprobado 66 consistorios (todos en Cataluña); entre ellos, el de Barcelona. Terrassa ya ha emitido sanciones, y los expertos auguran una batalla judicial de los bancos contra los municipios.
El núcleo fundador de la PAH asegura que nunca ha recibido presiones de bancos ni instituciones. “Las presiones llegan al Gobierno, incidiendo en las políticas: vetando la ILP o con la Ley de Seguridad Ciudadana, que señala claramente a los escraches o la ocupación de sucursales”, considera Alemany.

Balance de cinco años de lucha
Plataformas creadas: 205
Desahucios parados: 1.011
Edificios ocupados: 20
Personas realojadas: 1.049
Ayuntamientos que han aprobado mociones para multar viviendas vacías propiedad de entidades financieras: 66 y 36 en trámite (todos en Cataluña)
Ada Colau, portavoz de la PAH. /MASSIMILIANO MINOCRI
Preguntadas por la PAH, las patronales bancarias responden por escrito. Cecabank, la de las cajas de ahorros, declina “significar la actividad de esta asociación en detrimento de otras de usuarios de servicios bancarios”. La Asociación Española de Banca considera que “las fórmulas que propone la PAH son erróneas y están equivocas en el fondo y en las formas”. La patronal bancaria rechaza la dación en pago porque “habría dañado de forma irreversible el sistema hipotecario” y defiende medidas como “la ayuda a más de 400.000 clientes a refinanciar sus préstamos hipotecarios para adaptarlos a su capacidad de pago”, la adhesión al Código de Buenas Prácticas Bancarias que paraliza ejecuciones en casos de extrema vulnerabilidad, y la aportación de 6.000 pisos al fondo social de alquiler. Fuentes financieras aseguran que lo que produce pánico a las entidades es la posibilidad de que “sinvergüenzas que pueden pagar, que los hay, dejen de hacerlo”.
La PAH ya ha ganado, ha conseguido cambiar el estado de ánimo con resultados concretos”, dice Ada Colau
En las plataformas sí celebran sonados espaldarazos de la justicia. El mayor, la sentencia del Tribunal Europeo que considera abusivas las cláusulas de las hipotecas en España, a la que algunos jueces se están agarrando para parar lanzamientos. El juez José María Fernández Seijo, que elevó el caso de un vecino de Martorell al Tribunal de Luxemburgo, sostiene que “la PAH ha sido una bocanada de aire fresco, un revulsivo para, ante un problema social, obligarnos a buscar alternativas sin salirnos del marco jurídico”. El juez reconoce la “audacia de la PAH de enfrentarnos a personas cuando estamos acostumbrados a ver papeles”. Asegura que al ser “un tema social, ha calado en jueces de distintos perfiles, que se han dado cuenta de que somos un elemento clave”.
“La PAH ya ha ganado. Ha conseguido lo más difícil: cambiar el estado de ánimo con resultados concretos fruto de acciones colectivas. La peor derrota es pensar que no hay nada que hacer”. Esa es para Ada Colau la mayor victoria de la PAH, pese a no haber logrado sus tres grandes objetivos: que se paren los desahucios con una moratoria, dación en pago retroactiva y alquileres sociales para que las familias puedan quedarse en casa pagando lo que puedan.
El bagaje de la PAH ya es objeto de estudio en las universidades. Desde el Observatorio de los Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir los considera “los activistas más potentes desde la Transición” y subraya que “ejemplifican la coherencia que reclama la sociedad entre lo que se dice y lo que se hace”. “Una nueva forma de hacer política que rompe con lo que hay y tiene un gran componente vital”. “Prueba de ello son los intentos de apropiación del movimiento y de la figura de Ada Colau, invitada a participar en listas electorales o a presentar el libro de Felipe González”, destaca.
El investigador Amador Fernández-Savater escribía hace un tiempo acerca de “la fuerza”, que no poder, de la PAH. “La que hace que solo 50 personas paren un desahucio, porque ya se ha parado antes” gracias en buena parte a la “redefinición de la realidad” fruto del clima del 15-M. Fernández-Savater lo resume como una “politización de la existencia, no ideológica”. Gala Pin, de 33 años, referente del activismo en Internet y “de profesión, precaria”, es otra de las piezas clave del movimiento y concluye: “El chip de la PAH ha roto el derrotismo de la izquierda con el salto del ‘No pasarán’ al ‘Sí, se puede”.



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JOAQUÍN ALMUNIA | VICEPRESIDENTE DE LA COMISIÓN EUROPEA

“El Gobierno no tiene proyecto”

El comisario dice que "el Ejecutivo no tiene una visión completa a medio y largo plazo”

Señala que “el error es pensar que ya está todo hecho, que podemos bajar impuestos”

Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea. / DELMI ÁLVAREZ
Llega puntual. Se quita el abrigo, bromea, se sienta ante una mesa acristalada, pide café. Sus papeles, llenos de improbables tesoros periodísticos —investigaciones sobre la banca, sobre el fútbol, sobre quién sabe qué más—, están perfectamente ordenados en otra mesa, al fondo. Tras una década en la Comisión Europea, Joaquín Almunia (ex líder del PSOE, ex ministro con Felipe González, ex dirigente de UGT, ex tantas y tantas cosas) dejará Bruselas después de las elecciones europeas. No parece incómodo con la perspectiva de ese adiós. Y tiene ganas de hablar. Básicamente, de política. De esta crisis especulativa y por tanto también especular. De España. De la izquierda. Del euroescepticismo. Incluso de los errores de la Comisión, que endosa una y mil veces a los Estados miembros salvo en lo tocante a las troikas: “Hemos copiado viejas prácticas del FMI que no son recomendables”.
Almunia (Bilbao, 1948) sabe que su hoja de servicios política quedará estrechamente ligada a la cuestionada Comisión Barroso, y aun así elude otras críticas. Guarda para el Gobierno español las estocadas más venenosas, como la que da título a esta entrevista, y añade que el riesgo “es pensar que se ha alejado la posibilidad de siniestro total porque ha funcionado alguna reforma o porque el entorno ha mejorado”. Partidario del controvertido contrato único, avisa a Rajoy de que el error “es pensar que está todo hecho y que ya podemos bajar impuestos”. Almunia sigue siendo un animal político, aunque con los años y la responsabilidad algunos de sus amigos le reprochen que ha perdido ideología. “No es cierto que en Europa domine la ortodoxia neoliberal, ni es válida la tesis de que reina la desregulación financiera”, dice en una de las respuestas que se quedarán en el tintero. Puede que no; lo único cierto es que ahí sigue la crisis, aunque el optimismo retórico o profesional que flota en medio de ese magma llamado Bruselas haga que a veces parezca solo un mal sueño. Cuenta un diplomático que vivió en Moscú la caída de la URSS que esos días esperaba una especie de apoteosis wagneriana. No pasó absolutamente nada. En la capital europea, de vez en cuando, se tiene esa misma sensación: como si en medio de la peor crisis en décadas tampoco pasara gran cosa.
Pregunta. ¿O sí pasa?
Respuesta. Aunque no siempre se traduzcan de inmediato en protestas, sí pasan cosas. Hay cada vez más gente sufriendo por la crisis; eso se transforma en desconfianza hacia las instituciones. Al final, el malestar acaba saliendo: el riesgo es que esas tensiones broten en las elecciones con apoyos a partidos populistas, nacionalistas excluyentes, xenófobos incluso. Por eso tenemos la obligación de dar una respuesta política y social, más allá de la económica.
P. ¿Qué podría haber hecho la UE para frenar esa desafección?
R. Crece la desconfianza con los representantes políticos en general; no solo con las instituciones europeas. La desafección no puede vincularse solo al proyecto europeo, porque eso lleva a un mal diagnóstico, a las conclusiones erróneas. La desconfianza es hacia todas las instituciones. Hacia todos los políticos.
El contrato único es algo que España debe explorar seriamente
P. “Impotencia democrática”, lo llama el sociólogo Ignacio Sánchez Cuenca.
R. En Europa hay un repliegue nacionalista por parte de dirigentes que pretenden hacer creer que las consecuencias de la crisis se afrontan mejor a nivel nacional. Pero la propia crisis internacional ha puesto de manifiesto las limitaciones de ese enfoque. P. Sin embargo ahí está el innegable eurodesencanto. ¿Por qué los únicos que no manifiestan sus dudas con el actual rumbno del proyecto europeo son las élites?R. Esa distinción entre élites y y ciudadanos es una cuña que en algunos casos incluye hechos y argumentos, pero que en otros no explica gran cosa. Cada vez que se le pregunta a la gente cuál es la mejor forma de resolver la crisis, la respuesta es a escala europea.
P. Eso suele ser en los países con más corrupción; en los que tienen instituciones sólidas, como los nórdicos, es menos claro. Y luego están los países rescatados: ¿Son los rescates ese éxito que proclama la Comisión?
R. Hay que hacer distinciones. Irlanda está mucho mejor que Grecia; Portugal está en el buen camino. Pero esta es una crisis mayor; los problemas son lo suficientemente serios y requieren un análisis profundo, sin el velo ideológico e irracional que a menudo impregna los debates.
P. ¿Ha hecho Bruselas ese análisis? ¿Ha hecho una reflexión política sobre el euro?
R. ¿Quién es Bruselas? La Comisión y el presidente Van Rompuy sí han presentado una reflexión sobre la segunda fase de la Unión, que requiere reformas que no estaban previstas. Pero en ese magma mal llamado Bruselas las decisiones fundamentales no las toman la Comisión ni el Parlamento: las toman 28 jefes de Estado y de Gobierno. La política fiscal sigue siendo nacional, y la monetaria está en manos del BCE.
P. Uno de los corolarios de esa tesis es comprometido: la Comisión, despojada de poder e iniciativa, es innecesaria o redundante.
R. La Comisión no tiene suficiente poder: los tratados no se lo dan. No digo que la Comisión deba decidir sobre todo: hay competencias que se pueden devolver, como dicen los británicos, a niveles inferiores. Pero hay aspectos, como la estrategia de crecimiento, las reformas o la coordinación de políticas económicas, en las que la Comisión es fundamental.
Son los Gobiernos quienes toman las decisiones clave, no la Comisión
P. Donde sí tienen ustedes responsabilidad directa es en las troikas. ¿La dosis y la velocidad de los ajustes fueron adecuadas?
R. Volvemos al meollo de la cuestión: es verdad que la Comisión forma parte de las troikas; el que también estén el FMI y el BCE ya es menos lógico, pero ese ya es otro cantar. Pero las troikas aplican las medidas que aprueban los Gobiernos, que son quienes imponen las condiciones. Si hubiésemos podido hacer lo que creíamos que había que hacer...
P. ¿Qué hubiera sido distinto?
R. Con una visión más general, las cosas habrían ido mejor. ¿Nos hubiésemos equivocado en el ritmo de ajuste al principio? Seguro. Todo el mundo se equivocó, y todo el mundo corrigió el tiro.
P. ¿Esa corrección llegó tarde?
R. Es fácil hacer predicciones a posteriori; no me gusta ese juego.
P. ¿Por qué no debe estar el FMI en las troikas?
R. Algunos dijimos eso al principio, pero los Estados miembros decidieron otra cosa, y son ellos quienes se juegan el dinero. Tener al FMI a bordo tiene ventajas: hemos aprendido de su experiencia. Lamentablemente, en algunos aspectos del trabajo de las troikas hemos copiado viejas prácticas del FMI que no son recomendables. Y no ha habido el imprescindible control democrático.
P. El FMI ha pedido disculpas en Grecia. ¿Por qué no hay mea culpa por parte de la Comisión?
R. En política lo importante es aprender de los errores y actuar en consecuencia, no darse golpes de pecho en público; eso es más propio de la catequesis. Y en el caso de Grecia ya hay mejoras.
Hay bancos en vías de solución. Pero quedan otros casos aún por solucionar
P. ¿No ve una situación potencialmente explosiva en Grecia?
R. Vuelvo a la hipótesis alternativa: ¿Cuál sería la situación hoy de Grecia sin el rescate europeo?
P. En las elecciones se verá lo satisfechos o no que están los griegos. ¿Cómo ve esos comicios?
R. En muchos países se está viendo un auge del populismo, incluso de partidos xenófobos. Va a ser un Parlamento más agitado, más desagradable. Pero las dos grandes familias políticas, socialdemócratas y populares, más los liberales y los verdes, suman una amplísima mayoría proeuropea. Aun así hay riesgos: el principal es que los grandes partidos se vean arrastrados por los populistas en el debate nacional. El partido eurófobo UKIP está llevando a los conservadores británicos no solo a posiciones euroescépticas, sino contrarias a la libre circulación de trabajadores. Lo mismo puede pasar en otros países.
P. A título personal, ¿qué hubiera cambiado de esta Comisión?
R. Lo que primero tendría que cambiar es la concepción de los Estados miembros de lo que debe hacer la Comisión.
P. ¿No han faltado enfoques menos, digamos, ortodoxos?
R. Los ha habido. Le pondré un ejemplo. Las multinacionales aprovechan los resquicios legales para evitar pagar impuestos: la Comisión propuso a los ministros armonizar las bases imponibles del impuesto de sociedades para cegar las escapatorias legales. Esa iniciativa no salió adelante. ¿Por qué? Los Gobiernos no quisieron.
P. ¿Qué estrategia tiene la socialdemocracia para encauzar su discurso hacia esos temas?
R. Los ciudadanos intuyen que no tenemos respuestas eficaces. La izquierda tiene que repensar cómo organizar los servicios públicos, cómo explicar que la inmigración es imprescindible, esas cosas. Debemos ser capaces de hablar de aspectos puramente económicos sin tapujos, sin necesidad de recurrir al manual de hace 50 años, que ya no sirve. ¿Cómo se aumenta la productividad, cómo se crean condiciones para la inversión y el empleo de calidad en un país como España, con esas tasas de paro insoportables?
P. La palabra mágica suele ser flexiseguridad. Y la Comisión flirtea desde hace tiempo con el contrato único. ¿Sería útil en España?
R. El contrato único es algo que se debe explorar seriamente. Hay economistas de todas las familias ideológicas que lo promueven, no solo en España. En un país con un 26% de paro no tenemos derecho a rechazar ideas.
P. ¿No provocaría un choque de trenes?
R. El mayor choque de trenes es el 56% de paro juvenil.
P. Con esas cifras o con las de caídas del crédito, ¿puede hablarse de éxito del rescate español?
R. Es un rescate bancario: hay bancos que están en vías de solución gracias a la recapitalización con fondos europeos y a los planes de restructuración que negociaron en esta oficina. Hay casos muy positivos: Bankia. Pero quedan otros por solucionar.
Hemos copiado viejas prácticas del FMI que no son recomendables
P. Los socios insisten en las reformas. El FMI pide una rebaja de sueldos del 10%. ¿No se abona a esa tesis la Comisión al recomendar más devaluación interna?
R. Eso dice Olli Rehn. Pero lo que España necesita es visión a medio y largo plazo.
P. ¿La tiene?
R. No. El Gobierno no tiene una visión completa, un proyecto a medio y largo plazo. El riesgo de España, en este momento, es considerar que se ha alejado de la posibilidad del siniestro total porque alguna de las reformas ha funcionado, porque el entorno ha mejorado. El error es pensar que está todo hecho y que ya podemos empezar a bajar impuestos. Sería un error mayúsculo.

el dispreciau dice: y luego de tantos desatinos políticos y de los otros... que hablan de valores y mienten hechos... que pronuncian éticas para inmediatamente instalar la trampa... ESPAÑA, deberá ser refundada... refundada de principios y de gentes, sin necesidad de reyes mentirosos... sin necesidad de populismos extraviados ni de socialismos esquivados... ya que los españoles merecen mejor suerte, a la altura de sus voluntades y sus esfuerzos... ya que la cultura hispana comienza allí, justo allí, y más allá de los desencuentros de la historia, los "encuentros" son lo suficientemente significativos como para encajar en el espíritu social que hace de la ESPAÑA, anterior a esta debacle de huecos y vacíos, un país destacado y modelo para el mundo occidental... superador de la EUROPA MEDIEVALIZADA por los intereses anglosajones que todo lo quiebran... repartiendo pobres y mendrugos que luego se transforman en víctimas de un mismo negocio... y es verdad... este gobierno español no tiene proyecto, porque tampoco tiene entidad, y sólo es un traductor de recetas ajenas al alma del "ser español", ajenas al ADN que hizo de ESPAÑA su modelo... pertenecer a la UE resta... no suma ni multiplica... resta y divide para intereses que se comen las esencias de los pueblos, aduciendo raras sociedades y extraños compromisos, que luego afectan a las gentes y sus esfuerzos. FEBRERO 23, 2014.-

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