domingo, 16 de febrero de 2014

LA MEDIA VUELTA ▼ Suiza reaviva viejos temores en la UE | Internacional | EL PAÍS

Suiza reaviva viejos temores en la UE | Internacional | EL PAÍS





EL FUTURO DE EUROPA

Suiza reaviva viejos temores en la UE

Bruselas advierte de los riesgos que afronta el principio básico de la libre circulación





Control fronterizo entre Francia e Italia en 2011. / ERIC GAILLARD (REUTERS)


Suiza como señal de alerta. El sí en el referéndum para establecer cuotas a la llegada de inmigrantes reaviva temores latentes en Europa: el desasosiego que va dejando la crisis en el estado de ánimo de los europeos ha dejado ya algún rasguño en uno de los pilares fundamentales de la Unión, la libre circulación de personas. Suiza cristaliza el malestar que se venía gestando en el corazón de la UE, con actitudes hostiles a la libre movilidad en Reino Unido, Holanda, Francia e incluso Alemania: la flor y nata del proyecto europeo. Bruselas teme réplicas de la actitud suiza en medio de una crisis de gran calibre que está diezmando el contrato social de las últimas décadas, el Estado del bienestar. El peligro está ahí. Y aun así las fuentes consultadas consideran improbable que los socios europeos se atrevan a aprobar nuevas medidas que supongan, de algún modo, volver a las viejas fronteras, pese al ascenso de los partidos populistas y de su influencia en la agenda política.
“No vamos a negociar la libre circulación de personas”, dijo anteayer José Manuel Barroso, el presidente de la Comisión Europea, en un mensaje telegrafiado para Suiza. Y para Londres: Barroso dio un discurso en la London School of Economics que funcionó como aviso a navegantes. “Las normas no van a cambiar”, advirtió ante la tentación del primer ministro de Reino Unido, David Cameron, que lleva meses explicando que le gustaría frenar la llegada de inmigrantes europeos con la coartada de que abusan de las prestaciones sociales sin dar contrapartidas a cambio. Los datos de Bruselas demuestran que ese es un mito tan poderoso como falso: la imagen de un desempleado con pasaporte de un país del Este afincado en Londres o Ámsterdam que frecuenta el sistema de salud sin aportar nada a cambio se está instalando en la mente de muchos europeos como ejemplo indeseado de integración comunitaria, pero es un espejismo, un cliché adulterado.Las cifras han propinado un duro revés a Cameron y a otros líderes continentales, que vaticinaban un alud de inmigrantes búlgaros y rumanos a partir del 1 de enero, cuando acababan las restricciones temporales que limitaban la entrada en algunos mercados de trabajo.


Ese alud no se produjo. Pero es el último ejemplo de un chivo expiatorio mutante. Para los nazis eran los judíos, los gitanos, los homosexuales. En los sesenta una parte de Europa culpaba a los inmigrantes del desempleo y el alza de la delincuencia. Después de los atentados a las Torres Gemelas, los musulmanes se convirtieron en el enemigo para muchos, no solo en EE UU. El estallido de la Gran Recesión tenía que transformarse tarde o temprano en otro capítulo de esa vieja historia: en 2011, el Gobierno danés restableció de buenas a primeras los controles fronterizos con Alemania, y el francés Nicolas Sarkozy, que boqueaba en plena campaña electoral, se quejó de que una presunta masa de inmigrantes invadía Francia. Aunque se trataba de maniobras electoralistas —como lo son ahora—, de repente los ministros del Interior se pusieron a negociar, sin datos reales, el restablecimiento de los controles fronterizos. Al final todo quedó en agua de borrajas, pero ese debate dejó un poso que va aumentando a medida que la crisis se alarga. El referéndum de Suiza y la próxima respuesta europea a ese desafío se antoja fundamental para detener (o no) el intento de deconstrucción del proyecto europeo.
“La Comisión está obligada a buscar un equilibrio complicado: debe dar una respuesta rotunda a Suiza, pero a la vez no puede ser ni tan dura como para alimentar el victimismo de un país que está en medio de la UE, ni tan blanda como para permitir que Londres y otras capitales piensen que es gratis tomar medidas que van contra el espíritu y las normas más sagradas de la UE”, indica una alta fuente comunitaria.
Un diplomático europeo considera que la salida por peteneras de Suiza exige una respuesta política a la altura: “Ese tipo de medidas demuestra que lo que de veras está en crisis en Europa es la solidaridad. Pero no se puede olvidar que es fruto de una decisión democrática, y requiere pragmatismo: quedan tres años para que ese voto se transforme en legislación. Hay que hilar fino, esperar y ver en qué se traduce, sin obviar una señal clara que indique a todos los países que la libre circulación es innegociable: sin ella, el proyecto se viene abajo”.
El debate sobre los mal llamados abusos en la libre circulación está plagado de prejuicios sin respaldo estadístico. Las migraciones de europeos dentro del club comunitario son hoy inferiores a la época de bonanza económica; así lo asegura la Comisión en un informe sobre movilidad interior presentado esta semana. Apenas el 2,8% de la población europea —14 millones de personas— vive en otro país miembro. La supuesta marea se vuelve aún más insignificante al bajar al detalle de cuántos son los potenciales abusadores de Estados de bienestar maduros como los de Reino Unido. Si se aísla lo que la Comisión llama inactivos (parados y sus familiares, estudiantes, pensionistas, discapacitados y otros ciudadanos que no trabajan), el peso sobre el total de la población europea se mueve entre el 0,7% y el 1%, según un estudio presentado a final de 2013. Los inactivos de otros países comunitarios representan entre el 1% y el 5% de los beneficiarios de las ayudas. Nada que pueda hacer temblar las arcas públicas de ningún país.
Lo que sí concede la Comisión es que los flujos intracomunitarios están aumentando muy rápidamente desde que comenzó la parte más cruda de la crisis y que, además, las cifras pueden estar infravaloradas. Bruselas reconoce que los problemas no son iguales en todos los países y que hay Estados (y sobre todo regiones concretas) que sufren la presión con más intensidad. Pero eso no justifica que se quiera dinamitar uno de los mayores logros de la Unión.

El umbral de saturación

El sueco Assar Lindbeck les llamaba los riesgos morales del Estado del bienestar: por ejemplo, crecimientos fulgurantes de las incapacidades laborales transitorias cuando las selecciones nacionales de fútbol juegan los tramos finales de las Copas del Mundo. Hay prácticas abusivas que son endógenas al funcionamiento del Estado del bienestar, pero a pesar de la propaganda de algunos patronos esas situaciones no son, ni mucho menos, generalizadas. También el debate sobre la inmigración está trufado de paradojas: los países que más se quejan son los que menos motivos tienen. Los cantones suizos menos favorables a imponer cuotas en el referéndum suizo fueron precisamente los que tienen más inmigrantes.
En la UE sucede algo parecido: los búlgaros y rumanos que han emigrado a Reino Unido, Alemania, Francia y Holanda, sumados, no son ni la mitad de los que ha acogido España, según los datos de la UE. Ni en España ni en Italia, países que albergan —cada uno— a más de un millón de rumanos y búlgaros, se han oído voces críticas. En Reino Unido suman 149.000; en Alemania, 272.000; en Francia, 91.000, y en Holanda no llegan a 26.000. Naciones Unidas calcula que existen 214 millones de emigrantes en el mundo, una cifra que ha crecido el 37% en las dos últimas décadas: en ese periodo, los números han crecido un 40% en Europa y un 80% en Norteamérica. Pero esa revolución de la movilidad está cargada de contradicciones: los países occidentales, con pirámides demográficas muy castigadas, necesitan como agua de mayo la llegada de inmigrantes, pero a la vez, con la crisis económica, la ciudadanía observa con un cierto temor esa llegada: todas las sociedades tienen un umbral de saturación, una capacidad limitada de absorción de inmigrantes.

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el dispreciau dice: algo anda mal y pinta para peor... soto voce en las calles de la EUROPA MEDIEVAL... hay inquietud en las gentes de la EUROPA, así como se percibe una inquietud creciente en las sociedades europeas... quedan pocos vivos que atravesaron la Segunda Guerra Mundial, y ya nadie recuerda con claridad la mayoría de sus acontecimientos, mentidos en los libros de historia por aquellos que supuestamente ganaron, denigrando a los vencidos y echándoles culpas que "no eran tan así"... ahora afloran las verdaderas miserias humanas de los propios gestores de aquella tragedia... unos exhibiendo temibles soberbias... otros disimulando sus roles y poniendo cara de yo no fui... pero como sea, una vez más EUROPA MEDIEVALIZADA se encamina al mismo punto que dio lugar a todas sus tragedias a lo largo de la historia de los últimos doscientos años... los errores se repiten... las estupideces se reiteran... y los odios acostados se despiertan y toman entidad, desparramándose por el desconcierto social que se agiganta minuto a minuto... africanos no... asiáticos no... musulmanes no... semitas no... judíos tampoco... árabes cristianos no... gitanos menos... y esto no y lo otro mucho menos... y nuevamente se inquietan las demencias sociales que siempre convergen hacia el mismo punto... drama... crisis... caos... y todo ello de la mano de banqueros que sostienen un modelo económico que no existe más, pero que les sirvió para hipotecar los futuros de muchas gentes, demasiadas gentes, creando una fábrica de pobrezas que caracteriza la EUROPA OCULTA, esa que no se muestra al turismo pero que existe... por debajo de demasiadas alfombras, prolijamente diseñadas por estamentos políticos que no entienden nada pero hablan de todo, condenando siempre a los otros... y una vez más, EUROPA se vuelve rara, extraña, peligrosa, prometiendo arrastrar a todos y a todas, tal lo supo hacer desde siempre, desde sus antiguos imperios que se derruyeron por impericias de creídos de sí mismos.

Una vez más, Suiza, da la media vuelta y enseña su espalda a las realidades... y nuevamente se vislumbran los miedos... y crecen los temores... y se exterminan los bienestares... y se quitan los techos... y se quitan trabajos... y se desmerecen labores... y se desmantelan las fuentes de educación y formación... y se desmantelan los accesos a la salud pública... y... y... cuando el río suena, agua trae... y la crisis se está comiendo a la sociedad, mientras los políticos y sus amigos los empresarios se adueñan de los botes del Titanic, asegurándose la permanencia, y condenando a los "mortales" a morir antes de tiempo... 

pero el paisaje del drama de hoy es bien distinto al de la Segunda Guerra Mundial... los ejércitos ya no tienen utilidad práctica, y los peligros son muchos... ya no se escucharán aviones aliados bombardeando Colonia, ahora son las gentes las que prometen enfrentarse reavivando viejas intolerancias, comunes discriminaciones, odios fomentados por y desde ciertos amarillismos que hacen a las conveniencias y sus intereses hipotecarios, usureros, bancarios, financieros, que operan al modo de una super tela de arañas... atrapando inocentes... desprevenidos... necesitados... para luego secarlos y devorarlos, tal aprendieron hace mucho tiempo... y es curioso observar cómo es que aprendieron a depredar, pero no aprendieron nada de las consecuencias, lo cual demuestra que la miseria humana está vigente e impera en el imperio oculto...

estos no son viejos temores... son los mismos temores que antes fueron, pero que las nuevas generaciones de europeos aún no conocen... FEBRERO 16, 2014.-







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