viernes, 7 de marzo de 2014

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Palestina: “Protegíamos a los colonos mezquinos y racistas” | Sociedad | EL PAÍS



“Protegíamos a los colonos mezquinos y racistas”

Exsoldado israelí, ahora es activista propalestino en su Jerusalén natal

“Con un arma es fácil sobrepasar los límites”, asegura



Micha Kurz, ex militar y actual activista por los derechos palestinos en Jerusalén, en Madrid. / BERNARDO PEREZ


“Lo siento muchísimo”, exclama Micha Kurz con cara de preocupación al enterarse de la tasa de paro en España. Es una realidad que le queda lejana. El israelí, exmilitar con honores y actual activista por los derechos palestinos en Jerusalén, su ciudad natal, tiene la mente ocupada en otros asuntos. En 33 años de vida la idea que tenía de Jerusalén ha sufrido un giro completo. La llama “capital palestina”. Apoya el boicoteo a Israel y admite haber violado los derechos humanos de los palestinos durante su tiempo en el Ejército al haber sido parte de “la ocupación”.
“Crecí en una burbuja en mi barrio de Jerusalén Occidental”, explica, con el ademán formal y distante de quien se ha acostumbrado a hablar en público de su vida personal. Su familia era lo que él denomina “sionista de izquierdas”. Creció durante los años noventa, tras los Acuerdos de Oslo, y aunque solía ir a tomar café a Ramala (actual capital palestina en Cisjordania) o a Belén, no visitó nunca la zona árabe de su ciudad. “Cuando empezaron a estallar bombas en los cafés de Tel-Aviv y Jerusalén estábamos tan confundidos como los que más. No conocíamos la realidad de Cisjordania: Israel estaba construyendo un sistema de barricadas y controles que impedía a la gente ir a sus trabajos, al hospital o al mercado”.
Kurz y Sahar Vardi, otra activista israelí por la paz, visitaron Madrid el pasado fin de semana “de vacaciones” y aprovecharon para dar una charla en el teatro del Barrio, en Lavapiés. El exsoldado no prueba el queso y prosigue su historia. “Entré en el Ejército a los 18 años, en 2001.” Acababa de estallar la Segunda Intifada. “Desde los ocho años había querido alistarme, incluso intenté entrar en unidades de élite”. En Israel, el servicio militar es obligatorio: tres años para los hombres y dos para las mujeres. “Fue la época más violenta de la ocupación. Israel estaba reconquistando ciudades palestinas. Yo no solo estaba vigilando la frontera, estaba protegiendo a los colonos”. Los primeros que conoció fueron los de Hebrón. “Eran mezquinos, racistas… y estábamos allí para facilitar su expansión. Les ayudamos a crecer a expensas de la propiedad y el mercado palestinos”. Dentro no era crítico. “Lo que dice el sargento es palabra de Dios”.

Aunque regalásemos chucherías en los puestos de control,

no habría manera de convertir la ocupación en algo humano
Hoy, con el pelo salpicado de canas y el horror de la ocupación confesado entre sonrisas, sabe que ser soldado le cambia a uno. “Eres educado con los primeros 100 [palestinos] a los que mandas a casa” porque el control está cerrado. “La tercera vez te enfadas, quieres que te dejen en paz... A los 19 años, cuando sostienes un arma tan grande, te das cuenta de lo fácil que es rebasar los límites. Podía tratar de cualquier forma a personas de la edad de mi abuela”.
Al terminar el servicio, él y unos compañeros de unidad montaron una organización de soldados críticos con Israel. Ahora pasa la mayor parte del tiempo con los palestinos de Jerusalén Este: “Es la parte más fascinante de la ciudad”. La organización a la que pertenece, llamadaGrassroots Jerusalem, trata de dar voz a los “líderes locales” palestinos. “Ponemos en contacto a unos barrios con otros. La información sobre la propia ciudad está muy fragmentada”.
Para cambiar las cosas trata de concienciar con su historia. “Aunque regalásemos chucherías en los puestos de control, no habría manera de convertir la ocupación en algo humano.”



el dispreciau dice:
la política atrasa,
los políticos atrasan,
mientras las ideologías retrogradan...
los estados atrasan,
las ausencias de los estados atrasan,
las democracias mentidas sólo fabrican gentes descalzas,
las repúblicas han dejado el espacio necesario para que las corporaciones conformen un nuevo y dramático imperio, donde los intereses reinan, y las conveniencias gobiernan, mientras las personas se ven condenadas a ser esclavizadas, justificando el poder del "poder" de los pocos, que va siempre en contra de las necesidades y las demandas de los muchos...

los gobiernos, de la índole que sean, y en paralelo los poderes lavadores de crisis inducidas por las corporaciones quebradas, no entienden que ya no hay espacio para fusiles, tanques, granadas, minas antipersonales, drones, o lo que fuese... porque las gentes, en sus calles, son todas iguales, equivalentes y semejantes... y esto no es una cuestión de cultos... sino de culturas vestidas por la paz del hacer diario y rutinario, sin estridencias, sin fotos, sin premios, sin reconocimientos, simplemente hacer para construir un pasar que justifique los tiempos en los que cada quien puede respirar según los designios de su propio destino...

todas las intolerancias, así como todas las discriminaciones, se han fundamentado en fundamentalismos religiosos o políticos, o en ambos, de modo dar continuidad y vigencia eterna al conflicto que justifica matar al prójimo para ocupar su espacio, imponiendo una ley de la selva que ni siquiera existe en la peor de las selvas... imponiendo un modelo darwiniano mentiroso y tendencioso que justifica el por qué de la necesidad de asesinar al otro para salvar las envidias de los instintos que parecen gobernar el alma humana, cada vez más empobrecida por los medievalismos europeos imperiales, y cada vez retrógrada por los fundamentalismos cristianos asociados a otros judíos y no menos de unos cuantos musulmanes, donde el daño es el ejemplo social a seguir... a tal punto, que matar se ha hecho costumbre, y justificar la muerte del otro impone la categoría de héroe al victimario, que en realidad no es más que un asesino de consciencias inocentes...

en dicha tragedia se involucran a niños... inocentes... a adultos inocentes... a viejos inocentes... que lo único que pretenden es cursar sus días en paz... cosa que no es funcional a los intereses políticos de gobiernos carentes en estados ausentes...

a este mundo le sobran palabras propias de discursos vacíos, pero le faltan humanismos que justifiquen y certifiquen la existencia humana como una existencia individual que necesita del nexo tribal... y se sigue haciendo culto al hacha y a la piedra, al garrote y a la lanza, al fusil y a la espada, porque el ser humano dueño del poder no se ha dado cuenta que el mundo se ha achicado tanto, que apenas si puede contener a una raza humana depredadora de cualquier cosa que implique expresar el poder sobre el otro... y se han acabado los espacios para las guerras y los conflictos porque en esta Tierra, de un día para el otro, todos pierden aún cuando se crean ganadores...

ya no hay guerras santas... ya que cualquiera de ellas traduce el peor lado del ser humano, que es aquel donde el hombre se come a sí mismo cada vez que destroza a su prójimo...

si el humano peretende seguir existiendo... necesita del "algo humano" para justificar su existencia, ya que de lo contrario... cortará el último de los hilos que une sus locuras a su cuerpo, que no es otra cosa que el dejo de humanismo necesario para comprender que sin el otro... no se es nada.
MARZO 07, 2014.-



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