martes, 1 de abril de 2014

ANIQUILANDO LOS VESTIGOS DE LA AMÉRICA PRECOLOMBINA ▼ “A mis hijos les digo: si les llaman ‘indio’, den las gracias” | Sociedad | EL PAÍS

“A mis hijos les digo: si les llaman ‘indio’, den las gracias” | Sociedad | EL PAÍS



“A mis hijos les digo: si les llaman ‘indio’, den las gracias”

Francisco Cortes Guanga, delegado de los awá, denuncia el exterminio que sufre su pueblo



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Juan Francisco Cortes, indígena awá, en Barcelona. /CONSUELO BAUTISTA


Francisco Cortes Guanga ha cambiado la selva colombiana durante un mes para explorar las junglas de cemento europeas en busca de ayuda. A sus 27 años es el delegado de la Gran Familia Awá, un pueblo indígena que vive en la frontera entre Ecuador y Colombia. Tras su paso por Madrid, Alemania y Ginebra, este padre de tres niños “muy hermosos” se encuentra en Barcelona para denunciar el “exterminio” de su comunidad. “Narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares, la estrategia de guerra del Gobierno colombiano, persecución, muertes selectivas, amenazas, minas antipersonas en nuestras tierras, contaminación con glifosato y la presencia de multinacionales... Ha llegado un momento en el que hemos dicho: ‘¡Aquí no se puede vivir!”.
Los awá han sido declarados en vía de extinción física y cultural por laCorte Constitucional de Colombia. ElInforme sobre el exterminio del pueblo Awá 2011- 2013, elaborado por las cuatro asociaciones en las que se agrupa esta etnia, habla de 51 homicidios durante los últimos tres años en una población que apenas supera las 30.000 personas. A estas muertes violentas se suman ocho desapariciones y seis víctimas de minas antipersona.
Los problemas de este pueblo son muchos, aunque Cortes los resuma en uno solo: “Nuestra mayor amenaza es la oligarquía que controla el país”. Además de ser escenario de enfrentamientos entre las FARC, los paramilitares y el Ejército colombiano, el territorio de los awá es rico en oro y petróleo. El Oleoducto Trasandino, de más de 300 kilómetros, es uno de los blancos preferidos de la guerrilla, que lo dinamita y provoca derrames de crudo que contaminan las fuentes de agua de la comunidad. A esto se suman la minas antipersona esparcidas de forma indiscriminada en sus tierras.

Tenemos miedo a guerrillas y a paramilitares
“El indígena tiene miedo hasta de hacer sus necesidades biológicas. Su baño es la selva, y cada vez que sale y se sienta, no sabe si podrá volver a ponerse de pie”, denuncia Cortes. Es difícil oír un ‘yo’ en su discurso. Tiene cautela porque es consciente de que a este paréntesis europeo le seguirá el retorno a tierras donde reina la zozobra. Así que prefiere usar el ‘nosotros’ o el impersonal hasta para las cuestiones más íntimas. “Desafortunadamente, las amenazas afectan tanto que rompen los tejidos familiares...”, es la forma menos comprometedora que encuentra para explicar que él y su mujer se separaron por la seguridad de sus hijos.
No diferencia entre guerrilleros, paramilitares o fuerzas estatales: “Todos han matado a nuestros compañeros. A todos les tenemos miedo”. Como el que sintió el día en que su hermana desapareció durante horas para volver, golpeada, con un mensaje: tenía un día para abandonar la ciudad. No lo hizo. “Nosotros decimos que no queremos más muertes en nuestras comunidades. Y eso es un delito en Colombia”, denuncia. “¿Qué protección nos brinda a los dirigentes indígenas el Gobierno? Un móvil y un chaleco antibalas”.
El debilitamiento del racismo en Colombia es uno de los pocos avances a favor de los indígenas que ha notado Cortes en los últimos años. “Hubo un tiempo en el que se le llamaba a alguien ‘indio’ para insultarle. Pero, a raíz de hacernos más visibles en la sociedad, esto ha cambiado... A mis hijos les digo: si a usted le llaman indio, responda ‘muchas gracias’. Es un orgullo”.


el dispreciau dice: así como al Japón le importa un carajo la Tierra, la naturaleza, las ballenas, los tiburones, los delfines, la ética, y los honores que otrora portaban los samurais, del mismo modo, a los estados latinoamericanos ausentes, a sus funcionarios, a sus socias las corporaciones, y a sus socios lavadores, les importa un carajo los pueblos originarios, aún cuando a decir verdad, pocos son los reales que quedan (pocos originarios), mientras que muchos son los que se aprovechan... no obstante ello, no se debe quitar mérito a la estirpe y mucho menos al linaje de los pueblos que enaltecieron la historia de América, mientras los reinos europeos se medievalizaban quebrando economías y persiguiendo ciudadanos... pero, pero, lo escrito, escrito está... y la historia ya está tan mentida que nadie se acuerda de cuál es la verdad y cuál la mentira, lo cual habilita a que cualquiera de las historias sea válida ante los ojos de las conveniencias...

sucede que el Amazonas y la amazonia no le conviene a las corporaciones, sea petroleras o sojeras, sea auríferas o depredadoras de cualquier cosa...

sucede que las selvas y las montañas, los llanos y los manglares, molestan a los intereses lavadores de dineros traficados, por ende necesitan arrasar para luego exponer la salvación mentida de las almas, en la seguridad que siempre se hallará algún sacerdote bondadoso que bendiga la violación y el atropello de los otros... podría decirse que desde el transplante de la inquisición a las Américas, todo sigue como era entonces... alguien trae los espejos de colores... y si no les gustan, directamente los matan, ya que para ello existen las deformadas guerrillas que venden drogas a cambio de dineros contrarevolucionarios, emulando las mentiras de la revolución cubana, que supo aprovechar de las pobrezas ajenas, para reproducirlas hasta el cansancio de sus mentores, ahora envejecidos y con los espíritus atribulados por las muertes que les acosan desde el más allá...

sucede que los originarios molestan... sucede que los pobres molestan... sucede que los buenos molestan... sucede que los ciudadanos molestan... sucede que los derechos humanos molestan... sucede que cualquier cosa que no les encaje en sus vanidades, soberbias y desidias, a los estados ausentes les molesta que les digan verdades de calle en la cara...

de allí la necesidad del doble mensaje... populismo pero corrupción... todo no se puede, más vale hacerlo con el dinero ajeno, con los recursos ajenos, asaltando las voluntades de los otros y robándoles los esfuerzos, del mismo modo que hizo la conquista con la vieja América... total, al igual que con los aliados, la historia se cuenta según quien la gana, o quien se cree que la gana... ¿aberrante?, más que aberrante...

hoy, los populismos usan a los originarios para hacerse los bondadosos demagógicos, esto es que les quitan a los que trabajan para darle a otros que no hacen nada... los originarios reciben migajas, los ciudadanos se ven acosados y perseguidos, pero detrás, hay un maremagnun de inútiles no haciendo nada por nadie, pero eso sí, drogándose y vendiendo drogas, o bien colaborando con las redes de tráfico de personas, ya que las personas secuestradas valen tanto como un celular, un automóvil, o algunas dosis de drogas suficientes como permanecer el mundo de la estupidez, sin darse cuenta, en la comodidad de esperar que lluevan subsidios que alimenten a las miserias humanas de los unos y los otros, en México como en Argentina, da igual, ya que la orden del imperio es seguir fabricando pobres, y los estados ausentes son usinas que producen en serie...

las tecnologías exterminadoras son semejantes a las que utilizan los humanos contra las ratas o las cucarachas.... se han sofisticado demasiado... no producen nada bueno, pero sí fabrican espacios para arrasar con los destinos de los que molestan (México es un excelente ejemplo de estados ausentes y narcos imperiales presentes, aunque no el único)... y una vez más, queda claro que los originarios no están en la agenda de nadie en su sano juicio, porque ya que fueron borrados de la historia que se estudia, también se los puede borrar de las rutinas, a un costo muy bajo, ya que alcanza con denigrar sus condiciones humanas, tornándolas indignas...

seguimos con que el mundo está chiflado, loco, demente... pero mucho peor andan los poderes, que tienen Alzheimer, y aún recitan que ellos están bien, y los locos son los miles de millones de pobres, marginados e indigentes que se quejan de sus suertes. ABRIL 01, 2014.-

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