sábado, 10 de mayo de 2014

LA OTRA ARGENTINA ► Texto completo del documento de la Iglesia "Felices los que trabajan por la paz" - Informacion General | La Capital de Rosario |

Texto completo del documento de la Iglesia "Felices los que trabajan por la paz" - Informacion General | La Capital de Rosario |



Viernes, 09 de mayo de 2014  13:10 | Informacion General

Texto completo del documento de la Iglesia "Felices los que trabajan por la paz"

La Conferencia Episcopal Argentina emitió una declaración pública titulada “Felices los que trabajan por la paz”. A continuación, la comunicación en su totalidad. 





El titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María
Arancedo, encabezó las reuniones que culminaron con el documento
"Felices los que trabajan por la paz".


“1. Como pastores del pueblo de Dios del que provenimos y al que queremos servir nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad, para compartir nuestra mirada sobre un aspecto Inquietante de la realidad nacional. Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de violencia. Algunos de los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos afectados. Queremos detenernos a reflexionar sobre este drama porque creemos que el amor vence al odio y que nuestro pueblo anhela la paz.
2. Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o Están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada “justicia por mano propia”. La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad.
3. No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo, peleas entre “barrabravas” a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la naturaleza. Hemos endurecido el corazón incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social, acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El Papa Francisco señala que “se ha desarrollado una globalización de la indiferencia...” (Evangelii Gaudium 54).
4. Pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar sus propias violencias. Es necesario reconocer las diversas crisis por las que atraviesa la familia, que es la primera escuela de paz. En ella aprendemos la buena noticia del amor humano y la alegría de convivir. Muchos niños y adolescentes crecen solos y en la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales. Esto también repercute en la escuela. Episodios de violencia escolar se desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado tarde. Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expuestos a diversas formas de violencia.
5. La corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero “cáncer social” (EG 60), causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto ala ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etc.
6. Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral.
7. La cárcel genera en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, pero ofrece pocos resultados. El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud, promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas. Ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios algunos cumplen la palabra de Jesús: “Estuve preso y me visitaron” (Mt25,36).
8. Nos estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira, que “socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2486). Urge en la Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones. Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a una falsa apariencia de diálogo.
9. Estos síntomas son graves. Sin embargo, en el cuerpo de nuestra sociedad se encuentran también los recursos para afrontar el paciente camino de la recuperación. Todos estamos involucrados en primera persona. Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que sigue animando el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinción entre creyentes y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de educarnos para la paz.
10. Nosotros creemos que Dios es “fuente de toda razón y justicia” y que los peores males brotan del propio corazón humano. El vínculo de amor con Jesús vivo cura nuestra violencia más profunda y es el camino para avanzar en la amistad social y en la cultura del encuentro. A esto se refiere el Papa Francisco cuando nos invita a “cuidarnos unos a otros”. Jesús nos enseñó que “Dios hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos” (Mt5, 45). No hay persona que esté fuera de su corazón. En su proyecto de amor la humanidad entera está llamada a la plenitud. No hay una vida que valga más y otras menos: la del niño y el adulto, varón o mujer, trabajador o empresario, rico o pobre. Toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y dimensiones. Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida abundante. A Él volvemos nuestra mirada y en Él ponemos nuestra esperanza para renovar nuestro compromiso en favor de la vida, la paz y la salud integral de nuestra querida Patria. Jesús nos dice: “Felices los que trabajan por la paz...”(Mt 5,9). Muchos ya lo están haciendo. Hay destacables iniciativas en escuelas, parroquias, clubes, talleres artísticos y otras organizaciones de la sociedad. Los alentamos a seguir siendo instrumentos de paz. Exhortamos particularmente a la dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y políticas de estado para superar la situación actual. 11. La Virgen de Luján, presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos anima y acompaña en nuestro empeño “...porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes...”(EG288) Los obispos argentinos Pilar- 107 Asamblea plenaria 8 de mayo de 2014, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján“.


el dispreciau dice:
1. no es justo que no puedas salir de tu casa, exigido por las circunstancias de permanecer en alerta permanente ante la potencial invasión de la delincuencia protegida por el modelo de estado ausente y de justicia injusta...
2. no es justo que no puedas transitar tus rutinas sin estar alerta de ataques gestados por la delincuencia oportunista que permanece protegida por el estado ausente y por el modelo de justicia injusta.
3. no es justo que el país haya sido invadido por intereses y conveniencias del narcotráfico mexicano, apañado por funcionarios de un estado cada vez más ausente.
4. no es justo que el país haya sido invadido por intereses y conveniencias del narcotráfico colombiano, apañado por funcionarios de un estado cada vez más ausente.
5. no es justo que el país haya sido invadido por intereses y conveniencias del narcotráfico peruano, apañado por funcionarios de un estado cada vez más ausente.
6. no es justo que el país haya sido invadido por intereses y conveniencias del narcotráfico boliviano, apañado por funcionarios de un estado cada vez más ausente.
7. no es justo que la sociedad argentina que pone el hombre todos los días, intentando sostener sus modelos de vida, deban luchar contra una delincuencia desenfrenada que está protegida por el estado ausente y por la justicia injusta, instalando los miedos de vivir, los temores de moverse, arrasando con vidas humanas inocentes para luego quedar impunes de la mano de una justicia que salva al victimario y condena a la víctima.
8. no es justo que el estado ausente y la justicia injusta sostengan en sociedad a las redes de trata de personas, alentando a los secuestros de cualquier índole y factor, para provecho de las cajas negras de sectores que viven de la corrupción política.
9. no es justo que en un país que ha sido herido por dictaduras militares y civiles, se regrese al imperio del atropello de la sociedad, promovido por y desde la ausencia de roles de parte del estado ausente y de parte de la justicia injusta, dejando a los ciudadanos librados a sus suertes.
10. no es justo que imperen las razones carcelarias más allá de las rejas de las prisiones, instalándose en la sociedad como fuente de toda razón (irracional) y justicia (injusta).
11. no es justo que la clase política, endeudada hasta el hartazgo con la sociedad argentina, proceda con el cinismo que usualmente lo hace, riéndose de la sociedad argentina y de las víctimas, que son víctimas de la delincuencia y luego de la desprotección desde el estado ausente.
12. no es justo que la clase política, endeudada hasta el hartazgo con la sociedad argentina, proceda con la hipocresía que usualmente lo hace, riéndose de la sociedad argentina y de las víctimas, que son víctimas de la delincuencia y luego de la desprotección desde el estado ausente.
13. no es justo que la clase política y la justicia injusta descalifiquen a la sociedad argentina en sus reclamos... alimentando el ego de la delincuencia cada vez más enloquecida de impunidades... incluyendo en ella a todos los desvíos sociales que se expresan por estos días, desde los barras bravas que han invadido la paz de los estadios hasta alumnos de escuelas primarias y secundarias desquiciados por el consumo de drogas...
14. el consumo de drogas le ha vaciado el cerebro a todo una generación de argentinos que han ingresado a la condición de "irrecuperables", de la mano de un estado ausente que no ve lo que no quiere, que compra dignidades a cambio de favores, y que contrata a aplaudidores para enaltecerse los propios egos.
ARGENTINA no merece esto... porque la sociedad argentina ha hecho esfuerzos para superar las locuras de la década infame de los noventa... y antes de ello hizo esfuerzos para recuperar la memoria social arrasada durante los setenta de la mano de una dictadura que, respondiendo a guiños internacionales, asesinó a todo el ideario argentino confundiéndolo con ideologías que no les cabían en sus almas, según criterios inquisidores de la propia Iglesia de entonces.
ARGENTINA no merece la inseguridad como tampoco merece la manipulación de indicadores inflacionarios, producto de antojos de los nichos de poder eternos que regresan cíclicamente a "robar" los destinos de aquellos que trabajan, saqueándoles los esfuerzos y destruyéndoles las voluntades.
definitivamente... ARGENTINA no merece esto...
la deuda política de la clase política argentina se ha geometrizado, y exhibe un cinismo atroz, tan atroz como inaceptable... y de tan inaceptable es insoportable... y de tan insoportable es inadmisible... y en este punto, ya no caben los discursos vacíos, ni las palabras de circunstancias que salen del paso sin hacer nada por nadie, como siempre, tal se impuso como modelo desde la década infame, donde el anti-valor se sembró como valor social, siendo asumido por una televisión delesnable, por medios que compran y venden a personas en sus circunstancias, y por oportunistas que han construido sus bienestares mediante los lavados de dineros provenientes de todas las formas de corrupción...
MAYO 10, 2014.-

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