viernes, 30 de octubre de 2015

LOS FANTASMAS DE PERÓN... Y EVITA ▼ LOS FANTASMAS QUE PERSIGUEN A LOS IMPRESENTABLES DE SIEMPRE ▼ La derrota de Cristina | Internacional | EL PAÍS

La derrota de Cristina | Internacional | EL PAÍS

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COLUMNA

La derrota de Cristina

Aun ganando, Scioli tendría razones para liquidar lo que quedara de ‘kirchnerato’



Dos cosas, cuando menos para un público no argentino, hay que subrayar tras el revolcón oficialista en la primera vuelta de las presidenciales del domingo: el kirchnerismo se ha acabado, y ha ganado el ballottage —como los naturales llaman con gran aplomo a la segunda vuelta— del 22 de noviembre. Y hasta una tercera, que el peronismo es quien al final lo decidirá todo, a favor o en contra de sí mismo.
Tras 12 años de gobierno del matrimonio Kirchner-Fernández —Néstor de 2003 hasta su muerte en 2010, y hasta el 10 de diciembre,Cristina Fernández— el kirchnerismo se acaba no ya porque gane quien gane, el kirchnerista Daniel Scioli, o Mauricio Macri, liberal antiperonista, ya no habrá más parientes en la Casa Rosada, sino porque los resultados, con la pírrica victoria del candidato oficialista, pueden leerse como un cuasi-plebiscito sobre el último tramo de la gobernación presidencial, así como de una campaña en la que el propio Scioli se ha movido al son que le tocaba la jefa del Estado, de la que, sin embargo, le separa un centrismo poco ideológico, que casa mal con el izquierdismo de palabra de Cristina Fernández. Por eso aun ganando, Scioli tendría redobladas razones para liquidar todo lo que pudiera quedar de kirchnerato, y romper ataduras con su antecesora se habría convertido en una necesidad de supervivencia política.
Cristina Fernández gozó inicialmente de una bonanza parecida a la del crudo venezolano, como era la soja. Pero este año el PIB solo crecerá un 0,4% y en 2016 se prevé un retroceso del 0,7%, con lo que el FMI augura la entrada en recesión, a lo que hay que sumar una inflación que no bajará a fin de año del 25%, y a la que contribuye la inyección de dinero público que cuida de alimentar una amplia bolsa de votantes-beneficiarios. En la campaña no ha jugado ningún papel visible la política exterior, pero en el sentimiento de las clases medias puede haber pesado negativamente un antiamericanismo exacerbado, con su corolario, el acercamiento al chavismo, que contrasta con la extendida convicción nacional de que Argentina no es como el resto de América Latina. Y eso será cierto o no, pero Buenos Aires difícilmente puede resignarse a ser segundo violín de nadie.
En los comicios ha habido también un tercer clasificado, el líder del llamado peronismo renovador, Sergio Massa, que ha hecho más que salvar los muebles. Muy cerca del 60% de los votos fueron peronistas, y de ellos un 21% corresponden a ese tercero en discordia, con hechuras de hacedor de reyes. Las presiones sobre el líder de ese peronismo bis serán muy grandes, tironeado entre la probable exhortación de Scioli, de que recuerde que, a la postre, “todos somos peronistas”, y otros intereses más terrenales como que la derrota del oficialismo dejaría un campo sembrado de cadáveres, sobre el que la renovación de Massa podría reconstruir el partido a su imagen y semejanza. Argentina es un país en el que siempre que, desde mediados del siglo pasado, se ha podido votar es el peronismo quien te lo da o te lo quita todo.

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Cristina Kirchner toma las riendas de la campaña sin Scioli

La presidenta defiende su gobierno, pero su candidato promete medidas que ella rechazó

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, saluda sus jóvenes militantes en un acto en la Casa Rosada. / DAVID FERNÁNDEZBAS01. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 29/10/2015.-  (EFE)
La presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, rompió este jueves el silencio, cuatro días después del mal resultado electoral que ha obligado a su candidato a sucederla, Daniel Scioli, a disputar una segunda vuelta con el ahora favoritoMauricio Macri. Y lo hizo sin nombrar en ningún momento a Scioli, del que siempre ha desconfiado por su moderación. “¿Es solo un nuevo presidente el que vamos a elegir? No. Un presidente no representa solo eso, representa un modelo de país”, planteó Kirchner la dicotomía entre su fuerza política y el liberal Macri, en un acto en la Casa Rosada (sede presidencial de Argentina), ante altos funcionarios y jóvenes militantes.
La jefa de Estado nunca dejó de hacer campaña por Scioli hasta el extremo de usar 44 veces la cadena nacional de radio y televisión a lo largo de este año, antes de los comicios del domingo. Pero esta vez se cuidó de evitar la cadena, tal vez porque se ha dado cuenta de que buena parte de la población, sobre todo la predominante clase media, se irrita con sus mensajes impuestos a canales y emisoras. En cambio, hizo un discurso dirigido a sus militantes para que fueran a convencer a los indecisos.
Scioli, mientras tanto, estaba en la provincia norteña de Tucumán prometiendo medidas que Kirchner siempre rechazó. Una es la subida de las pensiones hasta el equivalente al 82% de lo que cobraban los trabajadores en su etapa activa. La pensión mínima supone el 75% del salario mínimo, pero las más altas están lejos de este nivel. En su discurso, la presidenta argentina recordó que ella misma vetó una ley opositora que en 2010 había establecido el 82% con el argumento de que era imposible financiarlo. Pero ahora Scioli quiere hacerse dueño de las propuestas del candidato que acabó tercero en las elecciones, el peronista opositor Sergio Massa, que logró el 21% de los votos. El candidato oficialista obtuvo el 36% y Macri, el 34%.

Scioli promete lo que decía Massa: alza de pensiones y bajada de impuestos agrícolas
Massa dijo este miércoles que sus votantes eligirían a quien adoptara sus propuestas. Así es que reaccionó Scioli. También propuso eliminar el impuesto a la exportación de ciertos productos agrícolas y “rever” el quegrava a la soja, principal bien que Argentina envía al extranjero. Habrá que ver si estos cambios del candidato peronista llegan demasiado tarde o no a un electorado que pide un cambio por lo menos parcial tras 12 años de kirchnerismo.
“Siempre voy a seguir respetando la voluntad popular”, dijo Kirchner. En dos oportunidades de su discurso recordó que ella había logrado el 45% en 2007 y el 54% en 2011, mucho mas que Scioli. Como para marcar diferencias. No desarrolló una autocrítica, pero reconoció “errores y defectos”. Pese a su estilo confrontativo, felicitó a la liberal María Eugenia Vidal, que gobernará la poderosa provincia de Buenos Aires. Sus seguidores aplaudieron a la rival. Claro que también soltó sus habituales críticas a los opositores, en este caso a Macri y a su candidata a vicepresidenta, Gabriela Michetti.
Kirchner recordó que el partido de Macri, Propuesta Republicana (PRO), no votó ninguna de sus 800 proyectos de ley en 12 años. Mencionó que la senadora Michetti reconoció este jueves que se arrepentía de haber rechazado en 2010 la ley de matrimonio gay y que Macri, alcalde de Buenos Aires, había dicho cuando empezaba en política, en 2002, que la homosexualidad era una enfermedad. “Sin esa ley, ¡cuántos seguirían encerrados en un closet!”, opinó la jefa de Estado.
La presidenta argentina también recordó sin nombrar a Macri que él en 2014 propuso que su país abonara a los ‘fondos buitre’ todo lo que ordenaba la justicia de EE UU, sin margen de negociación. Kirchner añadió que en 2015 dos fallos de Reino Unido y Bélgica dieron la razón a Argentina en su disputa contra esos fondos. “Después no ‘podés’ decir me arrepiento porque te ‘arrepentís’ vos, pero se jodieron los 40 millones de argentinos”, lanzó un exabrupto la jefa de Estado, y ella misma lo reconoció como tal. Así es como ella sigue en campaña para evitar la derrota. Una encuesta de la consultora Elypsis vaticina un 48% para Macri, un 37% para Scioli, un 6% de voto en blanco, pero advierte de que el 8% está indeciso y que hay más votantes de Massa que prefieren al candidato peronista que al liberal.
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Sergio Massa: “Yo no quiero que gane Daniel Scioli”

El fundador del Frente Renovador y peronista disidente actúa de árbitro en la segunda vuelta de las elecciones argentinas

Sergio Massa
Sergio Massa, líder de la coalición peronista disidente. / DAVID FERNÁNDEZ (EFE)
Sergio Massa, el fundador del Frente Renovador y peronista disidente, se ha convertido en el árbitro de la segunda vuelta de las elecciones argentinas. Sus 5,2 millones de votos definen el resultado. Massa y su equipo, en su mayoría peronistas con altos cargos en la primera etapa del kirchnerismo, han decidido no pedir el voto para nadie. Prefieren mantener la ambigüedad y exigir a los candidatos que acepten sus propuestas, con lo que logran un mayor protagonismo político y evitan que el grupo se rompa entre los que prefieren a Daniel Scioli y los que apuestan por Mauricio Macri. Sin embargo, Massa y los referentes más importantes, como el exministro de Economía Roberto Lavagna o el exgobernador de Córdoba José Manuel de la Sota, apuntan con claridad que prefieren a Macri: "Yo no quiero que gane Scioli", dijo Massa en televisión.
Todos son peronistas, pero hay cuestiones personales y políticas que explican esa distancia. En lo personal, Massa tiene dos deudas con Scioli difíciles de borrar. La primera una traición y la segunda una herida familiar. En 2013, cuando Massa decidió jugársela y formar un grupo de oposición al kirchnerismo dentro del Congreso que tenía como objetivo evitar la reelección de Cristina Fernández, el diputado habló con mucha gente. Y uno de los que le dijo que podía contar con él para esa peligrosa rebelión, según los massistas, fue Scioli. Pero a última hora y sin previo aviso, Scioli anunció que no se sumaba y se quedaba en el kirchnerismo.
Cuando un policía asaltó la casa de Massa en un extraño episodio, Scioli insinuó que había sido una operación montada por el propio diputado
La herida familiar es aún peor. Cuando un policía asaltó la casa de Massa en un extraño episodio, Scioli insinuó que había sido una operación montada por el propio diputado. Malena Galmarini, su mujer, no perdona esa afrenta.
En lo político, además, Massa tiene mucho más que ganar con Macri en el Gobierno porque se convertiría en el gran referente del peronismo. Con Scioli no puede aspirar a eso.

Elecciones Argentina: El peronismo trata de cerrar su cisma para retener el poder en Argentina | Internacional | EL PAÍS
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El peronismo trata de cerrar su cisma para retener el poder en Argentina

El conflicto abierto entre el sector ligado a Cristina Fernández y el de Scioli, el candidato nombrado por la propia dirigente, mina las perspectivas electorales del oficialismo


Cristina Fernández, este jueves en Buenos Aires con un cuadro de su marido Néstor Kirchner detrás. / N. P. (AP)
La guerra interna que se venía larvando hace meses en el peronismo argentino ha estallado después de los malos resultados de la primera vuelta, que colocan a Mauricio Macri como favorito para la segunda, el próximo 22 de noviembre. Kirchneristas, más a la izquierda, y sciolistas, más al centro, han abierto una guerra sin cuartel para ver quién tiene la culpa del fiasco electoral. Daniel Scioli trata de calmar las aguas para evitar una derrota y se ha visto obligado a desmentir que haya presiones internas para que se retire.
El peronismo, según el análisis más extendido entre sus propios miembros, es una amalgama de corrientes de izquierda, centro y derecha unidas por un pegamento muy fuerte: el poder. Pero cuando lo pierden salen a relucir las diferencias con gran crudeza. Nada hay más duro en la política argentina que una guerra entre dos peronistas, como se ha comprobado en la reciente batalla por el control de la provincia de Buenos Aires, la más importante y desde el domingo en manos del macrismo. Ese espíritu autodestructivo, que jamás sale a relucir cuando hay poder, se ha desatado ahora con una virulencia inusitada ante la posibilidad real de perder el Gobierno después de 14 años ininterrumpidos, 12 de ellos con los Kirchner al frente.
En esa guerra hay todo tipo de rumores y el último era que Cristina Fernández iba a obligar a Scioli (del Frente para la Victoria) a retirarse para dejar que gane un Macri (de la alianza Cambiemos) debilitado —con un 34% de los votos— y a partir de ahí construir una oposición durísima y tumbarlo en dos años como sucedió con el radical Fernando de la Rúa en 2001, que abandonó la sede del Gobierno en helicóptero. Pero Scioli es incombustible. “Ni vale la pena contestar esa pregunta, porque mi vida es un testimonio de lucha y tenacidad”, señaló.
Ricardo Foster, referente del kirchnerismo y secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional del Gobierno, admite la confusión de estos días pero asegura que ahora vendrá el cierre de filas: “Eso de que Scioli se va a bajar es un rumor absurdo. Perdimos la provincia de Buenos Aires y eso generó mucha inquietud. Pero ahora tenemos claro que las opciones son de hierro. Se está jugando el país. Macri es el neoliberalismo, un enorme retroceso. Puede que algunos tengan dudas con Scioli, pero no sobre lo que representa Macri. Eso es lo que vamos a salir a recordar: Scioli es nuestro candidato, no hay dudas”.

Los sciolistas empujan al candidato a alejarse de Cristina Fernández si quiere ganar
Los sciolistas empujan al candidato a alejarse de Cristina Fernández si quiere ganar. “Alejarse no tiene sentido para él, aparecería como un acto insincero. Lo que tiene que hacer es incluir a todos, kirchneristas, peronistas en general, y a la izquierda que supone un 7% a 8% que nunca votaría a Macri”, asegura Forster.
Él y otros trabajan para calmar las aguas. Pero no siempre lo consiguen. El espectáculo del miércoles fue casi teatral. Kirchneristas y sciolistas culparon a los otros del mal resultado —una pírrica victoria por dos puntos— sin tapujos. Los kirchneristas admiten que les duele tener que votar al candidato elegido por la presidenta. Hebe de Bonafini, líder de Madres de Plaza de Mayo, fue directa: “A Scioli lo veo muy falso. Hizo mierda la provincia [de Buenos Aires], los hospitales dan vergüenza, las escuelas dan vergüenza. Pero hay que ir a votarlo sí o sí para que no gane Macri”. “Hay traidores dentro”, dijo De Bonafini sobre la guerra que se vive para determinar quién es el culpable de la derrota peronista en Buenos Aires. Es el territorio donde pretendían refugiarse los kirchneristas, que culpan a Scioli de haber jugado contra su candidato allí, Aníbal Fernández.
Desde Carta Abierta, grupo de intelectuales kirchneristas, cargaron contra el candidato. Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, aseguró que iban a votarle pero “desgarrados”, porque está muy a la derecha de sus posiciones. “Cristina [Fernández] impuso a dedazo a un candidato que ni a ella le gustó jamás”, lanzó el escritor Mempo Giardinelli.
Les contestó el sciolismo con más crudeza aún. Para ellos, el problema de la campaña es que la presidenta ha aparecido demasiado. “Nadie se animó a decirle a Cristina que con cada cadena nacional [discursos de emisión obligatoria] perdemos 700.000 votos”, aseguró Alberto Samid, empresario muy cercano al aspirante. Gustavo Marangoni, hombre clave del sciolismo, calificó de “dinosaurios” a los intelectuales que critican al candidato. “Todos los que quieran que Scioli sea el próximo presidente, tiene que sumarse y dejarse de distraer con huevadas”, remató.

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El peronismo entra en crisis y pone en riesgo su hegemonía

El partido ha perdido las cuatro mayores provincias y puede dejar el Gobierno argentino

Los expertos José Natanson y Alexandre Roig analizan este jueves la política argentina después de las elecciones de Argentina. / REVISTA 'ANFIBIA'
El director de la edición Cono Sur del periódico ‘Le Monde Diplomatique’, José Natanson, reconoce que le cuesta mucho hacerse una idea de qué sucedería con el peronismo gobernante en Argentina si su candidato a presidente, Daniel Scioli, pierde la segunda vuelta electoral el 22 de noviembre contra el liberal Mauricio Macri, de la alianza Cambiemos. “En ese escenario, el rol de (Sergio) Massa va a ser decisivo”, se refiere Natanson al peronista opositor al kirchnerismo que terminó tercero en los comicios del pasado domingo. “Massa va a volver a un peronismo hecho pedazos que no gobierna ninguna de las cinco provincias más importantes del país”, añadió el experto en una jornada de reflexión poselectoral que organizaron en simultáneo en Buenos Aires y París la revista ‘Anfibia’, de la Universidad de San Martín, y el Observatorio de Política de América Latina del Instituto de Estudios Políticos de París (Scienses Po).
El peronismo perdió este domingo la provincia de Buenos Aires, el distrito donde vota el 37% de los argentinos, después de 28 años de hegemonía. La ganó el liberalismo de Macri. En realidad, un peronista pero opositor al kirchnerismo seguirá gobernando la segunda provincia en población, Córdoba. La tercera, Santa Fe, dejó de ser peronista en 2007, cuando la ganó el socialismo. La cuarta, Mendoza, pasará en diciembre próximo del peronismo al radicalismo (centro), aliado de Cambiemos. Y la ciudad autónoma de Buenos Aires fue gobernada por un peronista hasta 2007, cuando Macri llegó al poder. Otro liberal seguirá gobernando la capital.
“El peronismo tiene que entender que corre riesgo de perder una hegemonía: porque al quedar alineados (a la alianza Cambiemos) los gobiernos de la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires y grandes centros urbanos se dan las condiciones para que el partido quede relegado a un lugar secundario”, alertó Alexandre Roig, profesor de la Universidad de San Martín y especialista en sociología económica. Su advertencia también alcanzó a Massa, ahora rozagante por su papel como árbitro de la segunda vuelta: “El masismo debería pensar lo que está pasando con el radicalismo, que está siendo fagocitado por el PRO (Propuesta Republicana, el partido que creó Macri). Porque el PRO hoy ya tiene condiciones de hegemonizar un proceso”, añadió Roig.

Expertos definen a Macri como una nueva derecha democrática, de rostro social y posneoliberal
“Municipios que acompañaban al peronismo y al kirchnerismo (la vertiente peronista inaugurada por los Gobiernos de los Kirchner en 2003) les dieron la espalda, no por pocos votos sino por muchos y en eso tuvo que ver con la política local”, opinó Sergio Morresi, profesor de la Universidad de General Sarmiento y uno de los autores del libro ‘Mundo PRO’. “Y eso se engarza con lo que dice PRO. ’Lo que hicimos en la ciudad de Buenos Aires lo podemos hacer en el país. No tengo una gran idea de hacia dónde ir sino una respuesta concreta de cómo resolver el problema de tu municipio’, dice el candidato del PRO. Y si la gestión fue mala, es más atractivo alguien que viene a resolver que otro que propone continuidad”, evaluó Morresi la derrota del peronismo kirchnerista en grandes municipios bonaerenses el domingo.
“Macri es la expresión de una nueva derecha que tiene características particulares: en principio es democrática. Se presenta a elecciones, las gana, las pierde. No busca un golpe de Estado, al menos no visiblemente”, caracterizó Natanson a PRO. Desde las primeras elecciones presidenciales libres de Argentina, en 1916, solo han vencido en las urnas los radicales y los peronistas, nunca la derecha, que solo gobernó con fraude o golpes militares. “Hay una nueva derecha porque es posneoliberal: no promete privatizar todo. Si después lo va a hacer o no, es otra historia. El neoliberalismo ya ocurrió. Salvo algunas empresas, la mayoría está privatizada. Las leyes de flexibilización laboral que se aplicaron en los 90 siguen vigentes. Si la gente no le hubiera creído (a Macri) el giro en el discurso que dio en los últimos meses, no lo habría votado”, se refirió al apoyo del candidato liberal a la asignación universal por hijo para parados y trabajadores informales y al mantenimiento en la órbita estatal de la petrolera YPF y Aerolíneas Argentinas. “Es una nueva derecha porque muestra una cara social. Lo primero que dice es: ‘Yo no le voy a sacar el plan (ayuda social) a nadie que lo tenga’”, completó Natanson.
“Me parece que hay una sociedad en la que hubo muchos avances en términos de derechos, que se han hecho cuerpo y que ningún candidato, por más de derecha que sea, podrá sacarlos: asignación universal por hijo, convenios colectivos de trabajo, inversión en universidades”, observó Roig. El investigador de la Universidad de San Martín busca explicaciones al voto a Macri en el hecho de que los jóvenes no vivieron lo que fue la era neoliberal de Argentina, previa al kirchnerismo: “En la experiencia de gran parte del electorado que tiene menos de 30 años no está presente lo que sucedió en los años 90 ni lo que sucedió en (la crisis de) 2001. Eso no crea un regreso al neoliberalismo, la sociedad no lo permitiría, pero sí genera una apertura para un gobierno de derecha como el de Macri. Como dice Alejandro Grimson (antropólogo) en una nota de ‘Anfibia’, el voto a un partido analíticamente de derecha y discursivamente de centro no implica que la sociedad se haya derechizado”.

el dispreciau dice: nací en los albores de los años cincuenta... con Perón y Evita aún viva... mi familia tenía altísima sintonía con Perón... también con Evita... más aún... Perón supo recibir a mi segunda madre (adoptiva) en la mismísima Casa de Gobierno... ella le pidió algo... y él se lo concedió de una... sin vueltas... por entonces, mi padre se estaba recuperando de una tragedia familiar... creciendo... sintonicé con Arturo Frondizi... a quien llegué a conocer y con quien tuve la oportunidad de conversar en el propio living de su casa... también con sus hermanos... creciendo... vi con buenos ojos a Arturo Illia... pero aquella Argentina era una sopa de venenos y tóxicos donde los egos trataban de dominarse unos a otros... ARGENTINA pagó carísimo dicho conflicto... 
al regreso de Perón a la Argentina ya había tomado distancia de las gentes intolerantes y discriminadoras que formaban una masa de oportunistas que querían vivir del poder y sus cuitas, al amparo del General devenido en la desgracia de saberse profeta y mesías de una sociedad que no terminaba de madurar... nunca...
lo que siguió fue un genocidio y una calamidad intelectual... innecesaria... pero que tradujo las revanchas de los miserables contra los mezquinos y de los mezquinos contra los miserables... las derechas fueron una excusa... y las izquierdas, también... 
Malvinas quebró la historia argentina... porque la historia misma puso en evidencia que las miserias humanas no sólo eran políticas, también eran militares, y también eran eclesiásticas... repartido que le dicen... muchas mierda en cada bando... si eras amigo estabas a salvo... si eras enemigo tenías que negociar tu salvación... 
Alfonsín debió enfrentarse con toda esa mierda distribuida prolijamente desde La Quiaca hasta el faro del fin del mundo... zancadillas mediante... perdió ante los ecos de viejas mierdas de toda índole y factor...
desde 1990 hasta 1999 las infamias políticas se apoderaron del país y de su gente... y Argentina se transformó en una piltrafa... en un despojo... en una deuda... en una hipoteca... todo ello mientras la clase política se reía de la sociedad destrozada...
los idiotas que asumieron el poder subsiguiente terminaron de devorar lo que quedaba en pié y el descalabro del 2001 signó la suerte de Argentina...
la llegada de Kirchner al poder trajo un poco de aire fresco... más aire fresco al comienzo... que se fue disipando con el paso de los años... acertó algunas medidas cuando solía escuchar a sus asesores... chingó otras medidas cuando comenzó a empecinarse... no obstante ello, su estilo, al ser superador, logró sostenerse...
Cristina es una mujer inteligente... ni sabia ni genia... inteligente, hábil... políticamente hábil... pero el poder la fue cercando... porque eso sucede... agota... cansa... quita perspectiva... y rodea de intereses al interés tanto como rodea de conveniencias a la conveniencia... lo cual no le quita mérito alguno a su gestión... ya te lo dije... la historia es la única que juzga a las personas en sus roles, todos los demás somos opinólogos de partes y no más que eso...
el modelo Kirchner fue bueno durante un tiempo... y dejó de serlo por el siguiente... eso no es ni malo ni bueno, es así... desde luego el peronismo, desde aquel entonces, viene fracturado de ideas justicialistas... y así como hay mucha esencia con justicia social... hay una importante porción de oportunismo que esconden el vivir del poder a costillas de ejercitar e imponer injusticias tal sucedió durante la década de los noventa y los albores de los 2000... mal que le pese a los miserables de siempre...
léase... el modelo Kirchner se agotó... se consumió... seguramente por falta de adaptabilidad, un poco de empecinamiento y otro tanto de histeria colectiva (ojo que la histeria no es de Cristina, sino de la sociedad argentina intencionalmente mediatizada por los mezquinos que aparecen cuando las miserias de los otros arrecian)... cuando dejas que un tercero piense por vos estás frito... y cuando dejas que ése tercero manipule tu razonamiento crítico, directamente vas a parar al carajo... lo digo así para hablar (escribir) sin eufemismos...
Scioli está lejos del pensamiento Kirchner... muy lejos... pero está muy cerca del pensamiento de los noventa... esto es del pensamiento mezquino y miserable... algo que ha quedado demostrado durante los ocho años de su gestión al frente de Buenos Aires... traducido... su gestión en Buenos Aires ha sido una réplica del pensamiento menemista... que supo destrozar una nación entera para su provecho... 
ARGENTINA necesita refundarse... desde casi cero...
regresar al ejercicio político de los noventa derivaría en una nueva tragedia y en una peor frustración... por ende, si a algún candidato se le ocurre caminar por esa senda, será devorado por la sociedad argentina... y si a algún economista idiota se le ocurre regresar a las estrategias infames de los noventa, también... porque es necesario dejar en claro que... la economía ejercida desde 1990 hasta 2001 fue un ingrediente angular de las infamias reinantes... que empobreció a una sociedad y pretendió vivir, como lo ha hecho la Iglesia Católica a lo largo de su historia, de los pobres, los miserables y los indigentes, porque para algunos es bueno ver cómo los otros se le arrodillan por un poco de clemencia... 
Macri tiene margen de error menos que cero... pero tiene margen de maniobra para colocar la piedra fundamental de una sociedad que quiere ser "democrática"... y "republicana"...
Scioli ya no tiene ni margen de error ni margen de maniobra... porque su gestión en la provincia de Buenos Aires sólo puede ser calificada de "calamitosa"... 
el futuro de la política argentina está en manos de tres formadores de pensamiento libre: Massa... Macri... Stolbizer... 
cuando el pasado quiere volver... la historia se lo devora... por ende, los que se están yendo... deben guardarse en la historia... para bien o para mal, pero sólo allí... los egos... en un mundo globalizado que se dirige hacia una tragedia mayúscula, no tiene espacio... Europa está quebrada junto a su Euro... Estados Unidos de Norteamérica ha perdido su rol hegemónico y se enfrenta a sí mismo y a su identidad... China es un imperio agazapado... India es una inteligencia no reconocida... Irán es una sapiencia a descubrir en un occidente que vive pendiente de su soberbia... pero este mundo humano... corre el riesgo de extinguirse... si Bruselas logra imponer su sentido nazi-sionista del imperio medieval propietario del peor holocausto/genocidio de la historia humana, gestado por miserables cristianos y judíos para exterminar a los pobres que ocupaban espacios que ellos pretendían... ahora, además de perseguir cristianos y judíos, se han incorporado musulmanes, budistas y cualquiera que no le encaje al "eje" Bruselas-Tel-Aviv, fuente de todos los males de la Tierra...
te repito: el futuro de la política argentina está en manos de tres formadores de pensamiento libre: Massa (Lavagna y De La Sota)... Macri (Vidal, Michetti)... Stolbizer (ella misma)... todo lo demás... ya es pasado. OCTUBRE 30, 2015.- 
Perón no existe más, y en los discursos, como referencia de memoria, también...
Evita no existe más, y hacer referencia a sus hechos, es un insulto a ella misma y a la historia argentina...
nadie ha sido capaz de emular ni a Perón ni a Evita... antes bien los han deshonrado públicamente, tanto en sus aciertos como en sus errores... de allí que estemos como estamos.







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