martes, 15 de noviembre de 2016

CENTROAMÉRICA: LA CRISIS INVISIBLE DE LAS PERSONAS DEPORTADAS


Miles de personas refugiadas son deportadas y devueltas a la violencia brutal de la que huyeron.
Saúl ejercía una de las profesiones más peligrosas de Honduras: era chófer de autobús. Las maras controlan este sector. En 2015 Saúl huyó del país tras sobrevivir a un tiroteo junto con sus dos hijos, que resultaron heridos de gravedad. México le denegó su solicitud de asilo y lo devolvió a Honduras en julio de 2016. Tres semanas después lo asesinaron.
La violencia casi bélica en Honduras, El Salvador y Guatemala ha generado una de las crisis de refugiados menos visibles del mundo. Cientos de miles de  personas huyen del terror de las maras y las bandas delictivas. Una violencia que se ceba con los jóvenes, mujeres, niños, niñas y personas LGBTI, que se ven obligadas a abandonar su país para salvar sus vidas.
Necesitan protección internacional pero en lugar de eso, países como México y Estados Unidos las deportan, devolviéndolas a situaciones que amenazan su vida. Entre 2010 y 2015, el número de personas deportadas desde México a estos tres países centroamericanos se incrementó en un 179%. Al llegar a sus países sus gobiernos no les ofrecen apoyo ni protección y, en la práctica, las condenan a una vida de sufrimiento o muerte.
El Salvador, Honduras y Guatemala deben garantizar que las personas deportadas gozan de protección frente al peligro cuando regresan a sus países de origen. ¡Ayúdalas! 
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