jueves, 6 de abril de 2017

ARGENTINA RETRÓGRADA ▼ Paro Nacional en Argentina: Mauricio Macri enfrenta su primera huelga nacional | Internacional | EL PAÍS

Paro Nacional en Argentina: Mauricio Macri enfrenta su primera huelga nacional | Internacional | EL PAÍS

Mauricio Macri enfrenta su primera huelga nacional

Las dos principales centrales obreras y organizaciones sociales llaman a paralizar el país en contra de la política económica

Paro Nacional en Argentina

Agrupaciones de izquierda intentan cortar uno de los puentes de ingreso a Buenos Aires en el marco de una huelga nacional sindical, esta madrugada. 



La conflictividad social en Argentina se hace más intensa con la convocatoria de la Confederación General del Trabajo (CGT) a una huelga nacional, la primera que los sindicatos peronistas declaran al presidente Mauricio Macri. La ciudad amaneció vacía y con sus ingresos más importantes amenazados por cortes de los movimientos sociales más combativos, que no acataron la decisión sindical de no movilizar. Además de la CGT, para la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), fuerte entre los trabajadores estatales y los maestros. El éxito de la medida parece garantizado: sin autobuses, taxis, metro ni aviones; sin escuelas ni universidades (en medio de otra doble jornada de paro docente); con los hospitales funcionando solo para las guardias médicas; sin bancos, ni recolección de basura.
La medida llega en una fecha especial, en pleno desarrollo del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que ha traído a Buenos Aires a 1.200 representantes de empresas, ministros extranjeros, altos funcionarios y organismos internacionales. El Foro obligó a desplegar un gran operativo de seguridad. A pesar de que la convocatoria de los gremios no incluye movilización, varias organizaciones sociales desplegaron piquetes tanto en los accesos como en el centro de la ciudad y anunciaron una protesta en los alrededores del Hotel Hilton, lugar donde se realiza el WEF.
El corte programado para las 6.00 en el Puente Pueyrredón (principal acceso a la ciudad desde el sur del conurbano, y todo un símbolo de las protestas sociales) fue efectivo, pero no lo realizaron las organizaciones sociales de izquierda, sino la propia policía, que llegó con la orden de evitar que los manifestantes tomen la calle. Cerca de mil personas con banderas del Partido Obrero, el MST y el PTS, entre otros, fueron contenidos por dos filas de efectivos de la policía Federal, Bonaerense y Prefectura.
"El puente lo ganamos igual", decían por lo bajo los militantes mientras esperaban la llegada de compañeros que fortalezcan las columnas. Diez minutos antes de las siete, la llegada del gremio docente Ademys -uno de los que mantiene una dura lucha con el Gobierno por un reclamo salarial-,  provocó el primer roce con la policía cuando intentaron ocupar el puente en un intento de acceder al puente, que fue sofocado por los escudos policiales.
Vilma Ripoll, dirigente del MST, dijo a EL PAÍS que "el gobierno de Mauricio Macri, agrandado por la movilización del 1 de marzo [cuando miles de personas se movilizaron a Plaza de Mayo en su apoyo], cree que puede traer las fuerzas represivas a todos los cortes que deciden los sectores luchadores". "Vinimos a hacer efectivo un paro que convocó la CGT presionada por sus bases. Hicieron una huelga pasiva y dominguera para volver a negociar con el Gobierno la paz social. Es una vergüenza la actitud de la CGT y el gobierno no va a poder ocultar la bronca de la gente por los tarifados, el desempleo y la suspensión de las paritarias trayendo a la policía", argumentó la exdiputada.
En los días previos a la huelga, el tema en boca de todos en calles, fábricas y oficinas fue determinar quien se acoplaría a la huelga y quien no. La ministra de Seguridad, Patrica Bullrich, advirtió que el Gobierno garantizaría la libre circulación de personas. “Para nosotros hay un paro totalmente, en nuestra perspectiva, ilegítimo y sin sentido. Hay mucha gente que está planteando darle batalla a ese paro, una batalla de decir: 'a mí no me van a hacer parar a la fuerza’", dijo. Desde la cúpula de la CGT le respondieron desafiantes. “Acá no hay impedimentos para quien quiera ir a trabajar. Lo que va a haber es una paralización total de todas las actividades, por lo que va a haber una alta adhesión contra un malestar social que tratamos de poner en la agenda pública. No hay otra cosa más allá de eso”, afirmó Juan Carlos Schmid, integrante del triunvirato que dirige la central obrera.
Las huelgas generales en Argentina, un país que tiene una fuerte actividad sindical, son una herramienta común de presión política. Y sobran ejemplos de ello. Raúl Alfonsín (1983-1989) sufrió la primera a nueve meses de asumir y tuvo 13 a lo largo de su mandato; Carlos Menem (1989-1999) vio pararse el país a los tres años de colgarse la banda presidencial y luego soportó ocho en 10 años; Fernando De la Rúa gobernó sólo dos años (1999-2001) y tuvo su primera huelga general en contra al tercer mes de mandato, luego sufrió otras siete y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) vio a la CGT en la calle recién al quinto año de mandato -cuando ya había sido reelecta- y enfrentó cinco en total. Néstor Kirchner (2003-2007) fue el único presidente post dictadura que no sufrió ninguna huelga general durante su presidencia.




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