sábado, 26 de agosto de 2017

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“Nuestra democracia es la barbarie” | Internacional | EL PAÍS

YO ESTUVE ALLÍ... | DIEGO OSORNO, EXPERTO EN EL NARCO MEXICANO

“Nuestra democracia es la barbarie”

Este escritor e investigador asegura que en muchos lugares de su país "impera la ley de la selva"

Diego Osorno, especialista en Narco mexicano

Diego Osorno, especialista en Narco mexicano



El hijo de Martha González, un agente de policía de Veracruz (México), desapareció con cinco colegas en 2013. En marzo de este año, Colectivo Solecito, una asociación de familiares de desaparecidos, ayudó a dar con una fosa común en este Estado mexicano: allí había 250 cráneos, una reserva de muerte del narco; un cementerio de almas anónimas a las que hubo que ir poniendo, con tiempo y trabajo, una identidad. "Levamos casi diez años desenterrando fosas como esta. No sé cómo seguimos cavando y seguimos encontrando barbarie", dice el escritor mexicano e investigador de los carteles Diego Osorno.
De Veracruz fue gobernador Javier Duarte, un político huido de la justicia y encarcelado entre acusaciones de delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito. Se ha comprobado que las fuerzas de seguridad oficiales detenían a personas por diversas razones y luego estas desaparecían. Ahora se sabe, también, que algunas fueron asesinadas y enterradas en esta fosa clandestina. "Una investigación seria en Veracruz para deslindar la responsabilidad en estos crímenes no solo debería abarcar a Duarte, sino también a cuerpos militares como la Marina Armada, que ha registrado diversos casos de tortura y ejecuciones extrajudiciales", dice Osorno desde el desierto de Sonora, donde vive. Una investigación que habría de llevarse a cabo desde el exterior: "Aquí la serpiente nunca se va a morder la cola a sí misma".
"En pueblos y ciudades de Sinaloa y otros Estados, la gente admira más al Chapo Guzmán o a los capos locales que al presidente Peña Nieto. En esos lugares, ante la corrupción del Estado se ha consolidado una cultura nefasta que gira en torno al narco. Ahora que mataron a nuestro amigo, el gran periodista Javiez Valdez, otro amigo de Sinaloa me dijo encabronado por qué poca gente salía a la calle a protestar por el crimen: 'La gente quiere más a los narcos que a los periodistas'. Lo que muchos quieren en Sinaloa es dinero a como dé lugar. El dinero está en el centro de nuestra vida y dinero fácil es lo que significa un narcotraficante, sobre todo en un país donde la justicia está desbordada y la ley que impera en muchos sitios es la ley de la selva", explica Osorno, que destripó al narco en La guerra de los zetas (Debate, 2016) y publica ahora Un vaquero cruza la frontera de silencio (Mondadori).
En su libro sobre los zetas describe lugares no tan presentes en las noticias como el norte de Tamaulipas, Coahuila o Nuevo León, pueblos y ciudades fronterizas con Texas "en los que se ha borrado el humanismo y no existen bibliotecas, clubes de cine, escuelas de letras, talleres de pintura ni nada que contrarreste la barbarie. Es sobre todo en estos lugares donde pienso que no es que haya barbarie en nuestra democracia, sino que nuestra democracia es la barbarie".
Los 250 cráneos encontrados en Veracruz dan una cuenta ínfima de las estadísticas de muertos, desaparecidos y la terrible impunidad en México. "Los 250 cuerpos de Veracruz se sumaron a unas estadísticas que reflejan en una década casi 200.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidas y otras 35.000 desplazadas a la fuerza. México de ninguna forma es una dictadura pero en lo que va de siglo XXI ha registrado una cantidad superior de horror a la de cualquier dictadura latinoamericana del siglo pasado". Un lugar en el que el de contar cosas es un oficio arriesgado y heterodoxo. "Luego de estos diez años de experiencia, creo que quien cubre el narcotráfico en México tiene algo de corresponsal de guerra, detective privado y poeta".
El hallazgo de la fosa de Veracruz es un indicador de algo más poderoso que afecta a la intrincada relación entre el narco y la administración. "Fosas clandestinas como esa y otras que se han encontrado de manera reciente en diversos lugares del país, justo estaban funcionando en esos dos años de aparente calma y control. Hay que recordar que en México, el narcotráfico y ciertos sectores del Gobierno trabajan de la mano. Ahora podemos sospechar, y debemos investigar, si estas fosas clandestinas se hicieron para crear una paz ficticia. Una paz sepulcral".
Al saber de la identificación de su hijo, Martha González dijo al pie de la fosa a la cadena CNN: "Nos dan solo los huesos, pero al menos puedo tenerlos, puedo mantenerlo en algún lugar donde no se llueva, donde pueda poner una flor".

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