lunes, 11 de septiembre de 2017

LA TIERRA ENFERMA ▼ La bacteria que asesina olivos y almendros | Economía | EL PAÍS

La bacteria que asesina olivos y almendros | Economía | EL PAÍS

LA NUEVA PLAGA

La bacteria que asesina olivos y almendros

La ‘Xylella fastidiosa’, que ha arrasado un millón de olivos en Italia, se extiende por España. Viñedos, olivares y otros frutales están expuestos a esta enfermedad

Madrid / Valencia 
Una máquina excavadora arranca un ejemplar de almendro infectado por la bacteria Xylella en Alicante.

Una máquina excavadora arranca un ejemplar de almendro infectado por la bacteria Xylella en Alicante.





"Cada vez que piso una parcela de olivar, me fijo en el estado de las hojas por si existe alguna muestra que me lleve a pensar que se trata de la Xylella fastidiosa y que se me vaya todo el trabajo de muchos años", señala Agustín Rodríguez, un pequeño agricultor de la localidad jienense de Baeza. "Es difícil detectar los síntomas de la enfermedad. Por ello es importante comunicar cualquier sospecha a los servicios de sanidad vegetal de la Junta para analizar la situación y evitar que se propague".
Es lo mismo que se preguntan cada día agricultores de Baleares o Alicante tras los casos detectados en el últimos meses, pero también en el resto de zonas donde dominan las superficies de cultivos leñosos. Porque la Xylella fatidiosa, conocida vulgarmente como el "ébola del olivar", es en realidad una enfermedad provocada por una bacteria que impide el flujo de la savia y va secando la planta hasta causarle la muerte.
Esta bacteria puede afectar, no solo al olivar, sino también a otras 360 especies leñosas, entre ellas los viñedos, árboles frutales de pepita, de hueso, cítricos o de frutos secos, lo que supone en España un volumen de unos cinco millones de hectáreas.
Tanto en los medios agrarios como desde la propia Administración están de acuerdo en la necesidad de intensificar los controles, avanzar en tareas de prevención y mantenerse en estado de alerta para combatir esta plaga, que cuenta con unos protocolos marcados por las autoridades comunitarias. El sector agrario reconoce resignado que tendrá que convivir con la enfermedad mientras no haya instrumentos para erradicarla, al igual que ocurre en EE UU, donde California ha sufrido los estragos de la bacteria desde finales del siglo XIX. En un artículo de 2014, el investigador Kabir P. Tumber y otros colaboradores de la Universidad de California en Davis estimaron que el coste anual de la Xylella para la industria vinícola de este Estado ascendía a 86 millones de euros.
En Europa, la Xylella se detectó en 2013 en la región de Apulia en Italia. La enfermedad se extendió con rapidez y obligó a arrancar un millón de olivos en esa zona. A ello contribuyó la forma de cultivar los olivos en esa región, donde las hierbas que se dejan crecen en torno a los árboles sirven de refugio a los insectos. A partir de ese episodio, las autoridades comunitarias se pusieron en guardia. El brote de Italia se asocia a una planta ornamental de café importada de Costa Rica.
Estado en que queda una hoja de almendro con Xylella.
Estado en que queda una hoja de almendro con Xylella.
"La Xylella se ha asociado en algún caso a una situación preocupante que ha causado daños importantes, mientras que en otros no ha sido así", indica una portavoz del Ministerio de Agricultura, que ha activado un plan de vigilancia en todo el país.
Hace menos de un año, en noviembre de 2016 se detectó en Baleares el primer brote en España. A este han seguido otros más en olivos, almendros o viñedos, para saltar en los últimos meses a dos casos en parcelas de almendros en los términos de las localidades alicantinas de Guadalest y Benimantell, mientras se extiende el temor a que salte a olivares de Andalucía.
Frente a la Xylella no existen tratamientos zoo o fitosanitarios para su prevención ni para su erradicación. Las actuaciones para combatirla pasan por la prevención para evitar su entrada en territorio comunitario, aumentando los controles en frontera, inspecciones en viveros y con la destrucción de las plantas infectadas y las que están en el área de influencia del mosquito que transmite la bacteria. Bruselas puso en marcha en 2014, a raíz de los casos detectados en Italia, un plan de control y vigilancia en fronteras para evitar la entrada de plantas leñosas de frutas y ornamentales, especialmente procedentes de americanos.
En el caso de España, los planes de control en fronteras y vigilancia sobre el terreno se concretan en la celebración permanente de mesas nacionales de coordinación con las comunidades autónomas desde hace cuatro años. Se actúa sobre los viveros para evitar su propagación. Además de las inspecciones visuales sobre las superficies de riesgo, en los últimos cuatro años se han realizado unos 16.000 análisis, según el director general de Sanidad de Producción Agraria, Valentín Almansa. En medios agrarios, se estima que se debería actuar contra los diferentes insectos que transmiten la enfermedad, como se está haciendo en California.

Arrancar plantas

A falta de otras armas para la erradicación de esta bacteria, solamente se puede aplicar el protocolo acordado por Bruselas, que consiste en arrancar plantas en un radio de 100 metros desde la infectada, lo que supone una superficie ligeramente superior a las tres hectáreas. Además de ese radio de arranque y destrucción, se debe mantener controlada otra zona de seguridad de 10 kilómetros.
Desde la Administración se insiste en la importancia de una información permanente y fluida entre los agricultores y las autoridades para detectar cuanto antes los posibles brotes y evitar su propagación. La detección de esta bacteria no es fácil si se tiene en cuenta que las hojas y ramas secas pueden obedecer a otras causas. Además, existe el temor entre los agricultores a que la enfermedad pueda acabar con el arranque de explotaciones centenarias en el olivar o de plantaciones de frutas en plena producción, lo que podría retrasar la detección.
Valentín Almansa explica como se aplican las indemnizaciones tras el arranque. Según la normativa vigente, corresponde a las autoridades autonómicas hacer una evaluación de todos los daños causados por el arranque y gestionar las compensaciones, que se abonan en un 25% por cada comunidad, otro 25% por Agricultura y el 50% por Bruselas.

LA GUERRA QUE SE LIBRA EN EL LITORAL MEDITERRÁNEO

La Xylella fastidiosa fue detectada en Alicante a principios del verano. Se trató del primer caso hallado en la península ibérica después de que en 2016 se confirmase su presencia en Baleares. La noticia ha activado las alarmas por la capacidad potencialmente devastadora de la bacteria, y por el aumento de focos en Alicante, donde ya se han confirmado tres episodios, el último hace unos días.
Contra la Xylella no hay cura. Solo prevención y medidas de erradicación. En Alicante, la Generalitat Valenciana ha delimitado un área de 110.000 hectáreas en torno a los focos. Y miles de árboles serán destruidos de forma preventiva para intentar atajar de raíz su propagación.
La bacteria es capaz de infectar a 360 especies de plantas. Aunque en Alicante solo ha sido hallada en almendros, el Gobierno autonómico está calculando el impacto económico que tendría su extensión a otros cultivos —olivos, cerezos, viñas, cítricos— y a viveros. "Si saltase a todos sería una catástrofe", afirma Roger Llanes, director general de Agricultura.
"Es una bacteria muy propensa a la recombinación genética, lo que le facilita adaptarse a nuevas condiciones y especies vegetales", explica Ester Marco, investigadora del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) y responsable del Laboratorio Nacional de Referencia de Bacterias Fitopatógenas.

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