jueves, 23 de noviembre de 2017

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La policía inicia el desalojo del campo de refugiados australiano de la isla de Manus | Internacional | EL PAÍS

La policía inicia el desalojo del campo de refugiados australiano de la isla de Manus

Unos 400 migrantes resisten en el campamento de Papúa Nueva Guinea tras su clausura el pasado mes

Imagen facilitada por Refugee Action Coalition en la que se muestra a la policía entrando en el centro de migrantes de Manus.

Imagen facilitada por Refugee Action Coalition en la que se muestra a la policía entrando en el centro de migrantes de Manus. AP



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Las autoridades de Papúa Nueva Guinea han desalojado este jueves a la fuerza a unos 40 inmigrantes de los alrededor de 400 que aún viven en un centro clausurado para inmigrantes que gestionaba Australia en la isla Manus. Los refugiados y solicitantes de asilo se niegan a ser realojados en otros lugares de acogida ofrecidos por las autoridades en Lorengau, la ciudad principal de la isla papú, por temor a ser atacados. Australia está siendo muy criticada por organizaciones de defensa de los derechos humanos a causa de sus drásticas medidas para frenar la llegada de inmigrantes. Canberra envía a los migrantes que intentan llegar por mar a campos de retención situados en terceros países, como el de Manus. Sin embargo, el Gobierno australiano se vio obligado a cerrar el centro el 31 de octubre, después de que el Tribunal Supremo papú fallara en abril que era inconstitucional
A causa del cierre del campo de Manus, se instó a los 600 migrantes que lo ocupaban a trasladarse a otros tres centros de "transición", lo que aceptaron hacer unos 200 refugiados. Pero cientos de migrantes, que denunciaron el limbo en el que se hallan desde hace años, rechazaron trasladarse y optaron por desafiar a las autoridades locales atrincherándose en el campo. Al clausurarlo, Camberra cortó los suministros de agua y luz a los inmigrantes, que quedaron abandonados a su suerte. El alto tribunal papú desestimó una petición para que se restablecieran los servicios en Manus para mitigar lo que, según la ONU, se ha convertido en una crisis humanitaria por la situación de los inmigrantes y refugiados.
Tras 23 días atrincherados y sin suministro de alimentos ni agua ni atención sanitaria, la policía papú ha entrado en el centro y ha ordenado a sus ocupantes que subieran en unos autobuses que, en principio, debían llevarlos a otros centros. El ministro australiano de Inmigración, Peter Dutton, ha confirmado que se estaba llevando a cabo una operación en Manus. "Creo que es escandaloso que continúe habiendo gente allí", ha declarado. "Creen que pueden presionar al Gobierno australiano para que los deje venir a Australia. Pues no cederemos a las presiones", ha declarado ante los periodistas en Canberra el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull.
En el transcurso del desalojo, el refugiado y periodista kurdoiraní Behrouz Boochani, que está informando de la situación a través de su cuenta de Twitter, ha sido detenido, informa la cadena local SBS. "La policía, las fuerzas especiales, los escuadrones de la policía están ahí por centenas, se despliegan por todo el campo y en torno a la prisión", había tuiteado Boochani. "Nos atacan".
El mismo Boochani ha contado que ya ha sido liberado tras pasar dos horas retenido y que un responsable policial le dijo que estaba arrestado "por informar contra" la policía. Amnistía Internacional ha protestado por la detención, que considera una "aparente represalia por reportar sobre la situación de derechos humanos en el centro".
Otros 350 inmigrantes siguen en las instalaciones de Manus sin agua, comida, servicios básicos ni atención médica y, según denuncias de los refugiados, las autoridades han arrojado sus pertenencias a la basura y destruido las camas y lo poco que les quedaba.
"Las autoridades no pudieron desalojar a más o menos 350 hombres restantes que se sentaron en el suelo con las manos agarradas", informa la organización GetUp!, que divulga fotografías y vídeos desde el interior del centro. Según los refugiados, la Policía y los funcionarios de Inmigración de Papúa entraron en el centro con palos y cuchillos.
"Se prevé el riesgo de que se produzcan heridas serias si las autoridades usan la fuerza. El Gobierno está poniendo a los refugiados en riesgo", sostiene la Investigadora del Pacífico de Amnistía, Kate Shuetze, en un comunicado, en el que acusa a Australia de violar los derechos de los refugiados.
El centro de refugiados de Manus y otro en Nauru, en el Pacífico, abrieron después de que Australia reactivara en 2012 su controvertida política de tramitar solicitudes de asilo en terceros países. Incluso aunque la solicitud de los refugiados prospere, Canberra solo les ofrece la posibilidad de establecerse en otro país o volver a su país de origen. Muchos de los internos en Manus y Nauru han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo. El Gobierno asegura que sirve para luchar contra las bandas de traficantes y para disuadir a los migrantes de embarcarse en la peligrosa travesía hacia sus orillas.


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