domingo, 12 de noviembre de 2017

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La soledad de las mujeres que buscan a los desaparecidos en Colombia | Colombia | EL PAÍS

La soledad de las mujeres que buscan a los desaparecidos en Colombia

Los testimonios de madres, hijas y esposas en 128 casos aún sin resolver en la región de Magdalena Medio revelan la ineficiencia del Estado que terminó otorgando mayor poder a los victimarios

Imagen de la investigación 'Memoria de la infamia', del Centro de Memoria Histórica.

Imagen de la investigación 'Memoria de la infamia', del Centro de Memoria Histórica. 



Desaparecer a un hombre era tan fácil como tacharlo de guerrillero, drogadicto o gay, y si era mujer bastaba con decir que no había querido acostarse con algún comandante paramilitar o que era pareja de un líder de izquierda. La desaparición forzada en zonas como el Magdalena Medio, en el centro de Colombia, fue utilizada como un método efectivo para generar terror y paralizar a los ciudadanos. Fue el resultado de "la dificultad estatal para dar respuesta a las demandas de los pobladores y de frenar la violencia, que llegó a una degradación extrema a causa de la disputa entre los diferentes actores armados por el control del territorio y de su población", señala el informe Memoria de la infamia del Centro de Memoria Histórica.
El documento, presentado este jueves en Bogotá, recoge por primera vez testimonios de 128 familias de desaparecidos en esa región del país. Madres, hermanas, esposas, hijas. Mujeres que tuvieron que enfrentarse a la incertidumbre y a la pasividad de las autoridades. Hubo 60.630 víctimas de desaparición entre 1970 y 2015 en todo el país y hasta 2013 en solo diez municipios del Magdalena Medio se registraron 2.627 casos.
"Nosotras amarrábamos el cuerpo, lo jalábamos y lo llevábamos, como no podíamos sacar el muerto así del agua, entonces lo llevábamos a la Armada (autoridad naval). Nosotras los llevábamos a la orilla de la Armada y tenían que sacarlo", relata una de las mujeres que tuvo que meterse al agua a buscar desaparecidos. Los tiraban en fosas comunes, los descuartizaban o los arrojaban a los ríos, a los lagos, al mar.
"La desaparición se vuelve de una incertidumbre tan grande, que usted no tiene a qué agarrarse. Por eso se dice que es más afectivo, porque al muerto usted lo enterró, o usted lo recogió, o usted supo que se murió y usted lo enterró, pero el desaparecido es una incertidumbre que deja sin esperanzas, lo deja a usted sin fuerzas, lo deja a usted sin capacidad ¡Mata todo!", relata Yolanda Becerra, una líder de Barrancabermeja, uno de los municipios más golpeados por la violencia. "Fueron muchos años, sábados, domingos, 24 de diciembre, 31 de diciembre". No importaba la fecha ellas seguían buscándolos y sacando los cadáveres de los desaparecidos que ninguna autoridad buscó.
Liz Arévalo, relatora del informe del Centro de Memoria Histórica, habla de lo revelador de escuchar esas voces que permanecieron tantos años en silencio. "Llama la atención que los familiares que entrevistamos en su mayoría son mujeres, ellas se tuvieron que encargar de poner las denuncias, de la búsqueda, de llevar a la familia en sus hombros. Las mamás murieron en vida". Arévalo cuenta que en las narraciones de las madres de esos desaparecidos siempre aparecía una palabra que evocaba a la muerte. "Eso me mató", "se me acabó la vida". Según la investigadora, estas mujeres tuvieron que enfrentar el dolor, se quedaron solas, sin atención estatal, sin protección, sin justicia, sin reparación, en pobreza. Si no fuera por las organizaciones de derechos humanos y los colectivos que las acompañaron, su abandono habría sido total.
"Genera un terror terrible, el muerto genera rabia, hay unas reacciones de rabia, pero la desaparición genera un terror colectivo, un impacto colectivo, eso por algo es un hecho de lesa humanidad, no es solo la familia ni de una organización", se lee en uno de los testimonios. En ninguno de los 128 casos que investigaron ha habido justicia. El 86,6% de las víctimas son hombres, el 9,3%, mujeres y en el resto no hubo información. "El número de personas desaparecidas en Colombia es superior al conjunto de las desaparecidas en las dictaduras del Cono Sur, pero no ha generado en la sociedad los niveles de concienciación y rechazo que existen en Argentina o en Chile", dice el informe. La impunidad y la falta de solidaridad han hecho que incluso hoy continúen desapareciendo forzadamente personas en el país. "Las autoridades municipales y estatales no han logrado derrotar este flagelo que es una limitante para la construcción de ciudadanía", señala el Centro de Memoria Histórica.
El jueves 12 de octubre, a orillas del río Magdalena aparecieron los cuerpos baleados de dos pescadores. Tenían 21 y 24 años y se les había perdido el rastro desde que hombres encapuchados y armados se los llevaron en contra de su voluntad. Las mamás en Colombia siguen muriendo en vida. Hay 84.642 personas desaparecidas en todo el país.

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