martes, 19 de diciembre de 2017

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“La política de refugiados de Merkel fue clave en el ascenso de AfD” | Internacional | EL PAÍS

“La política de refugiados de Merkel fue clave en el ascenso de AfD”

Christian Lindner acusa a Merkel de inmovilismo y presume de europeísmo, pero recela de reformas que incluyan compartir riesgos financieros en la Unión



Christian Lindner, líder del partido liberal alemán, durante una entrevista en su nuevo despacho en el Parlamento.

Christian Lindner, líder del partido liberal alemán, durante una entrevista en su nuevo despacho en el Parlamento. 



Christian Lindner es el representante más destacado de la nueva generación de políticos alemanes: hombres, jóvenes, con talento y sed de poder. Lindner (Wuppertal, 1979) ha resucitado al partido liberal (FDP) en las pasadas elecciones de septiembre con un estilo muy personalista y lo ha catapultado de nuevo hasta el Parlamento. Pero Lindner es a la vez para muchos alemanes el culpable del terremoto político que desde hace un mes sacude los cimientos de la hasta ahora tradicional estabilidad alemana y que mantiene a la primera economía europea huérfana de Gobierno. Una madrugada de domingo, Linder abandonó la mesa de negociación que debía alumbrar un Ejecutivo tripartito —conservadores, liberales y verdes liderado por Angela Merkel. Con su espantada, el líder liberal dinamitó la opción más viable para formar Gobierno en Berlín, desatando una crisis política sin precedentes en la historia de la Alemania moderna. En una entrevista concedida a EL PAIS junto a La Repubblica y Le Figaro, Lindner defiende su decisión, acusa a Merkel de inmovilismo y presume de europeísmo, a pesar de descartar reformas que pasen por socializar riesgos financieros entre los socios de la Unión.
Pregunta. En Alemania se le considera el culpable del fracaso de las negociaciones de Gobierno. ¿Antepuso los intereses de su partido a los del país?
Respuesta. Alemania necesita un Gobierno estable con una idea común de cómo renovar el país. Un Gobierno Jamaica [conservadores, liberales y verdes] no habría sido estable ni innovador y por eso fue necesario poner fin a esas negociaciones.
P. ¿Por qué inició entonces las conversaciones en primer lugar?
R. Durante el tiempo que duraron las conversaciones yo siempre estimé que la posibilidad de que llegaran a buen puerto era solo de un 50%. Que no tuvieran éxito no puede ser una sorpresa. Los programas electorales eran contradictorios. Mi partido quiere trasladar la confianza a los ciudadanos, liberarles de la burocracia y de carga impositiva. Los Verdes, en cambio, aspiran a dirigir la economía y a educar a la gente. Y la CDU después de 12 años de Gobierno Merkel quiere simplemente seguir gobernando. Esos intereses son incompatibles.
P. ¿Cuál es su balance de 12 años de Merkel?
R. Es verdad que Merkel ha hecho una contribución importante al mantener Europa unida durante la crisis financiera, pero no ha hecho reformas. Se ha aprovechado de las reformas que hacen otros. Su política migratoria ha contribuido a un distanciamiento entre los socios europeos. El país que había insistido tanto en que se cumplan las reglas y los procedimientos financieros es el país al que de repente no le importaron los procedimientos en la crisis de los refugiados.
P. ¿Cree que Merkel será capaz de poner en pie un nuevo Gobierno?
R. Eso está abierto. Los socialdemócratas (SPD) exigen un precio muy alto para entrar en un Gobierno con Merkel. Creo que sería posible también un Gobierno de minoría formado por ministros de la CDU/CSU. Para nuestro país podría suponer una revitalización del parlamentarismo después de años de debilitamiento. En el Bundestag, examinaríamos cuidadosamente las propuestas de un gobierno minoritario y no haríamos una posición fundamental.
P. ¿Cuánto podría durar un Gobierno de minoría?
R. No tenemos experiencia. Lo cierto es que se ha producido una disrupción del sistema político en Alemania; por primera vez ha fallado un intento serio de formar un Gobierno y por primera vez Merkel ha fracasado a la hora de liderar la formación de un Gobierno. Pero Alemania no está en crisis. Alemania sigue siendo una fuerza estable en Europa. Nadie en Europa debe temer que Alemania pierda su papel de promotora del proyecto europeo.
P. ¿La extrema derecha ha llegado para quedarse?
R. Me temo que sí. Una vez que tienes moho en la casa, no se puede sacar tan rápido. AfD no debe ser el tercer partido más grande en el largo plazo. Es nuestro deber reducirles, pero sin asumir sus consignas y posiciones. Es un partido que no representa los valores civiles básicos. Es un partido autoritario que quiere empequeñecer al individuo. Estoy convencido de que la gran mayoría de los alemanes está interesada en el cosmopolitismo y el liberalismo.
P. ¿Es Merkel la culpable del crecimiento de AfD?
La política de puertas abiertas para los refugiados de Merkel ha sido un factor clave del ascenso del populismo de derechas
R. La política de puertas abiertas para los refugiados de Merkel ha sido un factor clave del ascenso del populismo de derechas en Alemania. AfD es un desafío para todos y lo que hay que hacer es resolver los problemas que han conducido a su crecimiento. Necesitamos una ley de inmigración. El fenómeno debe tomarse en serio, pero los que votan a AfD no son necesariamente todos racistas o extremistas de derecha. Hay muchos decepcionados de los partidos establecidos y son recuperables. En comparación con otros países de Europa, la proporción de populistas de derecha es todavía manejable.
P. ¿Qué políticas pueden reducir a la extrema derecha?
R. Presentaremos nuestras propias ideas, por ejemplo en política europea. La izquierda moderada —SPD y Verdes— confía en más transferencias financieras y políticas. Al otro lado del espectro, AfD, al estilo de Le Pen, quiere dinamitar la UE y el euro. No se han dado cuenta de que ya no hay ningún problema relevante que pueda resolverse sin o en contra de Europa. Y nosotros, como partido de centro, estamos a favor de una Europa fuerte. Muchas de las propuestas de Emmanuel Macron de una mayor cooperación, creo que tienen sentido, incluyendo una mayor cooperación en seguridad y más inversión conjunta en proyectos del sector privado. Pero al mismo tiempo hay que aceptar las peculiaridades regionales y la responsabilidad fiscal de cada miembro en lugar de ofrecer incentivos falsos. Y en ese punto, Alemania se encuentra huérfana políticamente con una CDU socialdemócrata.
Las ayudas financieras dentro de Europa deberían seguir limitadas a las crisis y estar vinculadas a las reformas y a devoluciones claramente establecidas
P. Recela de la reforma de la zona euro que prometen Merkel y Macron.
R. No hay nada malo con un fondo de inversión si es compatible con proyectos del sector privado. Pero muchas propuestas implican la creación de nuevos presupuestos para financiar gastos de los Estados miembros. Y rechazamos ese tipo de transferencias porque solo sirven para ocultar los problemas. Las ayudas financieras dentro de Europa deberían seguir limitadas a las crisis y estar vinculadas a las reformas y a devoluciones claramente establecidas. El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) ha adquirido una competencia macroeconómica que debería ser más utilizada. Podría ser útil para supervisar los presupuestos de los Estados del euro. El MEDE sería más independiente que la Comisión Europea en esta tarea. Para nosotros, está claro sin embargo que utilizar el MEDE para medidas de prevención de crisis no es una opción, porque supondría conceder créditos preventivos sin condiciones claras ni medidas recíprocas. Significaría una mutualización de finanzas y riesgos en Europa.
P. ¿Por qué el alemán medio está tan en contra de la mutualización de la deuda?
R. Creo que debe existir un marco fiscal claro que aliente cada Estado miembro a desarrollar su propia fortaleza económica y hacer que su propio presupuesto sea sostenible. Alemania es fuerte solo cuando Europa es fuerte. Queremos como Macron invertir en tecnologías disruptivas. Hay una necesidad de mejorar la propia economía y las condiciones de inversión a través de buenas políticas, pero no nos parece correcto hacerlo por la vía de repartir los riesgos en Europa. Eso pondría en peligro el proyecto europeo.
P. La austeridad que debilita a AfD en Alemania, ¿alimenta los populismos en otros países de Europa?
R. Alemania no debe ser el predicador de las renuncias de los otros. Alemania ha pasado de ser el enfermo de Europa a convertirse en un ancla de estabilidad. Alemania debe actuar más bien como un motivador que deje claro con su propio ejemplo que uno es capaz de liberarse de sus propias debilidades. No puedes alimentar la ilusión de que se puede vivir a costa de otros.
P. ¿Plantea el sur de Europa riesgos financieros para la UE?
R. En Italia, veo un potencial de cambio increíble en términos económicos, pero durante años se ha descuidado la reducción de la burocratización del país, la mejora de la administración pública y el aumento del espacio para el desarrollo privado. Pero es posible si se hace una buena política, como han hecho otros países como los bálticos. Pienso también que Irlanda y los éxitos de Portugal y de España merecen respeto. Todos estos países no son un peligro para Alemania y Europa, sino una oportunidad para la acción conjunta.
P. ¿Qué papel debe jugar Alemania en Europa? Se le acusa de dominar el continente, pero cuando se inhibe, se le pide que actúe.
R. Estoy en contra de una germanización de Europa. Alemania debe marcar el ritmo, pero siempre debe contar con nuestros socios y amigos, también los más pequeños, y no solo buscar contacto con los grandes. No considero un modelo ideal una dirección de unas pocas naciones importantes bajo el liderazgo de Alemania. Nadie debe imponer su liderazgo exclusivo a expensas de los demás. Como ejemplo, diré que la política de refugiados de Merkel fue interpretada en muchos países socios como acto unilateral y dio la impresión de que las consideraciones morales de Alemania respecto a su disposición a absorber un número ilimitado de refugiados tenían que ser asumidas por otros países.
P. ¿Debe asumir Macron el liderazgo europeo?
R. Macron es un generador de impulsos e ideas y eso es bueno para una Europa que no debe perder una oportunidad histórica. 

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