martes, 24 de abril de 2018

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Ortega reprime el bastión de la resistencia estudiantil en Nicaragua | Internacional | EL PAÍS

Ortega reprime el bastión de la resistencia estudiantil en Nicaragua

Horas después de derogar las reformas a la Seguridad Social, el presidente ordenó el asalto a la sede de la resistencia de los estudiantes. Las cúpulas empresariales mantienen la marcha nacional de este lunes

Los propietarios de comercios protegen sus negocios en Managua.
Los propietarios de comercios protegen sus negocios en Managua.  AFP
La tensión continuó en Nicaragua la noche del domingo, horas después de que el presidente Daniel Ortega diera marcha atrás en las controvertidas reformas a la Seguridad Social que desataron protestas inéditas en todo el país. Las barricadas se mantuvieron en varios sitios de la capital, mientras que estudiantes de la Universidad Politécnica, Upoli, denunciaron que fuerzas antidisturbios los atacaron por la noche, cuando mantenían una vigilia en honor a sus compañeros muertos tras cinco días de manifestaciones y represión oficial. Mientras tanto, las cámaras empresariales de Nicaragua informaron de que mantenían en pie la marcha nacional convocada para la tarde del lunes en Managua.
Los vídeos que compartieron en redes sociales los jóvenes de la Upoli –bastión de la resistencia estudiantil contra Ortega– mostraban imágenes dramáticas, con el sonido de disparos y los gritos de desesperación de los estudiantes que pedían ayuda para trasladar a los heridos. Los estudiantes denuncian por lo menos media docena de heridos y se habla de un muerto que no ha sido confirmado.
El anuncio del presidente Ortega parece no haber calado en la indignación de la población. Este domingo por la noche centenares de nicaragüenses se reunieron en la neurálgica Carretera a Masaya, sede de importantes empresas nacionales y extranjeras, para demandar un cese a la represión y la salida del presidente Daniel Ortega. "No eran delincuentes, eran estudiantes", gritaban los manifestantes como respuesta al discurso del presidente, que tildó de "pandilleros armados" a los manifestantes y dijo que "se matan entre ellos mismos". La manifestación fue conmovedora, con los participantes sentados en la calle en honor a los caídos en las marchas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) modificó la lista de víctimas mortales y confirmó la cifra de 25 muertos, aunque este dato puede aumentar dada la cantidad de detenidos o considerados desaparecidos. Entre ellos está Ángel Eduardo Gahona, periodista del Caribe, que murió de un disparo en la cabeza mientras cubría las manifestaciones. Gonzalo Carrión, director jurídico del Cenidh, aseguró que estaban tratando de verificar los nombres de las personas detenidas. También denunció que hasta el centro llegaban padres desesperados por conocer el paradero de sus hijos. "El trato que les dan las autoridades es inhumano y criminal", dijo Carrión a EL PAÍS.
Las cámaras empresariales emitieron el domingo un comunicado en el que reconocían y "valoraban" la lucha cívica y pacífica "encabezada por nuestros jóvenes", honraban "el sacrificio en vidas, convicción y valor de nuestra juventud" e invitaban a los nicaragüenses, y no solo trabajadores, a participar en la marcha nacional convocada para el lunes. Las cámaras dijeron que estaban dispuestas a un diálogo, pero pedían como garante a la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Las manifestaciones comenzaron el miércoles pasado, después de que el presidente Ortega impusiera una reforma a la Seguridad Social que incluía una reducción del 5% de las pensiones y aumentos a las cuotas que entregan la patronal y los trabajadores. Las cámaras empresariales rechazaron las reformas y, por primera vez, en 11 años se distanciaron de la relación de "consenso" que mantenían con Ortega.

UN BASTIÓN DE RESISTENCIA

EL PAÍS pudo visitar la mañana del domingo el campus de la Upoli, donde unos 150 estudiantes se mantienen atrincherados en su protesta contra el presidente Daniel Ortega. Dentro del recinto –cuya entrada es restringida–, había una gran agitación con estudiantes reuniendo la ayuda en medicinas, alimentos y agua que la población de forma solidaria les había enviado. Denunciaron a este diario el acoso de las huestes sandinistas. Uno de los médicos voluntarios que trabajaba en el centro de atención improvisado en unas aulas del campus dijo que había atendido a decenas de heridos y dos muertos. Culpó al Gobierno de Ortega de la represión contra la población. "Estamos intentando salvar vidas. El sábado atendimos 38 heridos. Todos los heridos que tuvimos eran por armas de fuego. Todas las heridas eran del abdomen a la cabeza, porque están apuntando a matar", afirmó el médico. "Reprocho la falta de sentimiento humano para darle paso al odio y soberbia de parte del poder. Tienen licencia para matar", dijo.

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